El "despilfarro, la mala gestión, las torpezas ambientales" e inminentes complicaciones judiciales desencadenaron ayer la decisión de la presidenta Cristina Kirchner de pedirle la renuncia a su secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Romina Picolotti, según confiaron a La Nacion altas fuentes de la Casa de Gobierno. Será reemplazada por Homero Máximo Bibiloni, un abogado especializado en el tema.
El jefe de Gabinete, Sergio Massa, fue el encargado de pedirle la dimisión a la cuestionada funcionaria. Lo hizo durante una reunión a solas en la Casa de Gobierno.
En el plano político, el alejamiento de Picolotti significa que cae otra figura cercana al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, hoy marginado del kirchnerismo. Hace tres semanas le había tocado el turno al supe-rintendente de Servicios de Salud, Héctor Capacciolli, también acusado de desmanejos en su gestión.
Los motivos del desplazamiento de Picolotti son varios. Según informaron ayer a La Nacion fuentes oficiales, la causa que impulsa el fiscal federal Guillermo Marijuán por irregularidades en la administración de recursos en la Secretaría de Ambiente había avanzado más de la cuenta. Hubo emisarios entre el fiscal y el jefe de Gabinete. "Massa actuó preventivamente y habló con la Presidenta", confiaron en Balcarce 50. De todos modos, Cristina Kirchner estaba de antemano desencantada con la gestión de Picolotti.
En lo que va del año, su secretaría había ejecutado sólo el 40% del presupuesto -lo que revela ineficiencia en la puesta en marcha de programas-, mientras que los directivos del área pasaron 70.000 dólares de viáticos por viajes a diversas partes del mundo, como Kenya y España, entre otros destinos, según confiaron a LA NACION en la Casa Rosada.
"No había delitos para denunciar, pero sí mala gestión mientras se cometía un despilfarro", señaló un alto funcionario.
Además, Picolotti había impulsado en el Congreso la ley de protección de glaciares, que sería vetada con mucho malestar por la Presidenta. E impulsó la ley de bosques nativos, que hasta ahora no fue reglamentada por el Poder Ejecutivo.
Tras el encuentro entre Massa y Picolotti los voceros oficiales anunciaron el alejamiento definitivo de la ex secretaria. Cuando ingresó en la Casa Rosada, Picolotti lo hizo a las apuradas y le dijo a un funcionario: "Ando medio ocupada, porque me voy de viaje". Otro asesor la interceptó cuando se retiraba por la explanada de Balcarce 50 y al saludarla, Picolotti lo dejó helado: "Estoy como el culo: me acaban de echar".
"Estas cosas pasan"
La renunciada funcionaria reunió luego a su equipo y les pidió a todos la renuncia, dijo estar agradecida a la Presidenta y puntualizó que "estas cosas pasan en la política".
La reemplazará el abogado Bibiloni, experto en derecho ambiental, de 55 años, y ex subsecretario de Recursos Naturales (2003 y 2006).
Picolotti había llegado al gobierno del ex presidente Kirchner -y fue ratificada por Cristina Kirchner- debido a su militancia en la fundación Cedha, a favor de los ambientalistas de Gualeguaychú, durante el conflicto con Uruguay por la instalación de la papelera Botnia. Pero nunca pudo domesticar la crisis ni destrabar los cortes de la ruta 136, que tras dos años mantienen interrumpido el tránsito hacia Fray Bentos, Uruguay.
Su prestigio declinó cuando su marido, Daniel Taillant, titular de Cedha, agravó el conflicto con Uruguay al revelar que una de las ideas que barajaba la asamblea ambiental era arrojar sobre Botnia a "la abuela bomba".
Sobre la futura política hacia los ambientalistas, cerca de Massa decían anoche que "la definirá el nuevo funcionario".
Ningún vocero quiso explicar ayer en público los motivos del despido. Fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que Cristina Kirchner expresó en la intimidad que está "desilusionada" con la gestión de Picolotti. Algo así le habría transmitido Massa a la funcionaria, según los informantes.
Ley polémica
Picolotti había entrado en un serio declive cuando impulsó en el Congreso la ley de protección de glaciares, junto con el senador oficialista Daniel Filmus, que fue aprobada en octubre. Se prohibía en ella la explotación minera en zonas cercanas a los glaciares y en todas las provincias cordilleranas. La ley disgustó a Cristina Kirchner, que la vetó el 10 de noviembre.
