Las elevadas temperaturas registradas en los últimos días tuvieron un inesperado efecto negativo en el partido bonaerense de Lobos. Más precisamente en su tradicional y amplia laguna, donde fueron rescatadas alrededor de 20 toneladas de peces muertos en estado de descomposición.
Gustavo Sobrero, intendente de ese distrito situado a unos 90 kilómetros de esta capital, explicó: "La ola de calor aumenta la temperatura del agua y eso trae aparejado el desarrollo de un alga que, al ser ingerida, queda atravesada en las branquias y les provoca la muerte".
Al precisar las causas sobre la inusual mortandad de peces -en su mayoría pejerreyes, pero también sabalitos, carpas y bagres-, el jefe comunal indicó: "Con temperaturas normales, esta alga, que siempre existe en las lagunas, no es nociva, pero el calor potencia su crecimiento y la hace mortales para los peces".
La laguna de Lobos, con una superficie aproximada de 800 hectáreas, es reconocida por sus actividades de pesca y náuticas.
Durante toda la jornada de ayer, y al tener cuenta la inmensa cantidad de peces muertos que aparecieron en las orillas del espejo de agua, decenas de empleados municipales los cargaron en camiones para ser luego enterrados en un basurero de la zona, debido al avanzado estado de descomposición que presentaban.
Se dispuso, en tanto, que algunos ejemplares sean remitidos a un laboratorio de la Universidad de La Plata, en esta capital.
En la actualidad, según se informó, la laguna está en sus niveles más bajos de agua, con un máximo de profundidad de 1,30 metros. Precisamente, esta situación y las elevadas temperaturas de las últimas horas resultaron mortales para la fauna ictícola.
También afectó al ganado
Durante los últimos días, por otra parte, el Servicio Técnico del INTA Balcarce recibió más de 60 notificaciones de productores pecuarios que denunciaban la mortandad de 300 bovinos adultos, que se registraron en jurisdicción de los partidos bonaerenses de Balcarce y Ayacucho.
Según precisó el organismo oficial, el número de casos mortales, en principio, era de 300 cabezas por establecimiento.
Los animales murieron por síntomas compatibles con el síndrome distérmico, o incapacidad de liberar el calor corporal, asociado a las altas temperaturas registradas en los últimos días, lo que motivó que se dispusiera un alerta en el Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado del INTA.
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