El ministro de Infraestructura de la provincia señaló recientemente la intención del Gobierno de impulsar un cuarto oasis productivo, a través del trasvase del río Grande al Atuel, en el sur. La iniciativa es interesante porque se amplía el área de producción, pero habrá que discutir el convenio con La Pampa en los ámbitos legislativos. Y comenzar una tarea urgente de impermeabilización de canales.
Mendoza era un desierto y sólo la mano del hombre logró convertirla en valles y llanuras fértiles. Fue así que la provincia se convirtió en la principal productora del país de vino, la segunda en el mundo de ajo y con producciones importantes de frutas y hortalizas.
Ese crecimiento se logró utilizando el agua de riego proveniente de los deshielos cordilleranos y es por ello que los oasis productivos crecieron en las márgenes de los ríos Mendoza, en el norte; Tunuyán, en el Valle de Uco ,y Atuel, en el sur.
La derivación del agua a través de canales y acequias, y convenientes distribución y manejo del agua aportaron lo suyo, en una medida que adoptaron nuestros dirigentes del pasado y que llevaron a que el Departamento General de Irrigación sea tomado como ejemplo en una actividad fundamental, tanto para el consumo humano como para la producción, como es el recurso hídrico.
Días pasados, a través de una nota de opinión publicada en Los Andes, el ministro de Infraestructura de la provincia, Francisco Pérez, se refirió a la intención del Ejecutivo por impulsar un cuarto oasis productivo, en el sur, a partir del trasvase del río Grande al Atuel.
El funcionario destacó que la frontera productiva es reducida, por cuanto los tres oasis actuales representan aproximadamente 3 por ciento del territorio, y advirtió que existe un retroceso en razón de que a principios del siglo XX se alcanzaron las 360 mil hectáreas cultivadas; al inicio de los años ’90 la superficie cultivada cayó a 291.570 y para el 2002 se había reducido en más de 20 mil hectáreas.
Las cifras son llamativas porque, si bien es cierto que hubo un importante crecimiento de las áreas urbanas -lo que de hecho consume mucho más agua que las zonas cultivadas- no es menos cierto que en los últimos años se han multiplicado las miles de hectáreas con riego sistematizado (especialmente por goteo) lo que reduce sustancialmente el consumo.
Y también habla de una carencia de planificación en el crecimiento urbano, que ha avanzado sobre sectores agrícolas, ocupando inclusive primeras zonas vitivinícolas, en lugar de hacerlo sobre otros sectores de Mendoza.
El funcionario destacó que el gobernador Celso Jaque reconoce que es necesario diseñar una política de Estado orientada a recuperar tierras productivas abandonadas y ampliar la frontera en producción, a través de un sistema hídrico sustentable, en la convicción de que el agua es un recurso escaso y generador de vida.
Señaló entonces que resulta necesario reducir la pérdida hídrica por filtración en los canales y por los excesos en la mala aplicación del riego agrícola, además de los problemas producidos por la contaminación.
Al referirse al cuarto oasis productivo, el ministro expresó que surgirá a partir del trasvase del río Grande al Atuel, lo que generará la posibilidad de incorporar 75 mil nuevas hectáreas de cultivo y posibilitará la construcción de la presa de Portezuelo del Viento.
Dice que no sólo mejorará el volumen del cauce del Atuel, sino que también terminará con el problema de salinización de muchas hectáreas en los departamentos de San Rafael y General Alvear y destaca que al recuperar los efluentes perdidos por filtración, principalmente en las épocas de mayor caudal, en diciembre y enero, mejorará la calidad de agua en esos departamentos.
Todas las obras que se realicen en favor de ampliar las fronteras agrícolas son bienvenidas, incluyendo en ellas las 75 mil hectáreas del cuarto oasis por el trasvase del Grande al Atuel.
Aunque es discutible y debe ser motivo de estudio, con participación de profesionales en el tema, legisladores y las propias comunas involucradas, el convenio que la Provincia firmó con La Pampa, respecto del excedente de agua que se produzca por el resultado de las obras, en función de lo que determine el Departamento General de Irrigación.
Pero, por otro lado, es necesario que se profundicen las tareas de impermeabilización de canales y redes en el resto del territorio, especialmente en el oasis norte en razón de que, como consecuencia de la construcción de la presa de Potrerillos, las aguas claras están produciendo un escurrimiento mayor en los cauces.
Ello provoca, paralelamente, la revinición y salinización de tierras que hasta no hace mucho tiempo eran productivas.
Esas tareas deben ser urgentes, porque la demora determinará que esas tierras, hasta hace poco muy ricas, se vuelvan irrecuperables.
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