Los sufrimientos del Paraguay para conseguir una "renegociación" del Tratado de Itaipú son vanos e inútiles. Brasil, como cualquier otra potencia del mundo, no tiene amigos permanentes sino intereses permanentes. No hará nada que le perjudique, y una "renegociación" es altamente lesiva para los intereses brasileños.
No obstante, el tratado así como está tiene un talón de Aquiles: nos permite consumir toda la energía a nosotros, sin venderle nada al Brasil. Y ahí está nuestra fuerza, sin mendigarle "renegociación" alguna al Brasil.
Claro que nos quedaremos sin las regalías y pagos que nos hace Brasil. Pero podemos recompensar eso con la venta a buen precio de nuestra energía a alguna fábrica de aluminio que quiera instalarse aquí, a alguna siderurgia, etc.
Es necesario, también, que la Ande baje sus precios a la mitad, para estimular el consumo interno: cocinas que anden con electricidad en vez de gas; uso intensivo de acondicionadores de aire, y hasta la utilización masiva de trolebuses en lugar de la flota de vehículos obsoletos que tenemos, con el ahorro para el país de otras fuentes de energía caras, importadas...
El tratado obliga a las altas partes contratantes a venderle electricidad al costo a la otra parte, figura de la que se prende el Brasil para pagarle unas migajas al Paraguay. Es el tratado. Dice al costo. Pues bien, nosotros nos reservamos toda la energía que nos pertenece para uso interno. Lo que también dice el tratado. Uso interno.
¡Veremos si el Brasil no afloja!
El 25 por ciento de la energía que consume el gigante sudamericano proviene de la represa de Itaipú. Por lo menos un diez por ciento de toda la energía brasileña se la compra al Paraguay, ¡y diez por ciento es mucho, muchísimo, para que Brasil logre ahorrar sin que colapse su industria manufacturera!
Paraguay solo necesita valor para decirle a Brasil hasta aquí fuimos. No iremos más, a menos que consigamos un pago justo por nuestra energía...
|
|
|