La existencia de un estilo de vida, de fácil acceso a elementos vitales como el agua -por ahora- no está en riesgo, aunque la configuración climática no ayude en nada. Igual, puede costar caro en los aspectos sanitarios para la población.
Luego de un fin de semana tórrido, y sin una gota en las canillas, debido a que oficialmente se dijo que el corte del servicio domiciliario estaba programado; la preocupación comenzó a emerger.
La oposición siguió reuniendo fojas a los problemas que tiene la ciudad en el uso y abuso de los recursos naturales.
Los viedmenses acaban de soplar las velas del primer año sin planta de tratamiento de líquidos cloacales. El ARI decidió golpear las puertas del Departamento Provincial de Aguas (DPA) a fin de denunciar ante el ente regulador las deficiencias en el suministro que presta la filial Viedma de la empresa estatal ARSA.
Gran parte de la ciudad careció de presión y en otros sectores directamente no se contó con la provisión del fluido. La inquietud es que se viene el verano y en consecuencia se debe garantizar el acceso de la población al agua potable. El Frente para la Victoria suele orillar en las mismas críticas poniendo el acento en un mal ejemplo que cundió de un año a esta parte: el aumento de diarreas.
La señal de alarma reclama, además, una auditoría e inspecciones técnicas porque la primera explicación extraoficial se presentó como endeble. Se justificó de la empresa, que con el calor, la gente riega las calles de tierras incrementando el consumo. La culpa se la echan al municipio en virtud de que no tiene un verdadero programa de regado de calles.
Nadie habla de que el acelerador demográfico se aplicó a fondo y que los barrios se multiplican con la misma infraestructura troncal, dejando al desnudo la falta de inversión pública.
El intendente Jorge Ferreira, inauguró en estos días, una serie de consultas públicas a las juntas vecinales para verificar qué obras públicas serán prioritarias durante el 2009.
Los vecinalistas reclamaron -en este orden- asfaltado de calles, construcción de plazas, talleres culturales y actividades de contención deportiva.
Llamativamente, y quizá en forma involuntaria, no se produjo ningún rebote sobre estos planos fundamentales como asegurarse el suministro de agua y que no vuelva a ocurrir el colapso del sistema cloacal.
Presumiblemente, a los vecinalistas los sedujo más el encanto de ser consultados en forma inédita, sobre qué hacer en sus barrios. No alcanzaron a dimensionar el problema.
La sequía muestra casos paradigmáticos. Si las raíces no reciben agua, el pastizal no crece y el ganado sufre la falta de alimento. A pocos kilómetros de la ciudad hay situaciones patentes de mortandad de hacienda.
A la imaginación también hay que alimentarla. Sobre todo cuando la ciudad forma parte de la Red de Municipios Saludables, que implica un verdadero compromiso hacia la mejor calidad de vida.
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