El Gobierno tampoco quiso reglamentar la ley de bosques, que prohíbe la tala indiscriminada. Picolotti la había impulsado junto con la fundación Greenpeace y el diputado oficialista Miguel Bonasso.
Ante una protesta de aquella ONG por la falta de reglamentación, en el Gobierno dicen que Picolotti deslindó culpas en Massa y eso disgustó al jefe de Gabinete, que ya tenía una pésima relación con la funcionaria.
Altas y bajas entre los albertistas
El alejamiento de Romina Picolotti de la Secretaría de Ambiente marcó una nueva baja entre las filas de los funcionarios que llegaron al Gobierno de la mano del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. Otra baja reciente fue la de Héctor Capaccioli, quien se desempeñaba como superintendente de Servicios de Salud y fue desplazado. Entre los destacados albertistas que se mantienen en sus cargos figuran Mercedes Marcó del Pont, presidenta del Banco Nación; Alejandro Vanoli, vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores; Carlos Fernández, ministro de Economía; Ocaña, ministra de Salud, y Miguel Angel Pesce, director del Banco Central, entre otros.
La denuncia que precipitó su salida
Paz Rodríguez Niell
La causa penal que precipitó la salida del Gobierno de Romina Picolotti se inició con una denuncia que la acusó de haber contratado amigos y familiares con sueldos exorbitantes, haber utilizado jets privados innecesarios y haber comprado muebles que nadie iba a utilizar.
Pero el expediente avanzó y en los últimos meses se descubrieron otros supuestos desfalcos en la Secretaría de Ambiente. El fiscal federal Guillermo Marijuán acaba de pedir una serie de allanamientos para averiguar si un convenio firmado por Picolotti y el ex intendente de Córdoba Luis Juez permitió el desvío de 650.000 pesos que salieron de las arcas del Estado nacional.
De acuerdo con la denuncia de un grupo de concejales opositores a Juez, esos fondos, destinados a financiar programas ambientales, fueron utilizados para pagar dos consultorías encomendadas a allegados a Picolotti.
Los investigadores sospechan que los desvíos se realizaron por medio de ArgenInta, una fundación pública desde donde la secretaria de Ambiente podía mover dinero con muy pocos controles. Esta entidad fue allanada en septiembre pasado por orden de la jueza María Romilda Servini de Cubría.
Los documentos secuestrados en ArgenInta y los recogidos en las oficinas de Picolotti son elementos clave en este expediente, que se inició en agosto de 2007 por una investigación de Clarín que fue llevada a la Justicia por un grupo de legisladores de ARI.
Pero ésta no es la única causa contra Picolotti. También la acusan de no haber tomado medidas ante el incendio de pastizales del Delta que llenó de humo Buenos Aires hace ocho meses. Esa denuncia fue realizada por el abogado Fernando Soto en representación de Ariel Cook, un sobreviviente de Cromagnon que acreditó que el humo había afectado sus vías respiratorias, dañadas desde el incendio de la discoteca. Desestimada en primera instancia, esta causa fue reabierta por la Cámara Federal.
Gestión polémica
JULIO DE 2006
Con los asambleístas
El Gobierno pretendía que Picolotti intercediera ante los asambleístas de Gualeguaychú e impidiera los cortes de ruta entre la Argentina y Uruguay.
OCTUBRE DE 2006
Demanda por el Riachuelo
A poco de asumir, Picolotti tuvo que defender el plan de saneamiento del río presentado por el Estado nacional, el bonaerense y el porteño.
JULIO DE 2007
Explicaciones
Junto a Alberto Fernández, tuvo que dar explicaciones después de que una investigación periodística reveló supuestos manejos irregulares de fondos.
ABRIL DE 2008
Quema de pastizales
La secretaria de Estado encabezó personalmente la lucha contra los focos de incendio que generaron la quema de pastizales en el delta del Paraná.
La que se va
La ecologista que quedó bajo fuego
Laura Rocha
Llegó como una abogada ambientalista que intercedería ante los duros asambleístas de Gualeguaychú e impediría los cortes de ruta que perduran hasta hoy. Y se va, de la peor manera, sospechada de corrupción y sin haber concretado una política ambiental que la diferenciara del resto.
