Romina Picolotti era una de las funcionarias argentinas cuyo nombre era más reconocido en Uruguay. Fue su notoriedad militante a favor de los ambientalistas de Gualeguaychú, contra la instalación de Botnia, la que la llevó al gobierno argentino.
Pero quien en julio de 2006 se convertía en secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable fue despedida el martes por el gobierno de Cristina Fernández dejando una comprometedora estela detrás suyo. De acuerdo con el diario La Nación, "despilfarro", "mala gestión" y "torpezas ambientales" con inminentes complicaciones judiciales justificaron la salida de una de las más virulentas funcionarias que tuvo la Casa Rosada contra la posición uruguaya por la instalación de la procesadora de celulosa en Fray Bentos.
"AGUANTE". Su activismo pro-Gualeguaychú la llevó al gobierno. Y si bien no fue una de las principales causas de su despido, su actuación estuvo lejos de conformar en la Casa Rosada. A mediados de 2006, el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, creía encontrar en ella la figura que permitiera al gobierno de Néstor Kirchner retomar el control del conflicto por Botnia, según consignó ayer Clarín. Nunca lo logró. Ese mismo matutino resaltó que Picolotti no sólo no aplacó las iras de los "asambleístas" de Gualeguaychú, sino que "se mostró ineficiente para solucionar casi todos los problemas que pasaron por sus manos".
Kirchner le pasó el mando a su esposa, y hace más de dos años que la ruta que une Fray Bentos con Gualeguaychú sigue cortada en el mismo piquete de Arroyo Verde. Y hace más de un año que la fábrica de Botnia está funcionando.
Picolotti militaba en la ONG Centro de Desarrollos Humanos y Ambientales (Cedha), que apoyaba la causa de los asambleístas de Gualeguaychú. Daniel Taillant, su presidente y marido de Picolotti, ambos fundadores de esa ONG, había echado nafta al conflicto con Uruguay al revelar, según La Nación, que una de las ideas de los manifestantes era enviar una presunta "abuela-bomba" (una mujer kamikaze mayor de edad) a la chimenea de Botnia.
"Aguante Argentina, aguante Gualeguaychú", dijo la funcionaria el 14 de julio de 2006, en el teatro de esa ciudad, horas después que la Corte Internacional de La Haya determinó, por 14 votos a 1, desestimar el pedido del gobierno argentino de suspender las obras de la pastera.
DECLIVE
Ese fue el año de auge de esta abogada de 37 años. Había ganado el premio de la Fundación Sophie, de Noruega, por su actuación con los derechos humanos y el medio ambiente. Según publicó ayer Clarín, su currículum señala que en 2006 estuvo incluso candidateada para el Nobel de la Paz.
El presente no puede ofrecerle más contrastes. Citando a fuentes oficiales, La Nación señaló que la causa que impulsa el fiscal federal Guillermo Marijuán por irregularidades en la administración de recursos en la Secretaría de Ambiente "había avanzado más de la cuenta".
El mismo matutino señala que en lo que va del año, la Secretaría de Ambiente sólo había ejecutado el 40% del presupuesto, "mientras que los directivos del área pasaron 70 mil dólares de viáticos por viajes a diversas partes del mundo", entre ellos, Kenia y España.
La presidenta Cristina Fernández no estaba nada conforme con esta situación ni con el desempeño de Picolotti. Un funcionario declaró a ese mismo diario que si bien no habían delitos constatados, sí despilfarro y mala gestión.
Esa historia no es nueva. Ya en julio de 2007, cuando su gestión cumplía un año, una investigación de Clarín titulada "Extraños manejos en la Secretaría de Medio Ambiente" denunciaba casos de nepotismo (contrataciones de parientes y amigos), uso de jets privados para viajes y compra de insumos de dudosa utilidad.
Otros factores, como la inacción a la hora de poner en marcha algún emprendimiento que ayudara a la limpieza del Riachuelo en Buenos Aires (con conflictos y disputas de competencias incluida) más su proyectada ley de protección de glaciares, que prohibía la explotación minera en zonas cercanas, que terminó siendo vetada por la mandataria, terminaron de ponerle la lápida a su gestión.
Cuando el jefe de Gabinete, Sergio Massa, le comunicó a Picolotti su despido, le dijo que Cristina Fernández estaba "desilusionada" con su gestión, según dijeron fuentes oficiales a La Nación.
La Jefatura de Gabinete es otro punto fundamental de esta historia. Picolotti era considerada una funcionaria del riñón de Alberto Fernández, quien dejó el cargo el 23 de julio pasado. Su cese es una cuenta más de un collar de varios "albertistas" que debieron dejar sus cargos, en una nueva señal de las luchas por espacios de poder en el gobierno argentino.
Ya hay un nuevo secretario de Ambiente en Argentina. Se trata de Homero Biblioni. Los carteles que estaban colgados en aquel teatro de Gualeguaychú, aquellos que rezaban "Gualeguaychú no va a aflorar, Romina tampoco", solo son un recuerdo. De hecho, ni siquiera dejó un buen recuerdo en todos los asambleístas, aquellos que, podría decirse, la catapultaron al gobierno.
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