Azucena de la Cruz tiene 73 años y vive en una de las 492 viviendas del barrio Fonavi-Estomba. Mientras espera su turno en la salita médica de Viamonte al 2.800, cuenta que se levanta a las 5 de la mañana "para poder juntar un poco de agua y limpiar los pisos, que con estos vientos están llenos de tierra".
Mónica Gavilani, secretaria de la Sociedad de Fomento Barrio Coronel Ramón Estomba, en su dúplex de Terrada y Fabián González soporta un post-operatorio con el agua que le dan los vecinos de enfrente y que atesora en baldes dispuestos en el baño y la cocina.
Por estos días, y desde hace unos 15, los baldes tienen un valor muy especial en ese barrio, sobre todo en la salita médica que cubre un área ocupada por 13 mil habitantes.
"Las autoridades municipales de Salud están al tanto de la situación. Sin agua potable se resintieron los servicios y hubo algunos que directamente debimos suspender, por caso el de odontología. Sólo nos resta esperar una solución porque, de lo contrario, tendremos que cerrar", alerta la coordinadora Bibiana Lamponi.
¿Por qué no tenemos agua? ¿Cuando se normalizará el servicio? ¿Subirá la presión esta noche?
Las preguntas se multiplican en un sector de clase media-baja asediado por un problema que se repite todos los años entre enero y febrero, pero que en éste se anticipa desde hace dos semanas.
El responsable de Prensa de Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima (ABSA), Daniel de la Iglesia, sostiene que la situación tiene dos extremos: las dificultades con el bombeo hacia el tanque común por un lado y, por el otro, la baja presión generalizada en toda la ciudad, acentuada con los calores del jueves y viernes pasados.
"Hasta la cisterna, el agua llega bien. El problema de elevación hacia el tanque lo debe resolver la administración del barrio", indica De la Iglesia, quien señala que, al bajar la temperatura, mejoró el abastecimiento.
En cambio, para el administrador de cuatro de las siete manzanas del Fonavi, Oscar Rivera, la responsabilidad "es pura y exclusivamente de ABSA". Afirma que la cisterna funciona en perfectas condiciones y que hace muy poco tiempo que se la reparó.
"Las bombas también trabajan a pleno, pero como no tienen agua, sólo chupan aire. Hicimos los reclamos en infinidad de veces y recibimos excusas como que hay problemas en la planta del Patagonia, que la presión, etcétera, etcétera. Lo cierto es que ABSA tiene que hacer una inversión y parece que muy importante", considera Rivera.
Aunque admitió anteriores inconvenientes con las cañerías de la cisterna, atribuidos al consorcio, el administrador coincidió con los vecinos respecto de que se trata de una cuestión de años.
"Hemos propuesto, en su momento, que ABSA desvíe la red troncal y que dé el servicio en forma individual, pero, claro, se distribuye por medio de una cisterna y a ésta tiene que llegar agua", dice Rivera.
La presidente de la sociedad de fomento, Carmen Ramón, quien ayer acudió a la Municipalidad, admite que la falta de agua se repite en pleno verano. "Estamos en primavera y ya no tenemos nada. Pagamos entre 15 y 20 pesos de expensas más 10 por el servicio de ABSA. Incluso debimos regularizar una deuda muy importante para nosotros, que se nos reclamó desde las épocas de Azurix. Todo sigue igual. La gente nos pide que hagamos algo, pero no tenemos respuestas...".
Mónica Gavilani llegó al barrio en 1984 y comparte un dúplex con su marido, su hijo, su mamá y un sobrino. Explica que los motores que llevan agua al tanque están a cargo de los administradores, que para estos funcionan bien y que la presión pudo haber bajado ante el gran crecimiento poblacional de ese segmento del norte bahiense.
En el complejo habitacional de Alternativa Bahiense, situado frente al Fonavi, el agua se recibe con normalidad. En la zona funcionan la Escuela 48 y el Jardín de Infantes 949, que esta semana se mudará a Castelli 2.745 y al que asisten 119 chicos. "No tenemos falta de agua porque contamos con la reserva de tres tanques", advierte la directora Silvia Rivera.
En la salita médica, la charla de la espera gira en torno del mismo tema y Azucena de la Cruz pregunta si tendrá que seguir levantándose a las 5.
Dato
El complejo habitacional fue inaugurado a principios de los años '80 y se construyó con aportes del Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi). Sus dúplex y monobloques están dispuestos en siete manzanas. La 1 tiene 142 viviendas; la 2, 104; la 3, 88; la 4, 76; la 6, 46; la 7, 24 y la 9, 12. Oscar Rivera administra cuatro (Números 1, 2, 4 y 7), y las restantes Manuel Rodríguez (Nº 3), Blanca Nemiña (Nº 9) y Juan Rodríguez (Nº 6).
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