La gestión de Romina Picolotti al frente de la Secretaría de Medio Ambiente llegó a su fin. Ayer, al caer la tarde, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, le pidió la renuncia por orden de Cristina Kirchner. “La presidenta está desilusionada con tu gestión”, le dijo con crudeza. Casi en paralelo, la mandataria le ofrecía el cargo a Homero Bibiloni, el segundo del área hasta 2006.
Según fuentes oficiales, la decisión de CFK tuvo que ver con una subejecución del presupuesto del área del 40% y “los 70 mil dólares gastados en viajes al exterior en seminarios, cursos y talleres de funcionarios en los últimos 20 días”. “No podes tener subejecutado el presupuesto y a la tropa viajando por el mundo”, se quejó la fuente.
Hasta ahí la historia oficial. Pero en rigor, se supo que a Cristina le molestó, y mucho, que Picolotti ventilara por los medios su enojo por el reciente veto presidencial a la ley de protección de glaciares. La norma creaba el Inventario Nacional de Glaciares y prohibía en sus cercanías explotaciones de cualquier tipo: mineras, petrolíferas o industriales en general. El polémico veto había generado la indignación de ambientalistas y opositores, que deslizaron sospechas de motivaciones fiscales o de negocios en esa medida. Incluso, allegados a Picolotti dijeron a El Cronista que con esa decisión presidencial, la ex funcionaria consideró “cerrada su etapa en el Gobierno”, aunque reconocieron que el “despido” la tomó por sorpresa. “Romina está dolida pero agradecida al matrimonio Kirchner por haber confiado en ella para la gestión”, repetían anoche sus allegados.
También en la jefatura de Gabinete mascullaban bronca contra Picolotti. Anoche la acusaban de haber “direccionado” el viernes último un reclamo de Greenpeace por la reglamentación de la ley de Bosques contra el área que conduce Massa. “Es un tema específico de Ambiente”, dijeron.
En términos políticos, la renuncia de Picolotti amerita también otra lectura. La ahora ex secretaria era una de las pocas funcionarias vinculadas al ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que aún sobrevivía en el Gobierno. Semanas atrás, otro albertista, el ex superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli, fue echado por sus diferencias con la ministra de Salud, Graciela Ocaña, por el origen de los fondos de la campaña electoral.
El propio Fernández –quien la llevó al Gobierno luego de que su nombre cobrara notoriedad como abogada de los ambientalistas de Gualeguaychú que rechazaban la instalación de la papelera Botnia en Fray Bentos– había salido a “bancar” a Picolotti en 2007, cuando una investigación periodística denunció supuestos manejos irregulares en el área. Hoy la Justicia la investiga por malversación de fondos.
Anoche se especulaba con la posibilidad de que la salida de Picolotti de Medio Ambiente vaya de la mano de un endurecimiento en la política oficial hacia los asambleístas que mantienen cortado el puente hacia Uruguay, luego de que trascendiera una supuesta promesa de Cristina a su colega Tabaré Vázquez de ordenar el desalojo de esa vía.
Una funcionaria que convivió con la polémica
Picolotti llegó a la secretaría de Medio Ambiente a mediados de 2006 de la mano del entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en pleno conflicto con el Uruguay por la instalación de la pastera Botnia en Fray Bentos. Entonces, esta abogada cordobesa–fundadora de la Fundación Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA)–se desempeñaba como letrada de los ambientalistas entrerrianos cuando el gobierno de Néstor Kirchner la convocó, en el marco de una estrategia de fuerte respaldo a la protesta de Gualeguaychú contra la papelera finlandesa, lo que le valió un conflicto diplomático con Uruguay que sigue sin resolverse. Amén de este tema, la gestión de Picolotti no estuvo ajena a la polémica. En 2007, una investigación periodística la acusó de manejos irregulares del presupuesto de su dependencia y el nombramiento de familiares y colaboradores cercanos. Además, la ahora ex funcionaria, sostuvo una sorda interna con la Cancillería por la estrategia adoptada ante La Haya en el tema de las papeleras y recibió duras críticas por la demora en la limpieza del Riachuelo y el control de los incendios de pastizales que se registraron este año en medio de la pelea con el campo.
Respaldo
El jefe de Gabinete, Sergio Massa, respaldó a la ministra de Salud, Graciela Ocaña. “Yo la banco a muerte. Trabajamos juntos por los jubilados, cuando estaba en el Anses y ella en el Pami. Hizo un muy buen trabajo, y somos amigos”, dijo el funcionario. El respaldo de Massa fue tras las críticas de Ocaña a la estructura del PJ en la que se apoya actualmente Kirchner, pero también fue un gesto luego de la renuncia de Picolotti, ya que ambas respondían a Alberto Fernández.
Llegó a la Rosada sin saber lo que le esperaba
La relación entre la presidenta Cristina Kirchner y la ahora ex secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, había cambiado en las últimas semanas. La señal fue el veto presidencial a la ley de glaciares. Pero también había un profundo malestar por el mal manejo presupuestario, lo que en el manual kirchnerista despierta enojos.
Claro está que Picolotti tampoco tenía con el jefe de Gabinete, Sergio Massa (de quien dependía en la estructura gubernamental), la relación y cercanía política que tenía con Alberto Fernández, de la mano de quien llegó al gobierno. Con la llegada de Massa también se desataron los rumores de cambios en la estructura de la Jefatura de Gabinete, y entre ellos el nombre de Picolotti estaba a la orden del día. En más de una ocasión desde el entorno de Picolotti tuvieron que salir a desmentir su renuncia.
Pero en el momento menos pensado la noticia llegó. Picolotti percibía el clima hostil de las últimas semanas, y sabía que el punto final lo marcó el veto presidencial a la ley de glaciares. Tras ese gesto pasaron uno días, y cuando el foco no estaba sobre ese hecho, Massa la citó a su despacho y le pidió la renuncia. La ahora ex funcionaria no sabía nada hasta ese momento. Es más, cuando ingresaba a la Casa de Gobierno se cruzó con otro ministro, a quien le comentó algunas de las actividades que tenía previsto para hoy. Minutos después cruzó el salón de los Bustos con la cabeza gacha y contrariada. |
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