La desaparición de las típicas yuscas que chicos y grandes pescaban hasta no hace mucho en el río Arenales, es la triste confirmación de una realidad acuciante que surca a la ciudad de Salta y desemboca con su caudal de muerte en el dique Cabra Corral, principal centro turístico del Valle de Lerma. La contaminación que arrastran las aguas servidas que circulan por los canales de la capital salteña y desembocan en el río, podría ser mitigada a través de obras de infraestructura que se detallan en un proyecto de ordenanza de cuya elaboración participaron científicos de la Universidad Nacional de Salta (UNSA).
Una de las estudiosas de la problemática del río Arenales y titular de la Cátedra de Química Biológica, Haydée Musso, explicó a El Tribuno que "para sanear el afluente y evitar que la contaminación siga causando estragos en la flora y fauna del dique, se deben realizar obras de infraestructura al final de cada uno de los canales".
Basándose en los estudios efectuados por Musso, el proyecto establece que se debe "limpiar los canales, enrejar sus desembocaduras, para que los residuos sólidos no lleguen al río, y construir piletones donde se produzca la degradación microbiológica del agua, gracias a la acción de bacterias habituales. La idea es que recién cuando los análisis determinen que el agua está en condiciones, se permita su ingreso al río", agregó la científica.
El proyecto también puntualiza la necesidad de instrumentar políticas educativas tendientes a modificar conductas negligentes en la población, como es la de arrojar basura en sitios inadecuados. "La escuela primaria tiene la manija", opinó Musso a la hora de hablar de la gran influencia que la institución ejerce en el logro de cambios culturales en la sociedad.
De concretarse esta iniciativa, podrá evitarse que el río Arenales, que corta la ciudad en sentido oeste-este, choca contra las sierras del río Mojotoro y después desemboca en el dique Cabra Corral, continúe agravando los problemas ambientales de la zona, por la falta de oxígeno en sus aguas.
Los canales
Las ciénagas y pantanos que en épocas de la conquista española protegieron a los primeros habitantes de la ciudad del ataque de los pobladores originarios, son la realidad geográfica donde se asienta Salta. Los múltiples canales que hoy recorren su interior regularizaron el desagüe de aguas hacia el río, aunque su estado de limpieza es deplorable.
Uno de ellos es el que nace en Tres Cerritos y corre por la avenida Isabel La Católica y luego por Virrey Toledo hasta su desembocadura al sur de la ciudad. El canal de Tinkunaku proviene de la zona de Villa Mitre y barrio Autódromo, luego circula por Villa Juanita y barrio 20 Junio. Un tercer curso de agua tiene su inicio en la zona del barrio La Loma y recorre los barrios Luján, San Cayetano, Villa Asunción y Los Sauces, hasta llegar al río Arenales. También está el canal que comienza en Villa Chartas y Villa Cristina, se empalma con el canal de la calle Esteco y circula por Villa San Antonio hasta su desembocadura.
Toma de agua en el Encón
Otra de las situaciones que complican la realidad del río Arenales es que no recibe el agua de su afluente natural, el río El Potrero, proveniente del norte provincial. Una toma de agua ubicada en la zona de El Encón, antes del aserradero, agrava las condiciones de contaminación. "A la altura de la circunvalación oeste, no corre ni una gota de agua", sostuvo Musso. "El agua que vemos desde el puente de la avenida Chile es sólo la que surge de las napas subterráneas que afloran a la altura de San Luis y Atocha". "Sin el aporte del río El Potrero, la concentración de residuos contaminantes resulta mucho mayor, sobre todo teniendo en cuenta que en Salta tenemos pocos meses de lluvia. Las dos terceras partes del año estamos sin agua", aseguró la científica.
Foto: Archivo Programa Infoambiente |
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