Sr. Director:
En primer lugar deseo aclarar que como vecina del barrio 30 de Octubre, sufrí el problema de la falta de agua y energía, lo que me generó el mismo malestar y enojo que al resto de los rafaelinos. También apoyo la recolección de firmas organizada por una vecinal y todas las medidas que a nivel gubernamental se implementarán, pero me gustaría compartir algunas reflexiones sobre este tema, con el solo propósito de sumar ideas, buscando ampliar el enfoque que realizamos del mismo.
Entre otras medidas anunciadas el senador Calvo solicita a quien corresponde elabore un plan de contingencia a los fines de prever para la época estival la prestación del servicio de agua potable, en condiciones que aseguren su continuidad, regularidad, calidad y generalidad de manera que se garantice su suficiente suministro a los usuarios para la ciudad de Rafaela.
Fundamenta este pedido en su convicción "que el acceso al agua es un derecho fundamental, individual y colectivo; y a quien no tiene acceso a suficiente agua de buena calidad, se le está lesionando dicho derecho". Y es la expresión "suficiente agua de buena calidad" la que me gustaría analizar, sin que nadie se considere agraviado u ofendido.
¿Qué significa suficiente agua de buena calidad expresado en litros/día y por persona?
¿Quién fija este parámetro, teniendo en cuenta que el agua utilizable es un recurso natural renovable pero escaso?
Por ser un recurso natural, ese derecho conlleva en sí mismo una limitación: que el agua utilizable se encuentre presente y en la cantidad necesaria.
Esto determina que para gran parte del pueblo de Africa, de bajo poder adquisitivo, el derecho se limita a un litro y medio de agua por día y por persona, es decir 1,5 lt/día/persona. En India, este derecho se reduce a cero (0 litro de agua de buena calidad).
Podemos pensar, nosotros estamos en Rafaela, no en Africa, India o Asia Menor, pero entonces este derecho deja de ser un derecho y depende del lugar en que nacimos. Pero Rafaela carece de agua superficial o subterránea de buena calidad, por lo que la cantidad de agua disponible por persona va a depender del poder adquisitivo colectivo y de encontrar quién se disponga a venderla, sabiendo que es un recurso escaso.
Tal vez llegó el momento de asumir el problema entre todos e invertir el proceso, es decir: en las condiciones actuales de qué cantidad de agua de buena calidad dispone cada rafaelino por día y en una acción conjunta y solidaria, organizarnos sencillamente para que el agua llegue con la misma presión a todos los barrios. La utilización del agua requiere de austeridad por parte de los usuarios y si le sumamos el sentimiento solidario de saber renunciar a ciertos hábitos en favor de quienes viven en zonas más alejadas, juntos resolveremos un problema de muy difícil solución.
Exige el niño en su capricho y sin tener en cuenta la realidad circundante. A los adultos nos corresponde analizar, reflexionar y concordar una estrategia que nos permita superar la situación.
Susana Beatriz F. Sánchez
DNI: 10.636.304
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