El nombramiento en el Gobierno llegó después de que Picolotti recibió un premio que le entregó la Fundación Sophie, de Noruega, por su lucha en temas ambientales y de derechos humanos en julio de 2006. Durante su gestión usó una estrategia que le había sido útil en su carrera: rodearse de personas de su extrema confianza. Eligió como jefe de gabinete a su hermano, Juan Picolotti, que también la acompañaba en el Centro de Estudios de Derechos Humanos y Ambiente, la ONG que la catapultó a la fama. Pero los contratos para las personas de su entorno fueron la causa de su gran dolor de cabeza: una acusación ante la Justicia por malversación de fondos. "Todo está claro como el agua. No estoy robando", se defendió la secretaria nombrada por Néstor Kirchner.
Picolotti tuvo un alto perfil en sus dos años de gestión. Enfrentó a la Corte Suprema a defender la postura de los Estados nacional, bonaerense y porteño respecto del saneamiento del Riachuelo y hubiera tenido que pagar de su bolsillo el incumplimiento de los plazos de limpieza. Su figura creció de la mano de la presidenta Cristina Kirchner. En el conflicto con el campo Picolotti no sólo fustigó a los productores de soja por la degradación del suelo que provoca el monocultivo, sino que encabezó una "campaña" antiquema de pastizales en el delta del Paraná.
Pero el romance terminó. Algunos mencionaban la rebeldía de Picolotti ante el veto de la ley de protección de los glaciares. También la salida del Gobierno de su mentor, Alberto Fernández. Ella siempre quiso diferenciarse del fantasma que la perseguía: la ex secretaria de Recursos Naturales María Julia Alsogaray. El destino hizo que Picolotti, ya fuera de la función pública, deba enfrentar dos causas en la Justicia, algo muy similar a lo que vivió la ex funcionaria menemista.
El escenario
Otro golpe para diluir el poder de Alberto Fernández
Carlos Pagni
Bastó con que dejara su cargo en el Gobierno para que Alberto Fernández perdiera también el saludo de la Presidenta. Néstor Kirchner, quien no confía en el protocolo ni para las penalidades, prefirió desarmar el pequeño castillo montado por su antiguo colaborador en la administración y en el PJ Capital. Con la salida de Romina Picolotti, ayer, fue retirado otro ladrillo de esa arquitectura.
La última reunión entre Kirchner y Fernández quedó velada tras la ficción, consentida en Olivos, de un encuentro entre amigos. El ex jefe de Gabinete, decía el parte oficial, volvería a escena como negociador de las listas de la lejana elección de 2009. Fue el 18 de septiembre. Kirchner y Fernández no se volvieron a ver. En vez del reencuentro, había comenzado la demolición. De Fernández, claro.
Picolotti tuvo un precursor más ruidoso en su salida: Héctor Capaccioli, ex superintendente de Salud que dejó el sillón acorralado por el escándalo de la efedrina y las denuncias de Graciela Ocaña sobre corruptelas en la supervisión de las obras sociales. La situación de este funcionario fue el tema casi exclusivo de aquella charla de septiembre.
Capaccioli había sido el recaudador electoral de los Kirchner por designación de Fernández. Cuando comenzaron las acusaciones, se escudó en ese vínculo: "Yo tenía responsabilidades conjuntas con Alberto", dijo a LA NACION. La misma estrategia de José Salvatierra, investigado por los descalabros del Hospital Francés, quien rememora a diario las reuniones de financiamiento de campaña ante prominentes secretarios de Estado y caudillos del PJ Capital.
También de ese feudo Kirchner se ha propuesto expulsar al ex jefe de Gabinete, quien ni siquiera es invitado a las reuniones del partido que preside. En cambio, adversarios del ex jefe de Gabinete, como Ginés González García y Rafael Bielsa, volvieron al redil porteño. Y un aliado crucial, como el sindicalista Víctor Santa María, vive pegado a la Casa Rosada, sobre todo desde que obtuvo la llave de una radio AM en el distrito.
Telerman y Lavagna
El esposo de la Presidenta hizo sondear, hace apenas horas, a dos dirigentes que -supone- podrían representar al Gobierno en 2009 en la ciudad de Buenos Aires: Jorge Telerman y Roberto Lavagna. No se sabe cuál de los dos se lleva peor con Fernández.
