Algunos reconocen haber tenido expectativas tras su asunción, hace dos años y medio. Su proveniencia de una ONG ambientalista alimentaba las esperanzas que terminaron desvaneciéndose con el correr de su gestión. Otros aseguran que jamás tuvieron ilusiones de cambios radicales, más allá de que hubieran existido las mejores intenciones. La partida de Romina Picolotti al frente de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación deja una sensación insípida entre las organizaciones ecologistas de la provincia. La renuncia ya era esperada por todos. El descontento y la desaprobación a la gestión de la abogada cordobesa hacía tiempo que se apoderó de ellos.
Es el caso de Marcos Pastrana, integrante del pueblo diaguita-calchaquí de Tafí del Valle y reconocido militante ambientalista. Reconoce haber tenido esperanzas de cambios tras el nombramiento de Picolotti. “Ella nació de la lucha de los movimientos sociales pero al asumir todo cambió”, sostiene el referente antiminero. “Fue cooptada por el poder y dejó de ser útil. Se transformó en un fusible que se quemó y ahora el Gobierno salió en la búsqueda de otro tipo de discursos”, agregó.
Para Pastrana, los puntos más flojos de la etapa de la ex funcionaria se vinculan a su nula función a la hora de frenar el avance de las explotaciones mineras a lo que se sumó el reciente veto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la ley de protección de glaciares impulsada por Picolotti. “La política pública del Gobierno es negativa en todos los ámbitos y lo ambiental no fue la excepción”, dijo el integrante de la comunidad originaria de los Valles Calchaquíes.
Myriam Genisans, referente de la Asamblea Socio-Ambiental del NOA, reconoce que desde un primer momento, jamás tuvo expectativas puestas en el trabajo de la ex secretaria. Pese a que critica la gestión por la falta de avances que hubo en material ambiental, sostiene que esto también fue responsabilidad del Gobierno nacional.
En su análisis, Genisans razonó sobre la influencia que Picolotti tuvo sobre las organizaciones sociales y sus consecuencias. “Ella generaba sensaciones ambiguas dentro de las asambleas ambientalistas. Algunos todavía creían en ella, mientras muchos otros eran consientes de la realidad. Esta realidad por ahí generaba quiebres internos dentro de las ONGs que nos terminaban debilitando de cara a nuestra lucha”, reflexionó la integrante de Pro-Eco quien adelantó un futuro sombrío si desde el Gobierno no se impulsan medidas radicales como la sujeción de la política minera en manos de la Secretaría de Medio Ambiente.
Desde la Unión de Vecinos del Sur (Univec), Gustavo Masmud, también describió un panorama nebuloso de cara a la gestión del nuevo secretario del área, Homero Bibiloni. Para el ambientalista de La Trinidad, (Concepción), uno de los pilares fundamentales en la gestión de Picolotti fue el Plan de Reconversión Industrial (PRI) a través del cual, según Masmud, se lograron pequeños avances. “Si bien sabemos que lograr un desarrollo sustentable es complejo los resultados hasta aquí nos dejaron insatisfechos”.
El docente del sur de la provincia también reveló un escenario sombrío de cara a lo que se viene, a partir de dos hipótesis. “Mientras el PE no apoye a la Secretaría de Medio Ambiente esta trabajará siempre en forma limitada. Ni siquiera tenía competencia en cuestiones mineras pese a las protestas nacionales que hubo. Otro punto conflictivo será el plan de producción de etanol por parte de los ingenios. ¿Qué pasará con el PRI y el control de las destilerías? ¿Se destruirán más bosques para plantar más caña de azúcar como materia prima del etanol?”, preguntó Masmud.
Matías Berkman de la agrupación Conciencia Solidaria, afirmó que Picolotti debió haber renunciado al mismo momento que la Presidenta vetó el proyecto que protege a los glaciares para no afectar a las multinacionales mineras. “Por más política ambiental que se quiera difundir seguimos encaminados en la industria del saqueo. Las explotaciones mineras, nuevos puertos, las centrales eléctricas y nucleares tienden a este fin. Todo esto pasa mientras los secretarios de Medio Ambiente tampoco tienen demasiado poder de acción”, analizó.
“Hacía rato que debía renunciar”. Así de contundente fue José Palacios, de Pro-Eco, en cuanto al destino que debía tener Picolotti en su cargo. El militante ecologista describió las diferencias que hubo en la secretaria saliente entre sus dos etapas: como titular de la Fundación Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA) y como funcionaria. “Antes de asumir nuestra ONG tuvo contacto con ella. De hecho nos ayudó en causas judiciales que iniciamos por desmontes en Salta. Pero una vez en el cargo, todo fue distinto. Presentamos muchos proyectos ambientales y jamás nos dieron respuesta alguna. Así como esto, no cumplió con deberes básicos como el saneamiento del Riachuelo o la reglamentación de la Ley de Bosques. Su gestión no fue destacable en el marco de un Gobierno en el que los temas ambientales no son una cuestión de Estado”, aseveró Palacios.
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