Nadie sabe cómo habrá caído en la Casa Rosada, que desconfía de la Iglesia y sigue con lupa los fallos de la Corte Suprema. Lo cierto es que el pronunciamiento del máximo Tribunal que ordenó el saneamiento del Riachuelo recibió ayer un apoyo inesperado: el de los obispos. Fue durante una visita informativa que el juez federal de Quilmes, Luis Antonio Armella, quien tiene a su cargo la ejecución de la sentencia de la Corte, hizo a la sede del Episcopado. Allí se reunió con la comisión de Pastoral Social que lidera el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto. Al término, se informó que el juez expuso sobre "la trascendental importancia e implicancia que posee el saneamiento, el cual tendrá importante efectos sobre millones de habitantes de las distintas jurisdicciones".
El 8 de julio pasado, la Corte ordenó apurar la limpieza del Riachuelo, puso plazos definitivos de ejecución y encargó al juez Armella que vigile el cumplimiento de la sentencia.
A juicio del magistrado, quedó de manifiesto "el completo apoyo" del Episcopado al programa. Además de Casaretto, estaban los obispos de Avellaneda-Lanus, Rubén Frassia; de Quilmes, Luis Stokler, y el segundo del cardenal Jorge Bergoglio en la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, además de especialistas de la Universidad Católica Argentina.
|
|
|