Escasez de agua, baja tensión eléctrica. Apagones de todo calibre, canillas secas, barrios enteros a oscuras y con los tanques vacíos durante varias noches consecutivas. El que se registró durante los últimos días fue el primer pico térmico de la temporada, y la infraestructura de servicios acusó el golpe como nunca. Instalada la ola de calor, los vecinos quedaron sumidos en la incertidumbre; se veían venir los cortes, pero no a quiénes le iban a tocar, ni dónde, ni por cuánto... Una frase, en particular, se repitió una y mil veces en toda la Ciudad: "y eso que todavía no llegó el verano".
La empresa que tiene a su cargo la distribución de electricidad prevé un verano "similar a los anteriores". Esto implica que se reeditarán "las complicaciones que presentan las épocas de alta exigencia para el servicio". Los especialistas explican que "el impacto de la demanda se potencia con el calor exterior porque no permite a los equipos disipar en el ambiente su temperatura interna, aumentando las probabilidades de falla y activación de los fusibles protectores".
El consumo energético se dispara de la mano de las temperaturas por múltiples motivos: entre los de mayor impacto, se conectan a la red decenas de miles de equipos de aire acondicionado y ventiladores, trabajan a pleno los compresores de heladeras y freezers, se ponen en marcha las bombas eléctricas que abastecen cisternas y piletas.
Desde el punto de vista técnico, se aseguró, es "muy complicado" realizar estimaciones de demanda. "El consumo de los acondicionadores adquiridos recientemente" se dijo, "es imposible de estimar hasta que se ponen en marcha; si bien todos los años se elaboran planes de inversión en función de previsiones a futuro, sólo se conoce si fueron superadas en el momento en que los clientes hacen uso de los artefactos; en realidad, el crecimiento de consumo general no es el que produce inconvenientes, sino los sectores puntuales en donde las subas exceden la media".
La provisión de agua, en este contexto, también entra en un "círculo vicioso". Al aumentar su demanda como consecuencia del calor, se hace necesario insuflar mayor presión en las tuberías. El bombeo, tanto en escala domiciliaria como en los pozos y estaciones que gestiona Aguas Bonaerenses -la mitad de los habitantes de la Ciudad es abastecida actualmente por agua de perforaciones-, requiere electricidad. Sometidos a una dura exigencia, los equipos de Edelap fallan; y la presión del fluido, en vez de subir, afloja.
La crisis reciente afectó a barrios y localidades que "históricamente" sufren durante los veranos, pero tuvo un impacto sin antecedentes en el casco urbano que muchos atribuyen a la descontrolada expansión inmobiliaria; el colapso de las redes como contracara del "boom" de la construcción. Torres que multiplicaron la población de manzanas enteras, abastecidas hoy con iguales conductos de agua y los mismos cables que hace años -o décadas-. La zona comprendida entre las plazas Malvinas, Moreno, Paso, Italia y Azcuénaga; las inmediaciones de plazas Belgrano y Rocha; los alrededores del Parque Saavedra, están entre las más vulnerables.
"Jamás tuvimos problema alguno" relata Silvina Galliano, de 53 entre 18 y 19: "hasta que empezaron a aparecer los edificios por todas partes; ahora falta el agua, y los cortes de luz se empiezan a hacer costumbre". Desde 48 entre 18 y 19, coincide Mirta Villar: "la luz va y viene, el agua también. Hay cinco edificios más a punto de ser habitados, y otros en proyecto; lo más probable es que todo empeore. Pareciera que nadie planifica nada; a construir, y que sea lo que Dios quiera".
En la concesionaria eléctrica son tajantes: "la proliferación de edificios en el casco urbano es un factor determinante a la hora de hablar de incrementos de consumo por sectores". Y acotan que "por esto es clave apelar a la colaboración de la gente instando a que se haga un uso racional de la energía". En Aguas Bonaerenses opinan lo mismo: "si bien se llevan adelante obras de renovación, el servicio no tiene aún la capacidad suficiente para absorber el ritmo de crecimiento edilicio".
Consejos para ahorrar
En ABSA creen que un alto porcentaje de las soluciones pasan por hacer un uso "racional" del recurso de agua, basándose en que en La Plata se consume por día hasta seis veces más agua que la razonable -según los parámetros establecidos por Organización Mundial de la Salud-: se sugiere llenar las piletas durante la noche, y colocarles productos que mantengan el agua en condiciones; usar baldes en lugar de mangueras; reparar las pérdidas que existan en los hogares; limitar el riego de jardines y quintas, y el lavado de vehículos, veredas y patios.
Edelap también da consejos específicos referidos a los acondicionadores de aire. Entre ellos, se destacó la "mayor eficiencia" de los aparatos tipo "split", y se recomendó colocarlos en lugares con sombra; montar burletes en las aberturas para evitar las filtraciones de frío al exterior; bajar las persianas y cerrar las cortinas en los momentos de más calor; regular los termostatos entre 22 y 24 grados; limpiar periódicamente los filtros -cuando están sucios consumen un 10 por ciento más-; y "no dejar los equipos encendidos innecesariamente".
La imposibilidad de usar a pleno los equipos de refrigeración "por falta de potencia" disparó quejas de los comerciantes platenses que manejan locales de gran envergadura. En Edelap aseguran que "no existen restricciones de ninguna clase", pero señalan que "los comercios grandes tienen que comunicar cuál es el consumo estimado, para adecuar las instalaciones que los proveen; en todo caso, si es procedente, se los cambia de categoría de facturación".
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