¿A qué se debe esta inquina de los Kirchner? La versión más superficial es que interpretaron como una amenaza la ocurrencia de su ex subordinado de publicar un libro. "Néstor sabe que es una veleidad, que no diría nada inconveniente", refuta un experto en estos arcanos. Otros creen que el vínculo se quebró el día en que Aníbal Ibarra abandonó el oficialismo: "A Ibarra le toleramos de todo por pedido de Alberto", despotrica el esposo de la Presidenta. El último entredicho fue hace un mes, cuando Vilma Ibarra -quien se caracterizó siempre, en las buenas y en las malas, por una inusual autonomía legislativa- tuvo un cruce de palabras con Sergio Massa, en Diputados. ¿Hay otras razones para el castigo? ¿Tendrán algo que ver las recientes idas y venidas -sobre todo venidas- del ex jefe de Gabinete con el apóstata Felipe Solá?
Acaso Fernández no sepa del todo qué culpa está pagando. Su ignorancia se advierte en los esfuerzos por conseguir clemencia a través de trabajosas declaraciones de un amor no correspondido. Rara ceguera: nadie más indicado que él para atestiguar que el sistema de poder que lo expulsa no registra matices. Que los Kirchner sólo reconocen lealtades absolutas. Amigos o enemigos.
El que llega
Un técnico de neto perfil peronista
Jaime Rosemberg
El nuevo secretario de Medio Ambiente es un viejo conocido en la política bonaerense. También conoce como pocos el área que le tocará manejar, tanto en el área ejecutiva como en la asesoría de municipios, algunos de ellos con graves problemas ambientales.
Nacido en 1953, en La Plata, la trayectoria política de Homero Máximo Bibiloni está ligada a la capital bonaerense, donde vive. Hasta ayer al mediodía, cuando el jefe de Gabinete Sergio Massa se comunicó con su jefe, era secretario legal y técnico del intendente platense Pablo Bruera, un incondicional del kirchnerismo.
Abogado, docente y experto en derecho ambiental, Bibiloni conoce el área. Fue subsecretario de Recursos Naturales de Atilio Savino, antecesor de Picolotti y cuñado del ex ministro de Salud Ginés González García.
Hincha de Gimnasia y concurrente a congresos de abogados peronistas, su estudio La Plaza tiene como actuales clientes a municipios bonaerenses acusados de graves violaciones de leyes ambientales y a la intendencia de Gualeguaychú, centro del conflicto por las papeleras que Picolotti no pudo resolver.
Tendrá la fortuna que no tuvo Picolotti: US$ 780 millones de un crédito del Banco Mundial para sanear el Riachuelo. Botnia, la ley de glaciares y la contaminación serán sus desafíos.
El personaje
Homero Bibiloni
Nuevo secretario de Ambiente
Profesión: abogado
Edad: 55 años
Fue subsecretario de Recursos Naturales durante la gestión de Néstor Kirchner. Es docente universitario y asesor de municipios bonaerenses, empresas y bancos.
Cambios en el Gobierno / El análisis
Las permanentes contradicciones del Gobierno
Joaquin Morales Solá
Romina Picolotti se ha ido y el embajador norteamericano, Earl Anthony Wayne, habló mediante un documento. Ninguna de las dos cosas es habitual. Pero las dos expresan las permanentes contradicciones del Gobierno. Picolotti llegó al Gobierno como consecuencia de la crisis con Uruguay por la fábrica de pasta de celulosa en Fray Bentos. Se va sin haber hecho ningún aporte, ni bueno ni malo. ¿Prenuncia su despedida un período más constructivo para aquella dañada relación con Montevideo? Lo más probable es que no y que la cesantía de la funcionaria sólo se deba a pobres cuestiones internas de la administración.
Confusión. Esa es la única señal del Estado. Cuando Picolotti fue nombrada, el Gobierno la convirtió en una virtual santa del medio ambiente. Pero es la misma administración la que acaba de vetar una ley de protección de los glaciares del sur patagónico. ¿Acaso la santa se convirtió en demonio? Nadie responde, porque quizá nadie lo sabe, salvo el impenetrable círculo de Olivos.
