En realidad, los desaciertos son tantos y tan grandes, que ya no existe prácticamente más la posibilidad de sorpresa. Así al menos cabe calificar a la reciente decisión de la presidenta Cristina Fernández, de derogar por decreto una ley que tenía el respaldo consensuado del Parlamento, la cual prohibía en forma absoluta emprendimientos de cualquier tipo que perjudiquen a los glaciares.
Sin embargo, tanto nuestra Presidenta como su par chilena Michele Bachelet cedieron a las presiones de empresas mineras, para impedir toda legislación proteccionista, dando vía libre a firmas que tienen proyectado desarrollar millonarios emprendimientos mineros en la zona, los cuales sin dudas les provocarán serios daños a los glaciares.
Toda esta situación, es originada por el Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno, un acuerdo que vulnerada toda lógica y razonabilidad, considerando que permite la actividad de empresas, que en su mayoría son de capitales multinacionales, el desarrollo de emprendimiento que pondrán en gravísimo riesgo la estabilidad de los glaciares. En el caso argentino, estos glaciares suministran el agua dulce para consumo y también para el riego.
La Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas afirma que "es incomprensible que se arriesgue la materia prima sustancial para preservar el ecosistema y la naturaleza. La presidenta Cristina Fernández permite la explotación minera indiscriminada, cuyo principal exponente es el emprendimiento binacional Pascua Lama, que se realizará sin ninguna contemplación ambiental a pesar de la numerosa existencia de glaciares en la zona" donde tendrá desarrollo el mismo.
No es fácil de comprender una determinación de esta naturaleza, donde una jefa de Estado derogue por decreto una ley de protección de un área natural, contradiciendo todo lo que indica la razonabilidad y el sentido común, optando por favorecer los intereses de empresas de capitales multinacionales. Y más aún, considerando el origen de nuestra Presidenta, quien conoce muy bien el sur argentino y especialmente los glaciares, ya que en el Perito Moreno de Calafate por ejemplo, ella misma y su familia tienen muy importantes intereses económicos allí enclavados, entre ellos un hotel de categoría internacional.
Todo esto contradice los dichos y proclamas que venimos escuchando del Gobierno nacional, en cuanto a la protección de lo nacional a ultranza, lo cual, frente a estas circunstancias, parece justamente ese calificativo que le damos al comienzo: sólo una proclama. La cual, queda a la vista, está lejos del cumplimiento efectivo, ya que en los hechos se hace exactamente lo contrario.
"Los glaciares cordilleranos están condenados a desaparecer", es una expresión en la cual coinciden prácticamente todos los ambientales y organizaciones no gubernamentales, habida cuenta del recalentamiento global, pero además, y por sobre todas las cosas, el descuido total que hacen países como la Argentina y Chile, derogando leyes de protección para habilitar emprendimientos mineros que, además de destruir los glaciares se llevarán las riquezas extraídas de las entrañas de nuestro suelo.
De acuerdo con estudios científicos realizados en el lugar donde se instalará el emprendimiento Pascua Lama, "la mayoría de las masas de hielo van a desaparecer".
En nuestro país, la ley de protección de glaciares fue aprobada el pasado 22 de octubre, y vetada por la Presidenta de la Nación. La norma, creaba un Inventario Nacional de Glaciares, para registrar, proteger, controlar y monitorear todas esas reservas hídricas, prohibiendo, además, en toda la zona de glaciares, actividades que puedan afectar su condición.
Cuando desde la Presidencia se intentó dar alguna clase de explicaciones sobre el veto, tibiamente se indicó que los gobernadores de provincias andinas temían que esa ley pudiera amenazar el desarrollo de sus regiones. Por cierto, una argumentación de insustentabilidad absoluta, habida cuenta que lo que hizo la presidenta Fernández, en realidad fue dar vía libre para la instalación de empresas multinacionales en sitios que originarán una destrucción total de los glaciares.
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