Tucumán puede ser dentro de 50 años una provincia con su ecosistema devastado o un estado moderno, con baja tasa de natalidad y ubanización imponente pero disfuncional, según proyecciones de expertos consultados por LA?GACETA.
Si no se apuntala la conciencia ambiental en la ciudadanía, si el actual y los sucesivos gobiernos no asumen que tiene que reducir las emanaciones de gases ni tampoco se efectivizan políticas concretas para generar energías limpias, ni se planifica el crecimiento de la capital y de las urbes del interior con mayor concentración poblacional, los escenarios para el futuro tucumano dentro de medio siglo, podrían ser desbastadores.
Al respecto, el doctor en Geología, Rubén Fernández, lamentó que en la provincia no exista una buena gestión ambiental ni esté en marcha una campaña educativa para “concientizar a la gente sobre los daños ambientales que estamos sufriendo”. El geólogo destacó que esa tarea debe ser llevada adelante por el gobierno “pero también tienen que comprometerse los gobernados”. “Hay que hacer obras urgentemente -indicó- para cuidar el ecosistema, como tratar de conservar los bosques de ribera porque así se evitan las grandes inundaciones”, ya que esos árboles y plantas actúan como gaviones (defensas) naturales.
Saturación, tala y quema
El doctor Fernández se quejó porque los daños en el piedemonte tienen como principal agresor al hombre. “Calaron los cerros, quemaron pasturas, sacaron árboles grandes y autóctonos y destrozaron la selva de yungas”, remarcó. Asimismo señaló que las lluvias, de agua como de nieve, provocan en la zona montañosa, la saturación de las rocas. Asimismo subrayó que en el cordón del Aconquija, y especialmente en el camino a los Valles Calchaquíes y a Las Estancias (Catamarca), la roca se debilita por acción del agua que se desplaza con escasa oposición a raíz de la tala indiscriminada y de la quema de pasturas. “Caen tramos de los caminos y las obras de arte (puentes y alcantarillas) se resienten”, explicó.
El profesor de la cátedra de geología para ingenieros, de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT, advirtió: “si hay más inundaciones por acción de la mano del hombre se pierde cada vez más la productividad de los suelos. Además, avanza la salinización en el este tucumano y las zonas de Simoca y de Taco Ralo son las más afectadas”.
En la última Biennale de Arquitectura de Venecia, Italia, sobre ciudades, arquitectura y sociedad al encararse el imparable proceso de urbanización del planeta, se pronosticó que para el año 2050 más de 8.000 millones de personas vivirán en ciudades. Y Tucumán no es ajena a esa tendencia, “si consideramos que la zona del Gran Tucumán se amplía a pasos agigantados edilicia y territorialmente, los countries, que están naciendo como barrios residenciales podrían convertirse en ciudades satélites, como en Buenos Aires, según estimaciones efectuadas por la arquitecta María Graciela Sacriste.
Sobre el particular el catedrático Fernández también catalogó otro aspecto negativo para el medio ambiente, la construcción de countries, porque implica un gran movimiento de tierra, áridos y rocas.
Por otra parte, la División de Población de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), estima que dentro de 50 años en la Argentina habrá más ancianos que menores de 14 años. “La población mayor excederá el número de niños en 2 a 1, porque la tasa de natalidad descenderá de 2,3 que es actualmente, a 1,8. El dato es preocupante porque el recambio generacional se asegura con 2,1 niños por madre”, dijo la gerontóloga Silvia Gascón, de la Fundación Isalud. En nuestra provincia la tasa de natalidad es superior a la de la Nación, es del 19,9 contra 18,5 por mil habitantes.
Según la gerontóloga para el 2050 la gente tendrá mayor longevidad pero menor calidad de vida. “Al amesetarse o dejar de crecer demográficamente, podrían acentuarse las desigualdades socioeconómicas y la cantidad de personas activas no sería suficiente para sostener los sistemas de salud y de previsión social”, indicó.
Riesgos naturales
Temblores y terremotos de mediana intensidad.
Inundaciones en llanura deprimida, en zona pedemontana y en cuencas intermontanas.
Procesos de remoción en masa: flujos lentos y rápidos en áreas montañosas, cuencas intermontanas y llanuras
pedemontanas.
Suelos expansivos: llanuras Pedemontana, Deprimida y Chaco Pampena.
Terrenos solubles: Cuenca Tapia-Trancas, Cuenca Río Nío-Chorrillos y Departamento de La Cocha.
Disoluciones salinas: llanuras Deprimida, Chaco Pampeana y Cuenca Tapìa-Trancas y Valle de Santa María.
Erosión fluvial: en todo el territorio provincial.
Erosión eólica: cuencas intermontanas y llanuras Pedemontana, Chaco Pampeana y Deprimida.
Erosión glacial: área montañosa por arriba de los 3.000 metros de altitud.
Colmatación de embalses (Celestino Gelsi, La Angostura, Los Cardones, etc.)
Formas kársticas (dolinas y sumideros) - sector de cumbres del Noroeste.
Contaminación de aguas subterráneas con arsénico en llanuras Deprimida y Chaco Pampeana. (Graves problemas de salud para más de 120.000 habitantes).
Riesgos por acción del hombre
Explotación de canteras a cielo abierto de áridos y arcillas.
Extracción de áridos en ríos y arroyos en forma irracional.
Malos manejos de suelos agrícolas, formas inadecuadas de labranza.
Deforestación indiscriminada e irracional en las cuencas altas y medias de zonas serranas.
Contaminación de ríos y arroyos de la provincia por desechos industriales y efluentes cloacales. Pozos absorbentes (pozos ciegos o “negros”).
Contaminación de la napa freática en núcleos habitacionales.
Uso indiscriminado de plaguicidas y agroquímicos.
Construcción de viviendas en zonas de potenciales riesgos geológicos (laderas de montañas, terrenos inestables, antiguos lechos de ríos, etc.).
|
|
|