El presidente boliviano Evo Morales Ayma asumió una defensa frontal de la Madre Tierra y propuso a la Cumbre del Clima de la ONU, que este lunes se inicia en Pozna (Polonia), una Organización Mundial del Medio Ambiente y el Cambio Climático, a la que se subordinen los entes comerciales y financieros del mundo y que promueva un modelo de desarrollo amigable con la naturaleza.
"Esta organización tiene que contar con mecanismos efectivos de seguimiento, verificación y sanción para hacer cumplir los presentes y futuros acuerdos", asegura.
Esa propuesta se encuentra incluida en una carta que el Jefe de Estado envió este 28 de noviembre a los participantes de ese encuentro ecuménico que se prolongará hasta el 12 de diciembre.
Morales explica que ese modelo amigable con la naturaleza no sólo preservará el medio ambiente sino que resolverá los graves problemas de pobreza
En ese sentido, demanda una transformación estructural de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Banco Mundial (BM), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del sistema económico internacional.
El objetivo es garantizar un comercio justo y complementario, un financiamiento sin condicionamientos para un desarrollo sostenible que no derroche los recursos naturales y los combustibles fósiles en los procesos de producción, comercio y transporte de productos.
Morales sostiene que en la XIV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, una cumbre de transición que se inicia en Pozna con vistas a la de Copenhague de 2009, "es fundamental garantizar instancias activas de participación a nivel nacional, regional y mundial de todos nuestros pueblos, en particular de los sectores más afectados como los pueblos indígenas que siempre impulsaron la defensa de la Madre Tierra".
En la Cumbre de Copenhague (Dinamarca), que se realizará bajo la convocatoria de la ONU en 2009, se intentará llegar a un nuevo acuerdo sobre el control de emisiones de gases de efecto invernadero que sustituya a partir de 2012 al Protocolo de Kyoto (Japón).
"La humanidad es capaz de salvar al planeta si recupera los principios de la solidaridad, la complementariedad y la armonía con la naturaleza, en contraposición al imperio de la competencia, la ganancia y el consumismo de los recursos naturales", asegura el Presidente boliviano.
El Presidente boliviano, al convocar a atacar las causas estructurales del cambio climático, ratifica una posición ya expresada en la última Asamblea General de las Naciones Unidas, y señala al capitalismo como al principal causante del peligro que se cierne sobre la Tierra.
Por ello propone cambiar al sistema capitalista por un sistema económico basado en la complementariedad, la solidaridad y la armonía entre los pueblos y la naturaleza.
Asegura que mientras ello no ocurra "las medidas que adoptemos serán paliativos que tendrán un carácter limitado y precario".
"Para nosotros, lo que ha fracasado es el modelo del ‘vivir mejor’, del desarrollo ilimitado, de la industrialización sin fronteras, de la modernidad que desprecia la historia, de la acumulación creciente a costa del otro y de la naturaleza. Por eso propugnamos el Vivir Bien, en armonía con los otros seres humanos y con nuestra Madre Tierra", demanda Morales.
En ese marco, Morales sostiene que los países desarrollados necesitan controlar sus patrones consumistas —de lujo y derroche—, especialmente el consumo excesivo de combustibles fósiles.
Los subsidios a los combustibles fósiles, que ascienden a 150.250 billones de dólares, según el informe Stern, deben ser progresivamente eliminados. Es fundamental desarrollar energías alternativas como la energía solar, la geotérmica, la energía eólica y la hidroeléctrica en pequeña y mediana escala.
También insiste en que los agrocombustibles no son una alternativa porque anteponen la producción de alimentos para el transporte frente a la producción de alimentos para los seres humanos.
Los agrocombustibles amplían la frontera agrícola destruyendo los bosques y la biodiversidad, generan monocultivos, promueven la concentración de la tierra, deterioran los suelos, agotan las fuentes de agua, contribuyen al alza del precio de los alimentos y, en muchos casos, consumen más energía de la que generan.
REDUCCION DE EMISIONES DE GASES
En ese marco es que el Jefe de Estado boliviano emplaza a las naciones industrializadas cumplir estrictamente, hasta el 2012, el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 5 por ciento por debajo de los niveles de 1990.
"No es aceptable que los países que contaminaron históricamente el planeta hablen de reducciones mayores para el futuro incumpliendo sus compromisos presentes", asegura Morales.
Al insistir en que urge enfrentar el cambio climático, el Presidente boliviano señala que es imperativo establecer nuevos compromisos mínimos para los países desarrollados del 40 por ciento para el 2020 y del 90 por ciento para el 2050 de reducción de gases de efecto invernadero, tomando como punto de partida las emisiones de 1990.
