Luego del revuelo que se generó hace algunas semanas tras conocerse las miles de observaciones realizadas al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de HidroAysén y las declaraciones de ministros de Estado al respecto, el mega proyecto hidroeléctrico de US$ 3.200 millones de Colbún y Endesa en la XI Región, volvió a hacer noticia.
Y es que ayer la empresa solicitó a la Corema de Aysén nueve meses -hasta agosto de 2009- para responder las observaciones ambientales contenidas en el Informe Consolidado de Solicitud de Aclaraciones, Rectificaciones y/o Ampliaciones (Icsara) a su EIA, que contempla la construcción de cinco centrales que aportarán un bloque energético de 2.750 MW.
A través de un comunicado, la firma señaló que el plazo solicitado responde al tiempo estimado para dar respuesta satisfactoria a las 2.643 observaciones realizadas por los 32 servicios públicos, y aportar antecedentes respecto a las observaciones ambientales que origine el proceso de participación ciudadana, que concluye la próxima semana, y que serán incorporadas al Icsara.
La compañía ingresó el EIA, de 10.500 páginas, el pasado 14 de agosto y durante la primera semana de noviembre la Corema de Aysén oficializó la cantidad de reparos que se le habían efectuado, dando un plazo de cinco días -a partir de la notificación el jueves pasado- para que la compañía las respondiera o pidiera la suspensión del plazo, lo que concretó ayer.
Así, la tramitación del proyecto concluiría durante el próximo gobierno, pues la actual administración tendrá sólo siete meses, a partir de agosto de 2009, para visar o no la iniciativa.
Salazar: “Es una alternativa habitual”
El gerente general de HidroAysén, Hernán Salazar, sostuvo que “este es el proyecto de mayor envergadura y complejidad que ha enfrentado la institucionalidad medioambiental en Chile, siendo de enorme relevancia para el futuro energético del país y debe ser ampliamente conocido por los organismos técnicos, autoridades y la ciudadanía de Aysén y de Chile entero. En ese contexto, solicitar una suspensión es una alternativa enteramente habitual en este tipo de procesos, y servirá para contar con el tiempo necesario para complementar la información del EIA en el desarrollo de esta iniciativa clave para la seguridad energética”.
El ejecutivo señaló que “nos hemos tomado tres años en preparar el EIA, realizando un trabajo serio y profundo, en el cual contribuyeron siete universidades, consultoras nacionales y extranjeras y más de mil profesionales entre ingenieros, geólogos, geógrafos, antropólogos, sociólogos y arqueólogos, siendo considerado, en definitiva, como el mayor estudio de impacto ambiental en la historia del país.”
Añadió que el gran potencial hídrico de Chile “ofrece la oportunidad única de obtener independencia energética para el país, más aún cuando importamos el 72% de los insumos energéticos”.
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