Es la peor tragedia climática de la historia de Santa Catarina" describió desolado el gobernador de ese estado brasileño Luiz Henrique da Silveira. Las lluvias que se descargan sobre la región, desde el domingo, dejaron ya un saldo de 50 muertos y 6 municipios completamente aislados. Y 22.000 personas fueron trasladadas a refugios porque perdieron sus casas o éstas quedaron bajo las aguas. Hay 160.000 hogares sin electricidad y, además, se rompió el gasoducto que abastecía las grandes ciudades.
Varias zonas del litoral como Camboriú o Garopaba (lugares frecuentados por argentinos en temporada estival), 76 kilómetros al sur de Florianópolis, sufrieron las consecuencias de las tormentas. Se estima que el temporal continuará hasta mañana, aunque se atenúen un poco sus efectos. El desastre es de una magnitud desconocida en esa zona: en noviembre llovió en Florianópolis 535,8 milímetros, o sea más del triple del promedio anual para ese período.
Además, es un record si se compara con el tope en 1982: 379,4 milímetros. "Este es un mes completamente anormal" se alarman los meteorólogos. Relatan que "en 1982 y en 1997 hubo lluvias fuertes, aunque menores a las actuales, pero tenían relación con el fenómeno de El Niño. Sólo que ahora no existe un fenómeno como ése que pueda influenciar" comentó a Clarín Flávio Varone, del Instituto Nacional de Meteorología.
Comienza entonces a cumplirse –mucho antes de lo previsto– lo que vienen advirtiendo los científicos, entre ellos los del Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Es decir, los cambios en la selva del Amazonas, por efecto del calentamiento global y de la acción destructiva del hombre, ya comenzaron a sentirse en el Cono Sur. De tal manera, a las tempestades en Santa Catarina le corresponden –en simultáneo– las sequías feroces en Chaco, Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y Córdoba. En conversación con Clarín, el físico Antonio Ozimar Manzi del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia subrayó: "Esta zona (que incluye la selva en Brasil más otros 8 países de la región) es la fuente principal de precipitaciones en la región". Y todo lo que le suceda modificará de manera decisiva el clima en el sur y en el norte de América del Sur.
Paulo Artaxa, otro investigador del mismo instituto, sostuvo que en el cielo de la Amazonia hay un sistema eficaz de aprovechamiento del vapor de agua. Pero, agregó, el humo de los incendios forestales altera dramáticamente ese mecanismo: disminuye la formación de nubes y lluvias en algunas regiones y aumenta las tempestades en otras. Carlos Nobre, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) confirma: la metamorfosis de la selva amazónica (sea por culpa del efecto invernadero o de la tala desenfrenada) causa serios daños en regiones tan distantes como la Cuenca del Plata o el noreste de Brasil. Y una investigación que incluyó a argentinos llegó a la conclusión, hace dos años, que el Amazonas transforma decisivamente el régimen de lluvias en el continente.
No hay por qué entonces extrañarse tanto de la sucesión de fenómenos como las inundaciones en Santa Catarina y la sequía en el norte, centro y este de Argentina. No son castigos divinos sino bien humanos.
|
|
|