Estos compromisos mínimos de reducción deben hacerse de manera interna en los países desarrollados y no a través de mecanismos flexibles de mercado que permiten la compra de Certificados de Reducción de Emisiones para seguir contaminando en su propio país.
Asimismo, se deben establecer mecanismos de monitoreo, información y verificación transparentes, accesibles al público, para garantizar el cumplimiento de dichos compromisos.
"Los países en desarrollo que no son responsables de la contaminación histórica deben preservar el espacio necesario para implementar un desarrollo alternativo y sostenible que no repita los errores del proceso de industrialización salvaje que nos ha llevado a la actual situación", enfatiza.
"Para asegurar este proceso, los países en desarrollo necesitan, como prerrequisito, el financiamiento y transferencia de tecnología", agrega Morales.
En ese sentido, plantea un reconocimiento a la deuda ecológica histórica que tienen con el planeta los países desarrollados y por ello les pide crear un mecanismo financiero integral para apoyar a los países en desarrollo en la implementación de sus planes y programas de adaptación y mitigación del cambio climático.
Como también en la innovación, desarrollo y transferencia de tecnología; en la conservación y mejoramiento de sus sumideros y depósitos; en las acciones de respuesta a los graves desastres naturales provocados por el cambio climático; y en la ejecución de planes de desarrollo sostenibles y amigables con la naturaleza.
Morales plantea que ese mecanismo financiero integral, para ser efectivo, debe contar por lo menos con un aporte del 1 por ciento del PIB de los países desarrollados y contar con otros ingresos provenientes de impuestos a los hidrocarburos, a las transacciones financieras, al transporte marítimo y aéreo, y a las utilidades de las empresas transnacionales.
Indica que el financiamiento que aporten los países desarrollados debe ser adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA), a la ayuda bilateral y/o canalizada a través de organismos que no sean los de Naciones Unidas. Cualquier financiamiento fuera de la CMNUCC no podrá ser considerado como la aplicación de los compromisos de los países desarrollados bajo la Convención.
Precisa que el financiamiento tiene que ir a los planes o programa nacionales de los Estados y no a proyectos que están bajo la lógica del mercado.
Además, ese financiamiento no debería concentrarse sólo en algunos países desarrollados sino que tiene que priorizar a los países que menos han contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero, aquellos que preservan la naturaleza y/o que más sufren los impactos del cambio climático.
Es decir, el mecanismo de financiamiento integral debe estar bajo la cobertura de las Naciones Unidas y no del Fondo Global del Medio Ambiente (GEF) y sus intermediarios como el Banco Mundial o los Bancos Regionales.
Su administración debe ser colectiva, transparente y no burocrática y sus decisiones deben ser tomadas por todos los países miembros, en especial los países en desarrollo, y no sólo por los donantes o las burocracias administradoras.
TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA
El Jefe de Estado boliviano demanda la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, ya que las innovaciones y tecnologías relacionadas con el cambio climático deben ser de dominio público y no estar bajo un régimen privado de monopolio de patentes que obstaculiza y encarece su transferencia a aquellos.
Es decir que los productos que son fruto del financiamiento público para innovación y desarrollo de tecnologías deben ser colocados bajo el dominio público y no bajo un régimen privado de patentes de forma tal que sean de libre acceso para los países en desarrollo.
Morales sostiene que es necesario incentivar y mejorar el sistema de licencias voluntarias y obligatorias para que todos los países puedan acceder a los productos ya patentados en forma rápida y libre de costo.
Los países desarrollados no pueden tratar las patentes o derechos de propiedad intelectual como si fueran algo "sagrado" que tiene que ser mantenido a cualquier costo.
El régimen de flexibilidad que existe para los derechos de propiedad intelectual, cuando se trata de graves problemas a la salud pública, debe ser adaptado y ampliado sustancialmente para curar a la Madre Tierra.
Por ello pide recoger y promover las prácticas de armonía con la naturaleza de los pueblos indígenas que a lo largo de los siglos se han demostrado sostenibles.
En ese contexto, el Jefe de Estado boliviano demanda impulsar acciones, programas y planes de mitigación y adaptación con la participación de las comunidades locales y pueblos indígenas en el marco del pleno respeto e implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
"El mejor instrumento para enfrentar el reto del cambio climático no son los mecanismos de mercado, sino los seres humanos organizados, conscientes, movilizados y dotados de identidad", afirma Morales.
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