Bastaron unas pocas jornadas, en las que las temperaturas alcanzaran registros altos, para que los problemas con el servicio de agua corriente volvieran a afectar a distintos barrios platenses, tanto del casco urbano como de la periferia. Y como es también habitual, ese panorama se vio agravado porque volvieron a menudear los cortes de luz en la región.
El resultado fue que en muchos hogares las canillas estuvieran completamente secas, en tanto que dejaron de funcionar lamparitas, heladeras o refrigeradores, entre otros artefactos domésticos. En jornadas realmente agobiantes, estas deficiencias por parte de las empresas Absa y Edelap -características de cada verano- se convierten en un real castigo para miles de vecinos.
Ahora fueron pobladores de distintos barrios del casco céntrico, de Tolosa, Ringuelet y San Carlos quienes protestaron por la defección de dos prestaciones tan esenciales, como son las de agua y energía eléctrica. Algunos vecinos exhibieron documentación que acredita que sus protestas por la baja presión de agua que reciben se remonta a 1969, un dato digno de figurar en las famosas guías mundiales que registran datos curiosos y extravagantes. Desde la empresa se alegó que los cortes de suministro eléctrico incidieron sobre el funcionamiento de los distintos equipos de bombeo.
En el caso del servicio eléctrico, se registraron cortes de energía que afectaron a vastos sectores del casco urbano. Desde la empresa prestadora se señaló que, en esta época del año y por imperio de las altas temperaturas, la exigencia se intensifica, se presume que por mayor demanda proveniente de los artefactos eléctricos productores de frío.
Tal como se ha subrayado en otras oportunidades, a los vecinos no les sirven en absoluto los traslados de culpas sino que el agua llegue en cantidad y calidad suficientes de manera permanente y estable, de modo que Aguas Bonaerenses (Absa) tendrá que hacer los reclamos que correspondan a la compañía de la luz (Edelap) y lograr que ésta le aporte las soluciones necesarias para brindar eficientemente su servicio, sin excusas. Y, por otro lado, deberá asumir Absa que no todos los problemas de escasez o falta de agua pueden ser justificados por problemas eléctricos, y en esos casos tampoco se aportan soluciones permanentes.
Se ha enfatizado también en que numerosas áreas de La Plata y su zona de influencia, sólo tienen un caudal correcto de agua si hace frío. Tal formulación no hace sino reflejar una suerte de absurdo funcional, derivado de conocidos y ya pretéritos problemas estructurales en el tendido de las redes y en la prestación del servicio que, evidentemente, no se solucionan. Lo mismo puede decirse del servicio eléctrico, por lo visto sometido a los menores caprichos de la meteorología.
Desde hace muchos años -y puede hablarse ya de varias décadas- los vecinos de nuestra zona no merecen que, como toda respuesta, se les diga que la culpa del corte de un servicio la tienen otros. O que la oferta se ve disminuida por cuanto se registra un incremento de la demanda, tan previsible como el paso anual de las estaciones. Lo que están pidiendo los usuarios, de una vez por todas, son soluciones.
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