Los deslizamientos y las inundaciones provocados por los temporales tienen bloqueadas una veintena de carreteras en la región e interrumpido el suministro de energía eléctrica y de agua para miles de personas.
Al menos 160.720 viviendas continuaban ayer sin servicio de electricidad, según la última cifra de la distribuidora regional, y cerca de 1,5 millones de habitantes habían sido afectados de alguna forma por las lluvias.
Los temporales rompieron un tramo del gasoducto que conduce el gas natural boliviano hasta el sur de Brasil y obligaron a la petrolera brasileña Petrobras a interrumpir la distribución del combustible a parte del estado de Santa Catarina y a todo el estado de Río Grande do Sul.
Ocho municipios de Santa Catarina están totalmente
aislados por las inundaciones y los deslizamientos en las carreteras y apenas pueden recibir ayuda vía aérea.
Estas ciudades son São Bonifacio, Luiz Alves, São João Batista, Río dos Cedros, Garuva, Pomerode, Itapoa y Benedito Novo.
Las localidades de Gaspar, Río dos Cedros, Nova Trento y Camboriú ya declararon el estado de calamidad pública, en tanto que el gobierno regional de Santa Catarina decretó el sábado la situación de emergencia en todo el estado.
Tanto el Gobierno federal de Brasil como los regionales de Río Grande do Sul y Paraná, vecinos a Santa Catarina, comenzaron a enviar medicinas, alimentos, colchones, cobijas y otras ayudas para los damnificados.
“Es la peor tragedia climática en la historia de Santa Catarina”, afirmó el gobernador regional, Luiz Henrique da Silveira.
Pese a que los meteorólogos prevén que las lluvias se prolongarán hasta al menos hoy, nuevas informaciones indican que las precipitaciones de las próximas horas serán menos intensas.
En Blumenau, una de las ciudades más afectadas por las lluvias y en donde se han registrado al menos 15 muertes, cerca de 500 miembros del Ejército comenzaron a ofrecer ayer ayuda a las víctimas de las inundaciones.
En algunas ciudades de la región ya han sido reportados saqueos a supermercados y farmacias.