El helicóptero de Daniel Scioli se eleva en el aire y Fuerte Apache se ve desde arriba igual que desde abajo: un grupo de edificios muy castigados, despintados, como a punto de derrumbarse, salpicados por los colores de la ropa que cuelga de los balcones y algunos terrenos baldíos donde se amontona chatarra. El gobernador de Buenos Aires se pone sus Ray Ban, busca un pañuelo en un cajón que se abre debajo de su butaca, se suena la nariz, y entonces Fuerte Apache ya quedó atrás y lo que se ve ahora, desde el cielo, es otra de las villas miseria del conurbano bonaerense.

–¿Qué piensa cuando ve desde acá arriba tantos barrios tan pobres?

–Uf. Que tengo una tarea titánica por delante.

Daniel Scioli visitó ayer Fuerte Apache. Es el primer gobernador de la provincia de Buenos Aires que lo hizo, y lo hizo al estilo Scioli: llegó con una avanzada de ministros y medios para anunciar algunas buenas noticias para los vecinos, 38 días después del asesinato del gendarme Roberto Centeno, ocurrido en una de las esquinas del vecindario. “La inseguridad es mi prioridad”, repitió varias veces, un par de horas antes de que fuera asesinado en Del Viso Emiliano Sonnenfeld y de que en Lanús se produjera una toma de rehenes.
Scioli visitó Fuerte Apache para ver los avances del programa “Soluciones Ya”. Abrió algunas calles antes anegadas, mejoró un poco algunas de las escuelas, les puso juegos a las plazas, pintó cordones, entregó zapatillas, camisetas de fútbol y pelotas. Y todo lo hizo como más le gusta hacerlo: rodeado de medios, sacándose fotos con la gente, soltando frases esperanzadoras aunque a su alrededor se percibía un clima de decadencia. “Hay voluntad y ganas de trabajar”, repitió.
El gobernador llegó al mediodía junto a la primera dama bonaerense, Karina Rabolini, siempre sonriente, y su hija Lorena. La familia inició una larga caminata por las calles de Fuerte Apache: “¡Hola Kirchner!”, le gritó un despistado cuando el gobernador hacía su primera escala, en la escuela 7, donde le mostraron mejoras en un patio.
La llegada de Scioli a Fuerte Apache motorizó de manera sorprendente el trabajo oficial en el lugar. Mientras el gobernador caminaba, a su alrededor se movía un caleidoscopio de pura acción estatal: las topadoras trasladaban tierra de las calles en construcción, los pibes se calzaban las remeras nuevas para jugar un picadito, mientras una grúa gigantesca atrapaba autos abandonados para compactarlos hasta dejarlos cuadrados, a la vez que en una de las escuelas se formaba una fila de vecinos que buscaban conseguir un DNI: “Quise venir ahora porque este año no hay elecciones, no hay especulación”, explicó el gobernador.
“¡Volvé después, Scioli, no nos cagues como hacen siempre ustedes!”, le gritó desde uno de los balcones una vecina que no quiso identificarse ante Crítica de la Argentina. A Scioli lo seguía en su recorrida el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, el jefe político distrital, aliado de los Kirchner pero también del peronismo disidente. En Fuerte Apache hay pintadas que dicen “Curto Conducción”, pero también otras que dicen “De Narváez”: los punteros del barrio no despliegan sus artes gráficas en ese sentido si no tienen la aprobación del jefe.
Curto fue el más repudiado por los vecinos, que celebraron algunas de las propuestas de Scioli pero que reclamaron una necesidad urgente: la construcción de cloacas. El gobernador y su esposa no pudieron evitar tener que dar explicaciones varias veces sobre ese tema crucial: “¡Scioliii! ¡Scioliii! ¡No mires boludeces! ¡Hace 40 años que vivo acá sin cloacas!”, le gritó al gobernador, desde una escalera de un tercer piso de uno de los bloques, una vecina llamada Norma, en el momento en el que Scioli verificaba la construcción de nuevas escaleras de acceso a las viviendas. “Bajá, bajá”, le pidió Scioli a los gritos. La señora le hizo caso e hizo catarsis frente a Rabolini, quien la escuchó atenta y le prometió que la situación va a cambiar. “Las cloacas las tiene que hacer Aysa”, se desligó más tarde Curto.
A Scioli se lo notaba cómodo. Fue y vino entre escuelas y plazas, saludando, siempre sonriente. Junto a él, además de Curto, estaba la ministra bonaerense de Infraestructura, Cristina Álvarez Rodríguez; el ministro de Salud, el médico y periodista Claudio Zin; el ministro de Educación, Mario Oporto, y el ex secretario de Deportes Carlos Bilardo, el más buscado por las cámaras y los vecinos. Como había llegado una hora antes que el gobernador, el ayudante de Diego Maradona en la Selección tuvo tiempo para mirar un picadito en uno de los nuevos potreros del Fuerte.
Scioli terminó su visita dando un discurso desde un escenario en la Plaza de las Américas: “Tengo un fuerte compromiso en la lucha contra las drogas”, dijo entre otras cosas, y recibió de regalo una remera del Manchester United usada por Carlos Tevez, oriundo del Fuerte, que le entregó el hermano del jugador, Diego, vestido entero de Nike.
Cinco minutos después, Scioli, su familia y Curto se subieron a una combi que los dejó en la puerta de su helicóptero. Ya en vuelo, el gobernador le dijo a Crítica de la Argentina que prometía que las acciones en el barrio iban a continuar durante los años que le restan de gestión: “La gente quiere ver para creer y tiene razón”, dijo, mientras se calzaba sus gafas oscuras y el Fuerte Apache, una mancha colorida desde el aire, quedaba atrás, al tiempo que avanzaba la marea gris del asfalto de la Capital Federal.

