“Les hemos pedido que primero compren el pliego y si eso ocurre, entonces sí accederíamos a una eventual prórroga”, dijo a El Litoral el secretario de Aguas de la provincia Hugo Orsolini respecto de la posibilidad de que -otra vez- haya una postergación en el acto de apertura de sobres de la licitación para la construcción de la primera etapa del Plan de Grandes Acueductos.
“No tenemos la intención de que haya otra prórroga pero hay una empresa que ha consultado y mostró interés en comprar el pliego”, agregó y ante otra consulta informó: “cada pliego tiene un costo de 300 mil pesos y es lógico que las empresas tomen sus previsiones antes de decidir si se presentarán o no”.
Orsolini dijo que de accederse a la prórroga ésta sería por unos 10 días. El 10 de noviembre el gobierno santafesino anunció que la apertura de las ofertas para la licitación sería el próximo 10 de diciembre, al prorrogar ese acto.
Para el primer año de ejecución del plan, se ha previsto un monto de hasta 200 millones de dólares (de allí el alto costo del pliego). Y si el proyecto funciona como se espera demandará -como mínimo- un desarrollo de 15 años.
Cambios
Los cambios que la actual gestión produjo sobre el diseño de los acueductos (el gobierno anterior tenía otro proyecto) llevaron a 12 las 3 trazas troncales previstas originalmente.
Las autoridades provinciales en funciones prefirieron paralizar la licitación que tenía en marcha la gestión anterior, para que la obra tuviera un proyecto ejecutivo (en el esquema del gobierno de Jorge Obeid éste iba a ser provisto por el propio oferente).
Ahora, Santa Fe buscó no repetir la experiencia del Estado nacional (que ejecuta el acueducto sur) que demostró que sin este elemental presupuesto económico y técnico, son demasiado altas las chances de enfrentar sobrecostos y recálculos durante la ejecución.
El cambio de trazas implica modificar los diámetros de los tubos a utilizar, además los estudios de suelos hechos en los meses de suspensión de la licitación.
Los sistemas serán de menores dimensiones y por lo tanto menos críticos sus eventuales problemas.
En todos los casos, salvo uno, la fuente de captación es el río Paraná, a excepción del sector noroeste que se ha previsto alimentar a partir de una toma, en el río Dulce, en un emprendimiento conjunto con la provincia de Santiago del Estero.
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