En la edición impresa del Financial Times del 31 de octubre de 2008, Eletrobrás publicó un aviso de unos 20 x 40 centímetros (casi tan grande como una página de ABC, aproximadamente un cuarto de página del FT, que tiene formato “sábana”), titulado “Energía brasileña, ahora en Nueva York”, en el que anuncia su ingreso al mercado bursátil de Wall Street e incluye una amplia fotografía de Itaipú, sin mencionar al Paraguay como copropietario de la usina.
En el vértice inferior izquierdo de la foto se lee la inscripción “Planta de energía eléctrica de Itaipú, la más grande del mundo en generación”. Ni allí ni en ningún otro sitio se aclara que la propiedad de la hidroeléctrica es compartida en un 50 por ciento con el Paraguay.
La omisión es evidentemente deliberada. En primer lugar, porque no se trata de un aviso cualquiera, en cualquier lugar, en cualquier fecha. Es una presentación ante la comunidad global de negocios, en la que el FT ejerce amplia influencia, el mismo día en que Eletrobrás (Centrais Elétricas Brasileiras) es admitida en los listados de la New York Stock Exchange Euronext, una de las principales bolsas de valores del mundo.
Por lo tanto, es categórico que el anuncio pasó por varias revisiones, fue minuciosamente editado y finalmente examinado con sumo cuidado y aprobado por los máximos ejecutivos de la compañía.
En segundo lugar, porque la obvia intención del mismo es impresionar a potenciales inversionistas con el principal activo de la empresa eléctrica, que es precisamente Itaipú, responsable de al menos el 20 por ciento de su capacidad instalada de generación, eso sin considerar la parte paraguaya.
De ahí que el haber ocultado que se trata de una entidad binacional denota un propósito. De ninguna manera puede ser un simple hecho pasado por alto.
El problema de fondo aquí tiene que ver con que Eletrobrás sustenta parte considerable de su rentabilidad en la reventa de la energía eléctrica de Itaipú que corresponde al Paraguay, algo que, por obvias razones, no puede decirles abiertamente a los inversionistas.
Eletrobrás le compra a Itaipú todo el excedente de Paraguay (unos 37,5 millones de MW/h por año) a precio de costo y lo coloca en las subastas mayoristas del Brasil a precio de mercado, lo que le asegura enormes márgenes para beneficio de sus accionistas, públicos y privados. Recordemos que Eletrobrás es una empresa mixta, donde el 54 por ciento del paquete accionario es del gobierno y el 46 por ciento restante está en manos privadas.
Si se le quitara esa posibilidad, probablemente el precio de sus acciones caería dramáticamente. De hecho, probablemente esta sea una de las razones importantes por las cuales el Brasil se niega a renegociar el Tratado de Itaipú.
Alguien nos dijo que, en vez de criticar a Eletrobrás, el Paraguay debería intentar hacer lo mismo y salir a los mercados internacionales a buscar capital externo con una estrategia similar.
En realidad, no hay nada de criticable en el hecho de que Eletrobrás cotice en Wall Street, todo lo contrario. De hecho, si el Paraguay pudiera disponer de su excedente, como sería de estricta justicia y equidad, la ANDE también podría cotizar sus acciones en las bolsas del mundo, seguramente con mucho éxito.
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