El Foro Ambiental ha elevado a la Municipalidad de Córdoba un nuevo proyecto para mitigar los efectos del cambio climático –en particular, la alternancia de períodos prolongados de sequía con otros de intensas lluvias e inundaciones– y mejorar las condiciones ambientales en general.
El trabajo se denomina "Apuntes para una propuesta de adaptación y mitigación del cambio climático global en la ciudad de Córdoba en el siglo 21". Está elaborado con base en las proyecciones climáticas para las próximas décadas, según las cuales será cada vez mayor la frecuencia de eventos extremos, como sequías y lluvias. La autora es la científica Sandra Díaz, doctora en Ciencias Biológicas, profesora de la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), quien recibió el Premio Nobel de la Paz 2007 junto a los demás miembros del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
El proyecto hace una serie de observaciones, en particular sobre el uso y la conservación del agua, coincidentes con las que vienen haciendo desde hace tiempo distintas instituciones, entre ellas la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) y las universidades Nacional y Católica de Córdoba, e incluso con iniciativas obrantes en el Concejo Deliberante municipal y la propia Legislatura provincial.
De todas maneras, todavía no existe una conciencia colectiva suficientemente difundida, ni de parte de la población, ni siquiera a nivel gubernamental, sobre la necesidad de llevar adelante una política efectiva y sostenida de protección del medio ambiente. De ahí que este nuevo proyecto puede contribuir a fortalecer esa conciencia y movilizar esfuerzos.
Sucede, por otra parte, que las obras sugeridas requieren de grandes inversiones y estamos en una época de enormes restricciones. Pero, precisamente por ello, a la hora de definir prioridades hay que tener en claro que la defensa del ambiente ocupa un primer lugar. Las alteraciones en el clima del planeta producidas por la acumulación constante de dióxido de carbono en la atmósfera, consecuencia a su vez del uso indiscriminado de combustibles fósiles y la destrucción de la vegetación natural, está íntimamente asociada a la estructura industrial –tanto en la producción o el consumo– de las sociedades modernas. Y esa estructura es muy difícil de desmontar, entre otras cosas porque es fuente generadora de empleos y rentabilidad económica.
En cuanto a los costos, el proyecto comentado plantea maximizar la captación, acumulación y conservación del agua, tanto potable como para riego, tratando de equilibrar la extrema polarización entre regiones de muy baja densidad de población y grandes ciudades o megaciudades. Sandra Díaz dice que es preciso diseñar un plan estratégico en el largo plazo, que apunte a la creación de nuevos reservorios de agua –o sea diques–, canales y reservorios menores anexos, a fin de garantizar una provisión de agua acorde con el tamaño de la ciudad y la proyección de su crecimiento.
La construcción de diques forma parte de la tradición de Córdoba. Las obras del primer dique San Roque se iniciaron a fines del siglo 19, impulsadas por ese prohombre de Córdoba que fue Bialet Massé. En la campaña electoral de 1935, el entonces candidato Amadeo Sabattini, luego gobernador, levantó la consigna "diques en el norte y el oeste, caminos en el sur y escuelas en todas partes". Y el canal que une el dique Los Molinos con la parte sur de la capital provincial, mucho más reciente, aseguró la provisión de agua a esa mitad de la ciudad.
También se avanzó mucho en las dos últimas décadas, sobre todo durante las gestiones de los intendentes Ramón Mestre y Rubén Martí, en la recuperación y reordenamiento de las márgenes del río Suquía y la construcción de desagües pluviales. Pero es mucho lo que todavía queda por hacer. Y no sólo en materia de construcción de nuevas obras –que son plenamente necesarias– sino en la educación de la población, que es esencial para un consumo más racional del agua y también para el cuidado del medio ambiente en general.