A los habitantes de Simoca no les sorprende que pueblos de ese departamento ocupen los últimos lugares de un ranking sobre Calidad de Vida realizado por expertos del Conicet y de universidades nacionales. En virtud del estudio, la zona está considerada uno de los peores lugares para vivir.
“La falta de trabajo y los desastres que todos los años causan los ríos que anegan pueblos enteros, son los factores principales de un drama que lleva a la extinción de varias comunidades que están al este de la ruta Nº 157”, dijo Luis Alvarez, párroco de la iglesia de Simoca. El sacerdote agregó que la desocupación creció con la mecanización de la cosecha de la caña de azúcar. “De 100 obreros que pelaban caña, en los surcos sólo quedaron unos 10. El resto tuvo que abandonar el campo para ir a la ciudad”, apuntó.
Según opinó, los ríos Gastona y Chico también contribuyeron a agravar los problemas. Esos lechos, afirmó, se transformaron?en enemigos de la gente. “Cada vez que crecen arrasan con animales, con cultivos y con lo poco que tienen los vecinos. El problema avanza desde hace varios años sin que se hayan adoptados medidas de fondo”, acusó.
Angel Medina, de Los Mendoza, dijo que la pobreza es una pesadilla. “A las necesidades hay que pelearles todos los días. El trabajo es sólo un recuerdo”, remarcó. Según aseguró, la situación se agravó en los últimos tiempos. “Hasta no hace mucho uno podía cultivar algunas hortalizas o frutos y criar animales. Pero ahora no vale la pena; el río te?lleva todo de un día para el otro”, dijo el lugareño.
Otro habitante de la zona, Roberto Mendoza, observó que ese pueblo y otros están condenados a la extinción porque todos los jóvenes aspiran a abandonar el lugar. “Los hijos se van de aquí, con mucha razón. No hay qué hacer por estos pagos”, admitió. Mendoza opinó en similar sentido que Medina, respecto a la profundización del problema con los años. “En mis tiempos uno podía soñar con criar animales o cultivar algo. Mis viejos me enseñaron a preparar la tierra, a lidiar con las cabras y a hacer queso. Hoy en día nada de eso es posible. Las crecidas ahogan los animales, sepultan los cultivos y nos dejan sin nada”, manifestó.
Propuestas
Alvarez sostuvo que la gente del este tucumano debe ser reubicada o beneficiada con proyectos laborales alternativos. “Al problema con los ríos hay que solucionarlo con trabajos de dragado, reencauces?y reforestación de las riberas”, propuso. Opinó también que Villa Chicligasta podría ser un atractivo turístico, a partir de la promoción de la iglesia de la Virgen de la Candelaria, que, según afirmó, es la más antigua de la provincia. “Para que esto sea posible las autoridades deben mejorar los accesos y la infraestructura de servicio”, indicó.
Mendoza, por su parte, remarcó sus prioridades. “Lo único que queremos es trabajo. No pretendemos que nos den plata de arriba o bolsones, porque uno está acostumbrado a ganarse la vida con esfuerzo. Que lo sepan las autoridades”, aclaró.
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