Cañada Ombú, una pequeña localidad del norte del departamento santafesino de Vera, fue noticia a mediados de este año por las dificultades que atravesaba la población para proveerse de agua ante el recrudecimiento de la sequía que afecta a la región. Hoy, lejos de haber mejorado, por el contrario las condiciones empeoraron. La situación se torna más crítica: la comuna dejó de proveer el escaso servicio que brindaba y la población depende de lo que llega en camiones cisterna, bidones y la solidaridad. Las altas temperaturas comienzan a sentirse en la región y el agua que llega no alcanza. Piden que no se abandonen las campañas solidarias por el agua.
“Estamos mucho peor que hace unos meses, la poca agua de lluvia que tuvimos ya se acabó. La gente se anota en la comuna para que le lleven agua y hay que esperar hasta que llegue el turno para recibirla. No se trata de falta de voluntad, sucede que es mucha la necesidad y es poca el agua que hay”, relató Teresa Senn a FM Activa, una vecina que no tiene agua desde el viernes 19 de noviembre) y hasta el martes 25, todavía no le había llegado el turno para recibir el vital elemento.
Las lluvias que se produjeron fueron escasas y la poca agua que se había logrado juntar ya se evaporó. Hoy necesitarían no menos de 50 milímetros de lluvia para que se limpien los techos y cañerías y de esa forma se pueda comenzar a juntar agua para las viviendas. La situación empeoró debido a que se secaron definitivamente las represas desde donde la comuna extraía agua (no apta para el consumo humano) que se distribuía por el sistema de red a razón de una hora día cada dos días y ya ni siquiera reciben de esa agua que era utilizada fundamentalmente para el aseo personal.
Teresa cuenta que la gente se anota en la comuna en la medida que se les va terminando el agua que les proveen y sobre esa lista se hace la distribución. El agua está llegando en camiones cisternas y bidones, pero aseguran que “no alcanza”. Es la única forma en que reciben agua en la localidad y la demanda es cada vez mayor. Las altas temperaturas comenzaron a aparecer y la situación se torna desesperante.
“Lo que nos proveía la comuna por red ya no está más y sólo estamos recibiendo lo que envía el gobierno y lo que recibimos de la solidaridad de la gente. Esa es con el agua con que contamos, nada más. Esperamos que llueva y mientras somos solidarios entre nosotros y le pedimos a aquellos que hicieron campañas solidarias que no las abandonen, que nos sigan ayudando porque la situación está cada vez peor”, pidió Teresa.
Además, aclaró que “mucha gente cree, por las poquitas lluvias que hubo, que la situación había cambiado, pero eso no es así: no ha cambiado nada y estamos cada vez peor”.
También contó que el sector productivo no la está pasando mejor. En los campos ya no queda agua y los pocos pastos que habían brotado fueron arrasados por una invasión de langostas. “El pequeño productor está optando por matar los pocos animales que le estaban quedando porque ya no los puede mantener”, afirmó la vecina que agregó que la situación es desalentadora.
“La producción está desapareciendo, la de ese pequeño y mediano productor que mantenía el circuito del lugar. Tratábamos de transmitir esperanza de que las cosas fueran a cambiar, pero ya no nos está quedando ni eso. Los pronósticos han errado en todo y sólo nos queda mirar al cielo y esperar que esto se termine de una buena vez. Nos invade la tristeza y la desesperación porque no sabemos a donde vamos a ir con todo esto y qué perspectiva nos espera. Es seguir luchando y luchando contra las adversidades y esperar que la solución nos llegue desde el cielo, porque parece que no nos queda otra”, concluyó. |
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