En el caso de Wayne, una pregunta resulta ya inevitable. ¿La posibilidad de que la Argentina termine lavando dineros de cualquier calaña es un problema del embajador norteamericano o es, en cambio, un probable y sombrío panorama para el futuro de los propios argentinos? El blanqueo de capitales propuesto por el matrimonio Kirchner no carece de las contradicciones habituales de un gobierno que no siempre hace lo que dice.
Eso se trasluce en el propio proyecto enviado por el Gobierno al Congreso. En un artículo se subraya que todos los recursos blanqueados estarán sometidos a los controles que dispone la ley antilavado. En otro artículo señala que nadie estará obligado a informar sobre el origen de esos dineros ni a justificarlos. En síntesis, la mejor ley contra el lavado de dinero se convertirá en letra muerta porque el Estado no tendrá la información necesaria para separar la plata honesta de la que no lo es.
Existe preocupación en el gobierno de Washington, siempre sensible al dinero que puede lavar el narcotráfico o el terrorismo. De ahí la referencia de ayer del embajador Wayne a que su gobierno espera que la Argentina siga siendo un "buen socio" en esos menesteres. Los Kirchner han defraudado a Washington muchas veces menos en el secreteo reservado sobre narcotráfico, terrorismo y lavado de dinero. "Tenemos que proteger esa parte de la relación", dijo ayer un diplomático norteamericano luego de que se conoció el documento oficial de Wayne.
Sin embargo, el peor riesgo sigue siendo el de los argentinos. Hubo muchos muertos en los últimos meses que fueron atribuidos a carteles de la droga presuntamente mexicanos. Hubo ya, hace unos seis años, un intento del Cartel de Juárez de comprar con dólares fáciles muchas propiedades en la Argentina. El blanqueo actual, que carecerá de tamices más allá de las inútiles referencias a leyes que no se podrán aplicar, estaría en condiciones de convertirse en la mejor puerta de entrada para esos capitales. Estos siempre podrán contar con la complicidad de argentinos codiciosos.
Narcotráfico y corrupción local podrían lavar sus vergüenzas a través del generoso perdón de los Kirchner. "La corrupción es un problema de ustedes", señaló un diplomático norteamericano desde Washington. Tiene razón. Pero ¿el del narcotráfico es sólo un eventual problema de los norteamericanos? La experiencia indica que el narcotráfico nunca se fue de ningún país donde logró distribuir sus pletóricos narcodólares. Por lo general, ha sido el Estado, la primera y última defensa de cualquier nación, el que ha caído rendido a sus pies.
La doble faz es ya una mala costumbre. Jorge O´Reilly, asesor oficial del jefe de Gabinete, Sergio Massa, señaló que no pidió el relevo del cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, en una reunión de alto nivel realizada en la sede de la Nunciatura en Buenos Aires. ¿Cómo? ¿Acaso esa disparatada propuesta no fue tratada hasta por la Asamblea Permanente de los obispos argentinos? En diálogo con este periodista, O´Reilly dijo que asistió a aquella reunión en nombre de Massa y aceptó que propuso "sacar los problemas personales que complican la relación entre las instituciones", en una implícita alusión a las diferencias entre el ex presidente Kirchner y el cardenal Bergoglio.
Efectivamente, y siguiendo esa línea argumental, las versiones señalan que O´Reilly calificó de favorable el "desplazamiento del arzobispo de Buenos Aires", cargo que desempeña Bergoglio. "Bueno, pero el papel no está", respondió en referencia a que esa propuesta habría figurado como penúltimo punto de sus ideas para mejorar la relación del gobierno kirchnerista con el Vaticano.
En la reunión de O´Reilly en la Nunciatura estuvieron el nuncio, monseñor Adriano Bernardini, y el canciller del Vaticano, monseñor Dominique Mamberti, quien se encontraba en Buenos Aires. El nuncio Bernardini también asistió a la reunión de la Asamblea Permanente de los obispos que trató la escabrosa cuestión.
Varias e inmejorables fuentes de la Iglesia argentina confirmaron que existió la propuesta de O´Reilly sobre Bergoglio. Es menester, por lo tanto, ratificar la información consignada por este periodista el domingo último, aunque más no sea para bajar el nivel de saturación de mensajes dobles, superpuestos y contradictorios que surgen de los gobernantes argentinos.
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