En una debatida y por momentos tensa reunión, el superintendente del Departamento Provincial de Aguas (DPA) Horacio Collado se comprometió ante los vecinos de Puente de Madera a poner en práctica una solución de fondo para el problema del mal olor de la planta de tratamiento de líquidos cloacales.
El funcionario se vio las caras con los habitantes del sector en el propio barrio, donde ayer, a las 15, lo esperaban unas 60 personas, en su mayoría mujeres, que hablaron en momentos con calma y paciencia y, en otros, con evidente bronca y malestar por la angustiosa situación que les toca vivir.
Durante su visita estuvo acompañado por otros altos cargos del DPA. También se hizo presente para escuchar y tomar nota del afligente problema Eric Rey, responsable de Medio Ambiente de la comuna.
Collado dijo que existen tres alternativas para controlar las emanaciones hediondas de la planta, una de las cuales se probó ayer mismo y permitió reducir en forma casi total los malos olores. Se trata de un proceso de introducción de ozono en el agua servida de las piletas de tratamiento, el cual, por el contenido de oxígeno del producto, ayuda a la aireación y a reducir el hedor. Este método estaría en condiciones de implementarse en forma permanente en un término de dos semanas, y ahí se podría ver su total efectividad.
Además, anunció la decisión de adquirir 14 nuevos aireadores, que son las máquinas que garantizan la oxigenación. La operación costará 650.000 pesos, pero para su instrumentación también deberán adquirirse equipos eléctricos y otro material, lo que demandará una inversión extra de 1.750.000 pesos. Los nuevos aireadores podrían instalarse dentro de dos meses y según los estudios realizados, se podría así dominar el problema.
El tercer método que se podría aplicar, siempre y cuando los otros no den resultado, es un tratamiento biológico cuyo potencial de poner fin a la situación sólo se podrá comprobar si se lo instrumenta.
El superintendente tuvo que escuchar, durante la reunión, la voz por momentos triste y conmovida, por momentos furiosa e indignada, de los pobladores, que lo invitaron a pasar una o dos noches en el barrio junto con algún familiar para conocer lo que significa para ellos estar viviendo al lado de la planta en funcionamiento durante más de un año.
Apenas llegó, Collado dijo que en el DPA «no podemos desconocer que la planta anda mal y que hay malos olores» y dijo que la repartición asume «un fuerte compromiso» de trabajar para el correcto funcionamiento de las instalaciones.
Los vecinos exigieron que se cumpla en forma perentoria con todo lo expresado por los funcionarios y alertaron que de no haber una solución real, se hará una asamblea barrial y se definirán los pasos a seguir.
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