Guanacaste no solo se ha convertido en el oasis turístico de los “baby boomer”, sino también en el epicentro de intensas disputas entre comunidades, empresarios y Gobierno por el suministro de agua potable.
El temor a perder el recurso hídrico es el principal detonante que ha calentado el ánimo en diversos cantones de la Región Chorotega, tal como sucede con el acueducto Sardinal-El Coco-Ocotal.
Dicho proyecto ha propiciado que entre los vecinos de la zona crezca la incertidumbre al no saber a ciencia cierta si podrán contar con agua en un futuro no muy lejano.
“Si no se desarrollan proyectos con inversión privada en la zona podría existir el riesgo de no contar con agua, pero ahora con el acueducto en Sardinal, esto se convierte en una doble ganancia para nuestra comunidad ya que nos aseguramos de tener agua a futuro y también se nos garantiza sostener los empleos ya existentes gracias al turismo en nuestra zona, donde cuatro de cada diez familias dependen de manera directa de esta industria”, dijo Carlos Chanto presidente del Consejo Civil de Carrillo y vecino de la localidad.
La misma problemática se suscita entre los desarrolladores inmobiliarios y turísticos de Guanacaste, quienes han tenido que financiar la construcción del acueducto en Sardinal para contar con el recurso hídrico.
Tal es el caso de empresas como Pacífico Development Coco, Proyecto Inversión Ocotal Pío, S.A., Parque del Oro Treinta, S.A. y Coco Water S.A., entre otras que están invirtiendo cerca de $7 millones en las obras.
Igualmente, otras compañías guanacastecas dicen estar dispuestas a invertir en este tipo de obras para garantizar el servicio.
“Existe una brecha de 30 años en materia de infraestructura. Sin embargo, la Ley de Planificación Urbana que data de los años 60 establece mecanismos para que el Estado y empresarios puedan contribuir con mejoras en la infraestructura”, afirmó Pedro Muñoz, abogado de la firma Arias & Muñoz.
La problemática que hoy vive Guanacaste tiene un común denominador llamado falta de planificación, poca información y carencia de infraestructura que garantice el abastecimiento de este preciado líquido a largo plazo.
Situación que se pudo generar debido al sorpresivo boom inmobiliario que se desató en la provincia, que jamás imaginó albergar una mole de proyectos que sobrepasarían su capacidad de atención.
“Se tienen que tomar decisiones drásticas, porque son muchas las necesidades existentes en la provincia. El problema es que el modelo actual de desarrollo consume demasiado recurso y contrasta con la realidad de la zona”, sostuvo Gabriela Cuadrado, abogada en el programa de Gestión Integral del Recurso Hídrico de la Alianza Nacional para la Defensa del Agua.
Por ejemplo, el área de nuevas construcciones por proyectos inmobiliarios y turísticos en Guanacaste creció en el último año un 7,6%.
Igualmente, las proyecciones de crecimiento en el sector hotelero suponen al menos la duplicación del número de habitaciones para 2010 y un incremento asociado en el consumo de agua de más del 200%. Lo que ocasionaría serios problemas en el abastecimiento de agua para consumo humano en Guanacaste en 2015, señaló el Estado de la Nación (2002) y con ello una presión sobre el recurso hídrico.
El problema radica en que este paraíso inmobiliario se asienta en una de las regiones más secas del país, en especial en precipitaciones y fuentes de agua disponibles.
Además, el Estado de la Nación de este año sostiene que “sobresale la menor disponibilidad en las zonas costeras de Guanacaste. Las cuencas de los ríos Bebedero y Tempisque resaltan como las de mayor prioridad, debido a que presentan problemas de infraestructura, disponibilidad hídrica y conflictos por el uso”.
Adicionalmente, la lluvia que baña a la provincia alcanza en promedio cerca de 2 mil milímetros de agua anuales. Mientras que en el resto del país el promedio es de 2.500 milímetros anuales.
Los cantones con mayor desigualdad en el acceso al agua potable son los cantones de Abangares, La Cruz, Hojancha, Bagaces, Nandayure, Nicoya y Tilarán.
Hasta el momento, la problemática se ha solventado con la utilización de fuentes subterráneas de los acuíferos existentes en la provincia, con el agravante de que la sobreexplotación de los pozos provoca en algunos casos extracción salina como ha sucedido en Tamarindo y Flamingo. Se estima que solo en Tamarindo operan unos 90 que se hicieron clandestinamente y en la provincia en general los ilegales pueden ser el doble de los autorizados.
“El problema en torno al agua en Guanacaste es bien serio. Los acuíferos de Guanacaste en general son pequeños, de muy poca capacidad y fáciles de contaminar”, señaló Carlos Romero, hidrogeólogo del Sistema Nacional de Aguas, Riego y Avenamiento (Senara).
Precisamente, un informe de la Contraloría General de la República a diciembre de 2007 indica las deficiencias del Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados (AyA) en la atención del alcantarillado público, información global sobre la disponibilidad de agua y la distribución del uso del territorio a través de planes reguladores de la región.
“Esta región necesita acueductos financiados por la empresa privada, porque en Guanacaste no es que no haya agua, lo que hace falta son proyectos como este, en los cuales los ricos pagan la infraestructura para los pobres”, aseguró Ricardo Sancho, presidente ejecutivo de AyA.
No obstante, el mal manejo del sistema del recurso hídrico es reconocido por algunas autoridades, quienes admiten que la ingobernabilidad y la falta de planificación son los principales responsables de la situación que aqueja la provincia y en general el país.
“Ciertamente Guanacaste es una de las regiones más secas de Costa Rica, pero esto no quiere decir que no existan alternativas para abastecer la demanda actual y futura. Lo que ha sucedido es que nunca se creó un plan estratégico y la infraestructura necesaria para atender las comunidades, industria y turismo”, señaló Bernal Soto, gerente general del Senara.
Ante este panorama, representantes del Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (Minaet) dicen estar tomando cartas en el asunto a través de la creación de una comisión encargada de realizar un diagnóstico del sector hídrico nacional. Con base en estos estudios también se desarrolla una política hídrica y una estrategia en esta materia.
Otros factores también se confabulan en contra del escaso recurso hídrico en Guanacaste que es la ausencia de planes reguladores, lo cual ha contribuido a una construcción desordenada en la provincia.
“Las municipalidades son las que tienen que decir cuánto tiene que crecer un cantón, no es AyA o Mideplan, ni el Gobierno de la República. La ingobernabilidad es por falta de planificación ya que nadie le va a decir a una municipalidad si en el cantón se debe tener o no diez condominios o 20 hoteles, esa decisión es competencia del municipio”, agregó Sancho.
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