Cuando las tormentas de verano desmadren los ríos, el agua ya no entrará en sus casas; pasará debajo salpicando las paredes premoldeadas de hormigón de los módulos hídricos que les construyó el Gobierno. Unas 400 unidades fueron levantadas al lado de cada casa o rancho en las poblaciones ribereñas de Río Chico, Simoca y Leales, donde todos los años las inundaciones causan estragos.
“Estas casas no son la solución que esperábamos, pero por lo menos en el verano nos vamos a sentir más seguros. Aquí nos inundamos desde hace décadas. Siempre pensamos irnos con mi familia, pero no podemos. Nos mantiene la esperanza de que alguna vez la Provincia haga trabajos que dominen los ríos”, le dijo a LA GACETA Silvia Monroy, de Los Agudo.
Sus vecinos tenían la misma ilusión cuando las autoridades anunciaron en febrero, después de las inundaciones que afectaron a unas 20.000 personas en el sur de la provincia, que iban a darles una solución. Según contaron, se pasaron el invierno esperando el despliegue de máquinas y obreros que fueran a dragar y a reencauzar los ríos. Por eso se sorprendieron cuando vieron llegar los camiones con las estructuras premoldeadas de los habitáculos, colocados sobre pilotes de hormigón de casi un metro de altura. Esta fue la respuesta oficial a los reclamos de los pobladores que son víctimas cada año de los desbordes que provocan las tormentas estivales.
“Como isleños”
Los módulos hídricos, unos 400 en total, se armaron en Río Colorado, zona que inunda el río del mismo nombre; en Villa Chicligasta, que padece las correntadas del Gastona; y en Los Agudo, Los Arrieta, El Tambo, La Junta y Niogasta, que sufren los desbordes de los ríos Chico y Medina, y del arroyo Barrientos.
En esos poblados, el paisaje cambia a medida que las viviendas se van terminando, con el toque final de la pintura amarilla, y se asemeja al del Litoral. “Vamos a vivir como isleños. Pero eso somos todos los veranos”, añadió Silvia, madre de dos niños. “La corriente del Medina se viene hacia nosotros porque no tiene defensas; necesita ser reencauzado. Cuando se inunda la ruta 331, quedamos aislados durante semanas. A veces, el agua nos llega hasta la cintura”, describió José Lezcano, de El Pacará.
“Es de esperar que cuando desborde el Gastona, el agua no supere el metro de altura, porque de lo contrario vamos a seguir perdiendo cosas. Lo que se gastó no va a remediar nada. No entiendo por qué no arreglan el río”, planteó Luis Díaz, de Villa Chicligasta. “Nosotros vamos a estar a salvo ahora. Pero el drama va a seguir con las cabras, los chanchos y las gallinas. ¿Dónde los vamos a poner para que no se los lleve el agua?”, se preguntaron varios vecinos de Niogasta.
Esta es la duda que persiste, ya que estos módulos consisten en un ambiente de 20 metros cuadrados, con una puerta y una ventana cada uno, y una escalara de hormigón. Los pisos fueron recubiertos con cerámicos y los techos son de chapa o de losa. Algunos cuentan con baño.
Mejor que el rancho
“No fueron pensados para reemplazar las viviendas sino para dar una solución en el mismo hábitat donde vive la gente y al que está arraigada; no quiere irse”, explicó Martín Zamora, director del Area Técnica del Instituto Provincial de la Vivienda.
Sin embargo, a algunos pobladores les resolvió la falta de vivienda. “Mi casita estaba a punto de venirse abajo de tanto golpe de la correntada. No iba a aguantar otra creciente. Así que me alegré mucho cuando me levantaron esta premoldeada, que es cómoda. Ya que no solucionan el problema del río, en buena hora que nos den este techo”, opinó Miguel Angel Lezcano.
Muchos hicieron lo mismo que Lezcano, pero la mayoría de los vecinos dijeron que seguirán viviendo en sus casas. En el módulo hídrico instalaron los electrodomésticos y los muebles que consideran más valiosos para resguardarlos de las inundaciones. Allí subirán ellos también cuando las tormentas preanuncien que los ríos se saldrán del cauce y el agua avanzará amenazante entre los pilotes del refugio.
Cuestan entre $ 22.800 y $ 26.200
Los módulos hídricos se construyeron con fondos aportados por la Nación, en el marco del Programa de Emergencia Habitacional. Los módulos con núcleo húmedo (con baño) costaron $ 26. 200 a precios de marzo de 2007, según informó el director del Area Técnica del Instituto Provincial de la Vivienda, Marín Zamora. Los módulos con núcleo seco, es decir, sin baño, fueron valuados en $ 22.800. Fuentes cercanas a las comunas rurales de la zona dijeron que la inversión total alcanzó los $ 20 millones. Casas sobre pilotes para afrontar las inundaciones
Casas sobre pilotes para afrontar las inundaciones
Se trata de refugios elevados un metro sobre el suelo construidos en las zonas ribereñas del sur de la provincia. Son de hormigón y tienen un ambiente de 20 m2.
Las poblaciones más castigadas por las recurrentes inundaciones del verano, en el sur de la provincia, recibieron del Gobierno una respuesta muy diferente de la que esperaban. Los vecinos de Simoca, Río Chico y Leales, entre otros, aspiraban a que los ríos Colorado, Gastona, Medina y Chico fueran reencauzados o que se les pusieran defensas, a fin de evitar los desbordes que anegan las viviendas. Pero, mediante el Programa Nacional de Emergencia Habitacional se levantaron, al lado de las casas de la gente, unos 400 módulos premoldeados de hormigón, colocados sobre pilotes del mismo material, de un metro de altura, que servirán de refugio para los pobladores. Son unidades de un solo ambiente, de 20 m2; los pisos están revestidos con cerámicos; los techos son de chapas o de losa, y algunos tienen baño. Costaron entre $ 22.800 y $ 26.200 cada uno.
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