Se trata de un megaproyecto por 3.200 millones de dólares para la construcción de las hidroeléctricas en la sureña región de Aysén y el cual es considerado clave para aumentar la generación de electricidad en el país.
Las hidroeléctricas son necesarias pero los ecologistas creen que dañarán al ecosistema de la zona y sus protestas han tenido eco en grupos ambientalistas internacionales.
"Los servicios públicos hicieron un trabajo muy serio, muy profesional y muy acucioso y elaboraron mas de 3.150 observaciones y preguntas al proyecto", dijo el intendente de Aysén, Selim Carrasco, quien además encabeza la Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema).
La corema recopiló las observaciones de 32 organismos públicos, incluyendo a la Comisión Nacional de Energía, y las entregó a HidroAysén, formada por las generadoras Endesa Chile y Colbún.
Se estima que en junio del próximo año, HidroAysén podría retomar la tramitación del estudio de impacto ambiental, que le costó más de 12 millones de dólares y tres años en su elaboración, y que presentó en agosto en medio de críticas de los ecologistas.
HidroAysén tiene hasta la próxima semana de plazo para decidir qué hará ante la enorme lista de observaciones al proyecto, cuya aprobación gubernamental dependerá de sus respuestas convincentes respecto de los posibles daños ambientales a la zona.
Según el ministro de Energía, Marcelo Tokman, la evaluación del impacto ambiental para la construcción de las centrales no es la parte más crítica que enfrentará el proyecto, sino las líneas de transmisión, cuyo estudio aún no ha sido entregado.
Ecologistas, empresarios turísticos, agricultores y ganaderos de Aysén ven con estupor cómo la intervención de dos de sus principales ríos puede afectar irreversiblemente a la región, considerada uno de los últimos santuarios de naturaleza virgen en el mundo.
En Aysén una floreciente industria turística convive con los sectores productivos más tradicionales, como la agricultura, ganadería, la explotación forestal e incluso, la minería.
El turismo se centra en las condiciones naturales de la zona, destacando actividades como la navegación en kayak y balsa, y la pesca en los imponentes ríos de la zona.
Las reticencias de los habitantes al proyecto, que pretende embalsar los ríos Pascua y Baker, siendo este último el más caudaloso de Chile, se explican puesto que su futuro productivo está directamente relacionado al ecosistema de la región.
La actividad turística proporciona 65 millones de dólares al año, registrándose un aumento significativo en los últimos años.
El atractivo turístico de la región radica en que posee el litoral más extenso del país y concentra el 39 por ciento de los bosques nativos, con 4,5 millones de hectáreas.
Asimismo posee una rica fauna, en que destacan once tipos de ballenas, tres de delfines, pumas, huemules, guanacos, el pudú y el flamenco chileno. De ahí también que el sello "Reserva de Vida", autoasignado por la gente de Aysén en sus productos, sea una divisa comercialmente rentable.
El proyecto generará 2.500 Megawatts (MW) que serían incorporados al Sistema Interconectado Central (SIC), red que abarca de Taltal a Chiloé abasteciendo al 90 por ciento de la población del país.
El volumen de generación del proyecto Aysén sería tan grande, que equivale a un tercio de toda la energía de que dispone actualmente el SIC.
La inversión no sólo contempla la construcción de las represas, sino también una red de transmisión de 2.000 kilómetros desde Cochane hasta Santiago.
La anchura de 120 metros del camino de la red implicará la destrucción de 20.000 hectáreas de terrenos, lo que se sumaría a las cerca de 9.300 hectáreas que se verían inundadas por los embalses.
Según los expertos, este megaproyecto ofrecería un aporte energético fundamental al país, que debe importar más del 90 por ciento para generar electricidad y que desde el 2004 sufre los recortes de gas provenientes de Argentina.
La firme postura de los ecologistas y ciudadanos de Aysén podría hacer fracasar el proyecto de las hidroeléctricas. El gobierno deberá sopesar adecuadamente el posible daño ambiental y los beneficios que implica la ejecución del megaproyecto.
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