La falta de agua potable en la localidad despertó la ira de los vecinos sanluiseños que, cansados de tener el vital elemento a cuentagotas desde octubre último, salió a la ruta a manifestarse.
“El martes la presión era muy baja y ayer directamente caían gotas de las canillas”, dijo una vecina a El Litoral. Por ese motivo, decidió salir a la calle y acompañó la movilización que terminó cortando el acceso a la localidad, a la altura del puente.
El intendente Vicente Romero, quien estaba allí con los vecinos, el cura párroco Oscar Barrios y la totalidad de los concejales, comentó que “cuando se solucionó el problema teníamos 170 metros cúbicos de agua por hora, desde ayer dicen que contamos con 6 metros cúbicos, pero lo cierto es que no sale nada”, argumentó el jefe comunal.
Al mismo tiempo, Romero contó que se comunicó con el interventor del Ente Regulador del Agua, Juan Pedro Zubieta, pero “me dijo que Aguas de Corrientes es responsable de la interrupción del servicio”, contó el primer mandatario comunal. Más tarde, la empresa emitió un comunicado donde se desentiende del problema y brinda los elementos necesarios para determinar que no tiene responsabilidad alguna en la cuestión.
Antes de instalarse en la ruta, los vecinos realizaron una asamblea en la plaza principal, donde esperaron pacientemente que se soluciones el problema. Sin embargo, durante toda la mañana no hubo agua. “Esto no tiene que ver con que no paguemos el servicio, nosotros pagamos, pero igual nos cortan el agua”, dijo enfurecida una vecina a este matutino.
“Lo cierto es que no hay una resolución concreta pero se tiene que solucionar. No podemos dejar a una población de 25 mil habitantes sin agua, esto es un caos. Me comuniqué con Zubieta que es lo mas oficial que tenemos y él me dijo que este tema lo supera”, resumió el intendente Romero.
Una vez en la ruta, el sacerdote encabezó una asamblea en la que los propios vecinos decidieron quedarse allí durante toda la noche “y hasta cuando sea necesario”, según adelantaron. En un principio, la idea fue marchar hasta la ciudad de Corrientes, pero no hubo consenso para eso.
Por ello, el intendente y un grupo de concejales decidieron marchar en caravana hasta las oficinas de Aguas de Corrientes en la capital provincial. Mientras tanto, los vecinos en el pueblo esperaban que el agua llegue de alguna manera hasta sus hogares.
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