"Altos índices de contaminación fecal en el agua de la Rambla y La Florida". El título fue publicado por LaCapital hace casi 6 años: el 2 de diciembre de 2002. Y de allí en más, cada verano, se instaló una guerra de mediciones entre la provincia y el municipio. Pero la disputa parece haber llegado a su fin a partir del anuncio de la construcción del colector ribereño norte, una obra que comenzará a principios de 2009. La Municipalidad y Aguas Santafesinas SA (Assa) firmarán hoy, a las 16, un contrato de comodato como parte del proyecto, en el salón Carrasco del Palacio Municipal.
El colector derivará al sistema cloacal de Assa los líquidos servidos de los conductos pluviales que actualmente descargan incorrectamente a la altura de ambas playas. Las tareas implican una inversión de 4.600.000 pesos por parte de la provincia para trabajos que deberán concretarse en 7 meses. "Se trata de una obra desde hace años reclamada por toda la ciudadanía", le dijo a este diario ayer la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin.
Al emisario 9. Además del colector se creará la estación elevadora de líquidos cloacales Nº8 y su correspondiente cañería de impulsión. Toda esta estructura permitirá, a través de un tendido de 2 mil metros de cañería, derivar los líquidos al sistema cloacal existente en la zona superior de la barranca. Desde allí las aguas circularán a su destino final: el emisario 9; el primer desagüe cloacal de la ciudad ubicado a la altura de Vélez Sarfield, punto al que llegan las aguas para luego dirigirse por el río hacia el sur.
"Tras el acto llamaremos a licitación. Creemos que entre enero y febrero estaremos empezando la obra. No perjudicaremos con ella la temporada veraniega de los balnearios y ya el año que viene estará funcionando el colector. Con él se sanearán ambientalmente la Rambla Catalunya y La Florida", advirtió el presidente de Assa, Alberto Daniele.
El contrato que se suscribirá en el Palacio Municipal establece que el municipio le cede por 20 años y gratuitamente a Assa el uso de una fracción de terreno de 200 metros cuadrados, ubicado en un área verde lindante con la avenida Carrasco y la prolongación de Ricardo Núñez hacia el río. El inmueble se destinará a la construcción de la estación Nº8.
Arroyo Ludueña
El ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, supervisó ayer el área donde se limpia la descarga de los entubamientos del arroyo Ludueña (Portugal y puente Nansen). Un trabajo que calificó de "vital" para que el agua se traslade al Paraná en forma "eficaz" y se controlen las crecidas del arroyo.
Una crónica sobre la medición de escherichia coli
La guerra por las mediciones de bacterias escherichia coli comenzó en momentos en que la provincia y el municipio tenían distinto color político. En diciembre de 2000, el gobernador era Carlos Reuteman y el intendente, Hermes Binner. El dato no es menor si se tiene en cuenta que el Ejecutivo municipal, con los guarismos en la mano, reclamaba la ejecución de obras cloacales por parte de la por entonces empresa Aguas Provinciales de Santa Fe.
La primera medición fue realizada en 2002 por la subsecretaría de Medio Ambiente de la provincia. Detectó un nivel de contaminación fecal casi diez veces superior a lo normal a la altura de La Florida; situación que era peor en la Rambla Catalunya (1.500 bacterias de escherichia en 100 mililitros cuando los niveles tolerables son de 120/130).
Binner, a pesar de todo, desafió diciendo que se bañaría en la playa. Diez días después el municipio reveló los resultados de sus propios análisis bacteriológicos realizados con un protocolo distinto al de la provincia. Mientras el primer informe marcaba un límite de 126 bacterias por cada 100 mililitros, el municipio calculaba un tope de 200 bacterias sobre la misma medida. Mucho menos alarmistas, sus funcionarios subrayaban estar "al límite" de lo tolerable (180 /100 ml en La Florida y 198/100 ml en la Rambla).
El 15 de febrero de 2002 el municipio admitió que se habían duplicado los valores de escherichia en la Rambla: se encontraron más de 500 bacterias cada 100 mililitros de agua.
En diciembre de 2004 la Municipalidad decidió que no prohibiría bañarse a pesar de los índices de contaminación. "Nunca hubo daños en la salud de la población", dijo el por entonces subsecretario de Medio Ambiente, César Mackler. En 2005 el mismo funcionario aseguraba que la contaminación había descendido en un 20 por ciento, debido al proceso de cloración realizado a los desagües pluviales.
|
|
|