Si se mantiene el ritmo de trabajo, el hospital tendrá agua hoy o, a más tardar mañana, resolviendo un serio problema para su funcionamiento ya que lleva diez días sin recibir la provisión de agua potable.
El viernes pasado se terminó la perforación de 86 metros que dio agua y se bajó la luz. Inmediatamente se procedió a la instalación de la bomba, y a la vez comenzaron trabajos de canalización de 1300 metros de recorrido siguiendo el trazado de las arterias céntricas hasta desembocar en el hospital.
Se hará un corte del pavimento para cruzar las cañerías “y aprovecharemos para colocar algunos reductores de velocidad” señaló el director de Obras Públicas Municipal, Julio Servín, a este diario. Se habría logrado la colaboración del Ministerio de Obras Públicas provincial para agilizar todo el operativo instaurado desde el momento que las autoridades sanitarias locales reclamaron urgente resolución a la falta de agua en el nosocomio, desde el viernes antepasado.
Por las características técnicas, el nuevo pozo produce 4500 litros por hora y al comenzar en la tarde del viernes la colocación de cañerías -a cargo de una empresa posadeña- se estimaba para hoy o mañana -como plazo máximo- el comienzo del suministro directo del servicio a la cisterna de 25.000 el y tanque elevado de 10.000 del nosocomio.
“Estaremos controlando para que estas instalaciones sirvan expresamente al hospital y controlaremos juntos para que esta decisión se respete”, dijo el funcionario comunal.
Diez días sin agua
El Hospital local dejó de recibir agua potable desde la red local hace diez días y la atención a los pacientes se torna crítica en esas condiciones.
Tanto la jefa del área programática Zona XIX, Sandra Besold, como la directora del hospital, María Castillo, explicaron que a pesar de la falta de agua se atendieron normalmente los partos, que llegaron a 12. Inclusive se atendieron accidentados.
Ambas admitieron que la situación era preocupante y que, si bien se seguía prestando servicios con un plan de contingencia, se trabajaba con dificultades severas.
El centro de salud no se encuentra cerrado, si bien se evita hacer nueva internaciones y se restringió el horario de atención de los consultorios externos.
Hasta el colapso reciente, un pozo perforado del barrio Maracaná proveía a los habitantes de aquel sector y al hospital simultáneamente. Pero luego fueron incorporándose vecinos del barrio Itatí al punto de ir disminuyendo el flujo al hospital y con los últimos calores- dejándolo literalmente sin agua.
Por eso, las autoridades del hospital piden que el pozo perforado nuevo destine su producción exclusivamente al hospital público para evitar en el futuro sobresaltos y emergencias.
El hospital cuenta con una cisterna de 25 mil litros. Y en esta crisis, el municipio acercó algunas cargas del líquido elemento pero que fueron insignificantes para la demanda: se trata de un establecimiento asistencial con 16 camas. El Soberbio también carece de bomberos voluntarios.
El suministro de agua es un mal crónico de esta ciudad: la red tiene más de 20 años y el sistema está colapsado. En las recientes crecidas del río Uruguay -donde está la toma- la población quedó varios días sin agua. Y, de no mediar medidas determinaciones importantes, el verano se anticipa incierto para una ciudad en constante crecimiento turístico.
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