La alegría por la inauguración el viernes pasado de la obra de refuncionalización de la planta potabilizadora que abastece de agua potable a los nueve mil habitantes de esta villa serrana corrió paralela al acto protocolar encabezado por el gobernador Juan Schiaretti y tuvo sabor a triunfo para los pobladores del lugar.
Fue uno los últimos jalones de una lucha a brazo partido por dar solución definitiva al endémico problema de la normal provisión de agua potable a los vecinos, que contabiliza cinco años de trabajos y una inversión que sobrepasa holgadamente el millón de dólares.
El plan encarado por el intendente, Carlos Engel, constituye la obra hídrica más grande del norte de Punilla en los últimos años. Refuncionalizar la planta costó 570 mil pesos.
El proyecto tomó forma conjunta entre la Municipalidad y la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia, y fue financiada por el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa). Así se quebró el estancamiento del lugar desde que fuera habilitado hace 69 años atrás, por la entonces Obras Sanitarias de la Nación, en 1939.
La obra inaugurada en las alturas del cerro Asno Rodeo, en un paisaje serrano atrapante, permite filtrar 200 mil litros de agua por hora, a través de un tablero computarizado. Cuenta con un decantador de 250 mil litros y de cuatro filtros rápidos de 56 mil litros/hora alimentado cada uno por bombas de 7,5 hp.
La Cumbre, desde siempre, sufrió una aguda crisis de provisión de agua potable a los vecinos. Abrir la canilla de las viviendas y apenas obtener un escuálido caudal fue cuestión de décadas.
La historia comenzó a revertirse en 2004, al repararse y poner en marcha los filtros y decantadores del paraje Cruz Chica, cambiando las cañerías desde el azud Los Laureles y construyendo otros dos azudes en el curso del arroyo Las Guachas.
Continuó con la construcción de una cisterna de 800 mil litros en el barrio Argentino, conectando una red de alimentación de 1.700 metros proveyendo agua desde el pozo de Las Mesillas y abasteciendo a siete barrios de la localidad.
Pero la obra mas impactante fue la elevación de los vertederos del emblemático dique San Jerónimo en un metro, aumentando su capacidad de almacenaje en 80 millones de litros.
Por último, se reparó el canal de abastecimiento del río Tío Mayú, camino a Ascochinga, en 2.500 metros, construyendo un azud y obras de dragado en la toma antigua, aumentando sensiblemente su capacidad.
La refuncionalización de la planta potabilizadora, el viernes pasado, cerró el círculo de una obra vital para los cumbrenses.
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