Las cuentas hídricas de los ríos Santa Bárbara (Azuay) y Burgay (Cañar) tienen sus inventarios. Los estudios determinaron los altos niveles de contaminación y advierten conflictos posteriores por la demanda del líquido vital en cantones como Azogues.
El inventario de la primera zona abarcó ocho microcuencas (ríos San José, Gualaceo, San Francisco, Zhio, Santa Bárbara, Boladel y Pamar) ubicadas en los cantones Gualaceo, Chordeleg y Sígsig.
En los 944 kilómetros cuadrados de extensión hay 556 concesiones de agua que benefician a 75 682 personas; 319 son de uso doméstico, 182 para riego y 55 que están inactivas.
En la evaluación técnica realizada por Proagua, entidad que realizó el inventario, se determinó que las infraestructuras de los sistemas de agua no fueron creadas según la planificación ni se consideraron las necesidades.
El 60% de los sistemas de agua, manifiesta Marcelo Jaramillo, actual director del Consejo de Gestión de Aguas de la Cuenca del Paute (CG-Paute), se exceden de su actual capacidad y deberían dejar un margern para su almacenamiento para prever, de este modo, cualquier emergencia.
Eso genera inequidad en el reparto del agua, lo cual causa pugnas. El inventario reveló, además, que el 60% de los sistemas de agua entubada no tiene tratamiento y los daños más frecuente son las perforaciones y obstrucciones de las tuberías, que causan filtraciones. El líquido para el sistema de consumo humano es tomado de vertientes y se presenta turbio. Las captaciones no están protegidas y el agua no recibe tratamiento, por lo que es de mala calidad, dice el comunero Jacinto Piedra y lo corrobora el informe.
En la cuenca del Santa Bárbara, el tratamiento bactereológico se realiza a través cloración solo en el 30% de los sistemas analizados. Por eso, el estándar microbiológico (coliformes totales y fecales) excede la norma internacional.
Los problemas son similares en la cuenca del Burgay, que abarca los cantones de Azogues, Biblián y Déleg en una extensión de 447 kilómetros cuadrados. Allí están los ríos Biblián, Chanín, Jacarín, Cañar, Chanlud, Patococha...
Para Martha Castro, coordinadora del proyecto del Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador de la Universidad del Azuay, hay varios problemas: la poca cantidad de líquido y la alta contaminación de los ríos generada por las descargas de aguas servidas sin tratamiento.
También el uso de pesticidas para la agricultura y desechos sólidos. Castro, quien fue parte del grupo que elaboró el inventario, dice que según el actual panorama, cantones como Azogues sufrirán de escasez en el futuro.
Argumenta que si bien Biblián y Déleg registran altos niveles de migración, en el caso de Azogues habrá más concentración poblacional en el 2030. Por ello se demandará más líquido.
Para Castro, el estudio quedó incompleto porque en varias parroquias, como Luis Cordero, la gente no permitió el acceso de los técnicos. El comunero Luis Saca lo confirmó. Dice que perdieron la confianza en las autoridades.
No obstante, Jaramillo señala que los actuales inventarios sirven para desarrollar un trabajo planificado entre los organismos que trabajan en el tema como CG-Paute, Etapa, Hidropaute, universidades, Inamhi y el Centro de Reconversión de Azuay..
Más estudios se alistan
El inventario de la cuenca del Santa Bárbara lo realizó Proagua, de Quito. Mientras que en el río Burgay lo hizo la Universidad del Azuay. En ambos se invirtieron unos USD 300 000. El estudio reveló que el 82% de los sistemas tiene conflictos internos.
El CG-Paute firmó otro convenio con la misma universidad para el inventario hídrico en las cuencas del Paute, Collay y Cuenca. La inversión es de USD 97 814 y el área de estudio es de 810 kilómetros cuadrados.
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