Aunque los porteños la esperaban como un alivio para la ola de calor, ayer la lluvia tomó a la ciudad como una sorpresa poco grata. En apenas 40 minutos en algunas zonas cayeron 59 milímetros, según lo registraron las estaciones de la Subsecretaría de Emergencias de la Ciudad. Fue mucha agua en poco tiempo, lo que provocó inundaciones, la interrupción de varias líneas de subte y problemas en el tránsito tanto en Capital como en el conurbano. Los barrios más perjudicados fueron Barracas, La Boca, Palermo, Belgrano y Balvanera, donde el agua amenazó con meterse en los edificios. Y en las localidades de Avellaneda y Garin, cayó granizo.
Pasadas las 17, el Servicio Meteorológico ya había anticipado el fenómeno con un alerta, que advertía sobre la probabilidad de "tormentas fuertes y probable caída de granizo" para Capital y sus alrededores.
La lluvia apareció por el sur, justo cuando los jugadores de San Lorenzo y Huracán salían al campo de la Bombonera para jugar el clásico. A los 16 minutos del primer tiempo, cerca de las 17.30 y cuando el "Globo" ya había metido un gol, hubo que suspender el partido: la cancha se había inundado y la pelota no se veía ni picaba por el diluvio (ver página 61)). En las calles boqueases también se había juntado agua y muchos automovilistas tuvieron que empujar sus autos para poder salir. La lluvia también obligó a suspender otros seis partidos de fútbol.
A esa misma hora, en Balvanera empezaba a gotear. Pronto, las gotas fueron temporal y el agua empezó a inundar las terrazas y a colarse hacia el interior de los edificios. En Sarmiento y Uriburu, estaba inundado de vereda a vereda y los porteros luchaban con sus escurridores para que el agua no entrara. Escenas similares se vivían en los locales de la zona de Pueyrredón y Corrientes. Y en Ayacucho y Corrientes el diluvio dejó sin luz a toda una cuadra y el agua también puso en jaque a algunos negocios de barrio.
La lluvia también causó trastornos en el subte. A las 17.45, Metrovías interrumpió el servicio de las líneas C y D. Mientras, la A, B, E y H, prestaron un servicio reducido durante casi dos horas.
Los 59 milímetros de agua caídos en algunas zonas, según las estaciones de la Subsecretaría de Emergencias porteña, representan más de la mitad del promedio para noviembre, de 108,6 milímetros. Mientras, el Servicio Meteorológico Nacional informó que entre las 17 y las 19 habían caído 12,7 milímetros en toda la ciudad.
"Las zonas más afectadas fueron las costeras y los barrios de Barracas, Balvanera, San Cristóbal, Belgrano y San Telmo -confirmaron fuentes de Emergencias-. También Palermo, donde lanzamos un alerta para que la gente no circule porque hay varias obras eléctricas en las calles Costa Rica, Salvador y Nicaragua".
Las cuadrillas de la Guardia de Auxilio, Defensa Civil y Emergencias recorrieron la ciudad y detectaron 65 sumideros tapados. Además, hubo desprendimientos de mampostería y árboles caídos.
El temporal fue tan fuerte, que Vialidad Nacional recomendó evitar la Avenida General Paz, el Acceso Sudeste, la bajada del Puente Avellaneda en Dock Sud y la bajada del puente Pueyrredón en Hipólito Yrigoyen y Avenida Mitre, donde el agua provocaba graves problemas al tránsito. Las consecuencias no fueron mayores porque ayer fue sábado y había menos autos en las calles.
También volvieron a inundarse algunas zonas críticas de siempre, como avenida Sarmiento y Del Libertador, donde los autos apenas si podían avanzar. El Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, ya había advertido en marzo, cuando se registró la última inundación importante, que ante una lluvia intensa la ciudad podría volver a inundarse y que no había soluciones mágicas. Igual, desde la Nación, el secretario de Obras Públicas y ex funcionario de la Ciudad Abel Fatala ayer salió a culpar a la gestión macrista por los anegamientos (ver Cruces y reproches...).
El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, ayer insistió en que "pese al alerta, la tormenta era esperada para las 18.30 o 19 y se produjo mucho antes por un cambio repentino del viento. Hubo vientos del sur y sudeste y eso dificultaba el drenaje del agua del arroyo Maldonado, que venía cargado desde el oeste. El arroyo Maldonado necesita obras para triplicar su capacidad de drenaje".
Opinión
Este fenómeno es el resultado de un proceso que comenzó hace 15 días y se debe al exceso de precipitaciones en el centro y este de Brasil con una duración de entre 7 y 10 días, un fenómeno que generalmente ocurre en diciembre pero que este año se adelantó. Esa persistencia de precipitaciones impidió el ingreso de humedad y de frentes fríos a nuestro país. Así, el aire se volvió muy pesado: en los últimos días tuvimos altas temperaturas y baja humedad. Casi 15 días con la misma masa de aire. En Brasil las lluvias se fueron desplazando hacia el noreste y aquí comenzó a ingresar humedad. Ayer, la atmósfera tenía mucha inestabilidad (60% de humedad y 31°) que alimentó la formación de nubes de tormenta. Se sumó que no hubo vientos fuertes y esas tormentas se movieron poco: cayó mucha agua en poco tiempo e incluso granizó.
Matías Bertolotti
Bachiller en ciencias de la Atmósfera-UBA
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