En la Argentina se intentará contar con una Carta de los Derechos Ambientales y con un Fuero Ambiental, para lo cual la Defensoria del Pueblo de la Nación convocó a 22 Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) en el marco de unas jornadas ambientales que se realizaron en esta Capital y que se clausuraron el último martes.
Un alerta mundial. La placa de hielo Wilkins amenaza desgajarse de la Antártida según una imagen obtenida por el satélite Envisat el 26 de noviembre. Dicha imagen reveló nuevas fisuras (en diferentes colores) que se han formado al este de la isla Latady y parecen estar moviéndose en dirección norte, informó la Agencia Europea del Espacio (ESA en sus siglas inglesas) según se supo a comienzos de esta semana.
Este hecho puede conducir a la apertura del istmo de hielo que ha evitado que la placa se desgaje en la península antártica. Dicho puente de hielo conecta la placa Wilkins con las islas Charcot y Latady. La plataforma helada, de unos 1.500 kilómetros cuadrados, se ha calentando 2.5 grados en cincuenta años.
Acontecimientos como éste fueron anticipados en 1999 por el profesor Juan Jacinto Burgos -ya fallecido- desde la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación. En una oportunidad nos expresó su preocupación porque vivimos en un planeta en el que los países altamente desarrollados como Estados Unidos, Alemania y Japón, tiran al espacio entre 5 y 6 toneladas de carbono por habitante por año. Explicó que la Argentina se ubicaba en la mitad de esos valores pero "no porque seamos buenos sino porque producimos poco".
La verdad es que Burgos, que estaba a cargo del departamento Cambio Global del Clima en la referida secretaría de Estado, se sentía pesimista cuando pensaba en los años futuros, en estos años. "Pesimista por todo lo que veo en el mundo, primeramente la humanidad no puede moderar su crecimiento. Esto significa un mayor consumo.
Todos queremos autos, si es posible más de uno, todos queremos tener las cosas más bellas y el mejor confort -calefacción, aire acondicionado- y eso es un consumo brutal de energía y cada vez echamos más gases que destruyen la ecología de la Tierra.
El hombre con su inteligencia ha roto todos los límites ecológicos imaginables, tenemos más larga vida y si bien en algunos países hay control de la natalidad, a través de la planificación familiar, en general hay una explosión demográfica que no la para nadie. Hoy (1999) somos 5.700 millones de habitantes, dentro de 20 años seremos 10.000 millones. El cálculo es que cada 20 años se irá más o menos duplicando la población. Es decir que va a haber mucho más consumo. Así, el hombre rompe el escudo del ozono, rompe el efecto invernáculo".
Cuando se le preguntó si había forma de revertir esa situación dijo que primeramente, debe haber una mayor moderación en la vida de la gente. Moderación en el consumo, moderación en la ambición -en ese permanente querer tener cada vez más- y debería haber una toma de conciencia porque en el trasfondo de esta cuestión hay un problema ético. La sociedad humana tiene un problema ético y habrá que resolverlo. No se advierte cómo. La gente no escucha a los científicos. Parecería que hace falta que aparezca un profeta que les diga qué es lo que va a pasar. Hace falta que los no contaminados todavía, chicos y jóvenes, aprendan estas cosas.
De esta manera -opinó Burgos- se podría moderar el aumento de la temperatura, el crecimiento del agujero de ozono ya que, por razones dinámicas de la Tierra, el ozono llega a valores muy bajos en determinadas épocas del año.
Ha pasado casi una década y se tienen noticias de las catástrofes naturales pero no de proyectos para revertirlas o atenuarlas porque no hubo precisamente un cambio en la actitud humana o la manifestación de una nueva disposición de ánimo en torno de un tema tan grave para todos.
El tema es tan delicado y acuciante que es necesario trabajarlo en los dos extremos del conocimiento: en las escuelas para enseñar el uso adecuado de los elementos que están ecológicamente castigados y desde la ciencia para hacer proyectos que el Estado asuma.
|
|
|