Dos miembros del Consejo de la Ciudad de Nueva York quieren cerrar el grifo por el que la arcas públicas pierden cada año 1,6 millones de euros. Y lo quieren hacer abriendo otros grifos. Eric Gioia y Simcha Felder presentarán el próximo martes una propuesta de ley para prohibir la compra de agua embotellada por parte de las agencias municipales e incentivar así el consumo de agua corriente, algo que ya hacen ciudades como San Francisco y Seattle.
"El agua de Nueva York está entre las más limpias del país y debemos usarla", declaró la semana pasada Gioia, representante del barrio de Queens, al anunciar esta propuesta, a la que solamente ve ventajas: se liberaría espacio ahora usado en almacenamiento, se reducirían costes y se ayudaría al medioambiente rebajando no solamente desperdicios plásticos, sino también el tráfico de los camiones que hacen las entregas de las botellas y los grandes bidones que se usan a menudo como fuentes.
Este verano, el propio Consejo de la Ciudad había decidido ya voluntariamente prescindir del agua de botella, pero la iniciativa legislativa pretende hacer obligatoria la medida y extenderla a todas las agencias públicas. Y se suma a otra propuesta del alcalde, Michael Bloomberg, que también en verano lanzó personalmente una campaña para potenciar el consumo de agua de grifo entre los ciudadanos.
Ante los reparos de algunos, que siguen viendo problemas de salubridad --si no en el líquido elemento, al menos sí en las vetustas tuberías--, Bloomberg ha predicado con el propio ejemplo: en su oficina ya no se consume agua embotellada y se han instalado filtros en una decena de grifos.
Fuente: El periódico de Catalunya |
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