El empresario kirchnerista Lázaro Báez continúa sacando provecho de sus vínculos con el poder. Hace una década nadie lo conocía. Pasó de ser un empleado bancario a uno de los magnates de la obra pública y el petróleo. Pero su holding empresario crecerá, ahora, al calor del negocio hidroeléctrico: buena parte de las 182 mil hectáreas que posee a la vera del río Santa Cruz podrían ser expropiadas una vez que se construyan las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa.
A cambio, Báez recibiría más dinero del que invirtió en los últimos dos años –27,3 millones de dólares. Aún cuando en lugar de la expropiación se pusiera en marcha un mecanismo de subsidios –como ocurre en otros países con este tipo de obras–, Báez saldría beneficiado porque en ese caso se quedaría con las propiedades y con el dinero del Estado.
“Las estancias de la zona tienen más de diez mil hectáreas cada una, por lo que se supone que la inundación afectará sólo a la parte que está a la vera del río. El resto de las tierras quedarán intactas”, explicó a Perfil Mariana Zuvic, presidenta de la Coalición Cívica de Santa Cruz y autora de un informe especial sobre el grupo empresario de Báez.
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