“Ahora ya casi no queda nada, no hay peces, forraje, las vacas no dan leche y no hacemos queso como antes”, se lamenta el secretario ejecutivo de la comunidad de Pajchiri, Estanislao Mendoza, quien asegura que todo eso se debe a la contaminación de la bahía de Cohana, que se acentuó desde hace cinco años.
Pajchiri es una comunidad ubicada a orillas de la bahía y distante a 135 kilómetros de La Paz. El sitio es la principal desembocadura del río Katari, que nace en la ciudad de El Alto y que arrastra desechos industriales, patógenos y aguas servidas que se generan en esa urbe.
Mendoza cuenta que antes (hace cinco años) cada poblador de Pajchiri pescaba al día, fácilmente, unas tres arrobas de peces, en cambio ahora sólo logra unas cuatro libras. Antes había mauri, carachi, pejerrey, ispi; ahora “no hay tanta variedad”. Se han perdido el pejerrey y el carachi.
Con la leche de cada vaca los pobladores elaboraban entre cuatro y seis quesos; sin embargo, en la actualidad, dice, apenas hacen uno o dos.
Pajchiri está integrada por 70 familias (600 personas), que viven de la pesca y “muy poco” de la ganadería. Debido a la contaminación del agua y sus efectos directos, sus ingresos se redujeron porque dejaron de vender sus productos a las poblaciones de Batallas y Pucarani, con las que tenían un creciente comercio.
Las casas en esta comunidad tienen techos de paja, algunas cuentan con calaminas y la mayoría son de una planta y de adobe.
La cercanía del poblado con el lago Titicaca hace que además tengan que soportar el olor nauseabundo que emana del área contaminada.
Vacas y humanos enfermos
Doña Flora Choque, comunaria de Pajchiri, dice que hace unas semanas dos de sus ocho vacas se enfermaron por tomar el agua contaminada, pues dejaron de comer, se volvieron flacas y sufrieron de diarrea.
Entonces tuvo que llamar al veterinario, quien les colocó una inyección de antibióticos y las hizo recuperar en unos días.
Cada dosis, señala Mendoza, cuesta entre 15 y 25 bolivianos de acuerdo con la cantidad que precise cada animal.
Pero no sólo se enferma el ganado, sino también las personas, asegura doña Flora. “Les comienzan a doler la cabeza y el estómago”, porque a veces existe la necesidad de utilizar el agua del lago para alimentarse debido a que, al menos en la época seca, se acaba el de los estanques y de los grifos.
Para evitar esta situación, los comunarios se alejan del sector unos 2.000 metros para obtener agua limpia, que guardan en bidones.
Hugo Quispe, otro representante de Pajchiri, señala: “Estamos tristes porque vivimos mal, y la culpa es de la ciudad de El Alto, ya que hace 20 años no había esta suciedad”.
Según la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), Julián Barra, las comunidades de Cohana y Kascachi sufren el mismo problema que Pajchiri por su proximidad con la desembocadura del río Katari.
El ejecutivo de la comunidad de Cohana, Arturo Mendoza, dijo que “aún no estamos igual que Pajchiri, pero si no hacen nada las autoridades, en unos años estaremos incluso peor”.
Mendoza cuenta que las vacas se enferman y rechazan el forraje, que llega a tener un sabor amargo, debido a la mezcla con los desechos, entonces por uno u otro motivo dejan de rendir como cuando están sanas.
El comunario plantea la construcción de, por lo menos, un par de estanques en Laja y El Alto para evitar el agua contaminada.
El secretario ejecutivo de la Federación de la provincia Los Andes, Pedro Quispe, pidió a la Prefectura del departamento ampliar la planta de Puchu Kollo como una solución definitiva.
En la bahía de Puno se eliminó el 100 por ciento de la lenteja y se la usa como abono
La bahía de Puno, en Perú, se encuentra en la fase de oxigenación (recuperación de la calidad ambiental), después de que la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT) retirara el total de la lenteja (planta con raíz flotante).
El representante de la ALT, Julián Barra, dijo que, de acuerdo con los análisis de laboratorio realizados, tanto en Perú como en Bolivia, la lenteja sirve como abono en la producción. Es así que en el país vecino esta planta se entregó a los comunarios y se logró la cosecha de papas con el doble de tamaño.
Con esa experiencia, señaló, en la parte boliviana se comenzó a trabajar de la misma manera con los comunarios.
Explicó además que la lenteja retirada del lago se usa como compost (preparado) para alimentar a las lombrices cuya digestión genera el humus que es abono de características extraordinarias y que en el exterior tiene una gran demanda.
En cuatro meses, la ALT retiró el 5 por ciento de la planta que daña Cohana
Desde el inicio del proyecto de descontaminación de la bahía de Cohana, el 14 de julio de este año, la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT) logró retirar 3.000 metros cúbicos de lenteja (planta diminuta con raíces flotantes) que equivale al 5 por ciento del total existente en esa ribera del Titicaca (240.000 metros cúbicos).
El representante de la ALT, Julián Barra, indicó que para la limpieza de toda la bahía se precisa, por lo menos, de un año de trabajo continuo y otros tres para realizar las tareas de recuperación de la calidad ambiental.
Explicó que la actual limpieza se desarrolla de modo mecánico con la ayuda de personal técnico de la ALT y pobladores.
Se trata, dijo, de una máquina retroexcavadora que cosecha la lenteja, además del berro y el repollito, en una cantidad de media tonelada por minuto.
La lenteja
La lenteja, que se retira del lago contaminado, es una planta diminuta y flotante.
Es de rápido crecimiento, tiene efectos en el agua y restringe el paso de la luz.
Provoca la muerte de la cobertura vegetal sumergida y, en otros casos, su reducción.
También causa la extinción de especies de peces debido a la falta de luz.
Los comunarios de Pajchiri pescaban tres arrobas de peces, hace cinco años; hoy sólo, cuatro libras. |
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