“Nunca hablé con Kirchner de su candidatura”

– El 10 de diciembre cumple un año de gestión, ¿el trabajo fue más difícil de lo que esperaba?

–Sabía que me enfrentaba a problemas serios y que llevan muchos años. Pero me tengo confianza. Por ejemplo: cambié los viejos bolsones de comida que antes entregaban los punteros por tarjetas de alimentos para que las familias puedan comprar comida.

–¿Tuvo resistencia de los intendentes del aparato del PJ?

–Me siento acompañado. La sociedad de Buenos Aires quería un cambio.

–¿Qué tema le queda por resolver?

–La inseguridad es un tema pendiente. Hay que seguir luchando. Y para eso hay que atacar la pobreza y la indigencia, por eso triplicamos el presupuesto en educación.

–¿Néstor Kirchner será candidato a legislador por Buenos Aires el año próximo?

–Eso se va a resolver el año que viene.

–Usted es el gobernador del distrito: no me diga que no lo sabe o no lo intuye.

–Nunca hablé del tema con Kirchner. Las candidaturas de nuestro espacio se resuelven cerca de las elecciones.

–Varios dirigentes de organizaciones sociales se fueron del oficialismo acusando a Kirchner de haberse recostado en la estructura más ortodoxa del PJ bonaerense. ¿Qué piensa al respecto?

–Éste es un tiempo donde hay que poner acentos en las coincidencias. Es un momento sensible que requiere de solidaridad y prudencia. El sector que más ha notado avances es el que luchó siempre por las reivincidaciones sociales. Además, estoy seguro de que la expresión electoral del oficialismo no va a quedar concentrada en el PJ: va a ser más amplia.

Bilardo en la tierra de Tevez
Carlos Bilardo, ex secretario de Deportes bonaerense, asesor del DT de la Selección, Diego Maradona, es un fanático del fútbol. No lo puede evitar. Ayer, en Fuerte Apache, mientras esperaba que llegue Daniel Scioli, fue invitado a ver un partido en uno de los nuevos potreros del barrio creado por la gobernación bonaerense. Los equipos –blancos vs. azules– estaban integrados por adolescentes y chicos. Bilardo vio el partido parado sobre la raya, concentrado como si estuviera viendo a la Argentina jugar contra Brasil. “¿Los chicos son todos de la misma edad?”, le preguntó al técnico local. “Bien, bien, los veo bien”, analizó el juego frente a Crítica de la Argentina. En un momento, uno de los vecinos del Fuerte, fanático de Estudiantes de La Plata y en consecuencia devoto del Dr., trajo desde su casa una silla para que Bilardo viera el partido sentado. Pero el DT se negó: “No, no, querido. A mí el fútbol me gusta verlo de parado”, se excusó, mientras seguía viendo el match barrial arengando a los pibes. Antes de terminar le hizo una sugerencia al técnico: “Che, hay que sacar las piedras y los vidrios de la cancha”.