Se trata de un emprendimiento de características únicas en su tipo en el país, que puede abarcar casi 300 mil hectáreas de tierras de secano, con un canal principal de unos 280 kilómetros de longitud, 180 de ellos en Río Negro y los restantes 100 kilómetros atravesando el extremo sur de Buenos Aires.
Ese conducto a cielo abierto será como un enorme tajo de irrigación, tomando aguas del río Negro un poco más arriba de la localidad de General Conesa para arrojar sus excedentes en el mar, en cercanías de Stroeder.
El acuerdo interprovincial para ponerle proa a este enorme desafío de desarrollo agroeconómico fue firmado por los gobernadores Daniel Scioli y Miguel Saiz el pasado 2 de mayo, en Carmen de Patagones.
El proyecto recibió el espaldarazo definitivo con el encuentro entre Saiz, el ministro rionegrino de Gobierno José Luis Rodríguez y su par bonaerense de Asuntos Agrarios Emilio Monzó.
Este último funcionario reiteró el compromiso de Scioli y dijo que "el trabajo que ponemos en marcha es una apuesta para vencer -a futuro- los efectos de sequías tan devastadoras como la que sufrimos hoy".
En la reunión se acordó la conformación de un comité técnico que, en el plazo máximo de un año, debe estudiar las alternativas de prefactibilidad para el proyecto.
El intendente municipal del partido de Patagones, Ricardo Curetti, no ocultó su optimismo por la perspectiva de aumentar hasta diez veces la actual rentabilidad de los campos que, en su jurisdicción, podrían beneficiarse con los trabajos.
"Es como empezar a escribir otra historia, porque las buenas cosechas de trigo o alfalfa ya no dependerán del régimen de lluvias, sino de un adecuado manejo del riego" dijo a Télam el jefe comunal.
El desafío que abordan los profesionales es que las obras propuestas tengan una factibilidad razonable de realización y resulten rentables.
En los borradores del plan se anticipa que el agua conducida por el canal principal será distribuida por cañerías impulsadas por bombeo, para la alimentación de sistemas de riego por aspersión a través de pivotes.
La inversión de los estados nacional y provincial sólo comprendería la construcción del canal de 280 kilómetros de extensión, mientras que las obras de ingreso a cada finca serán costeadas por los propios productores
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