Las corrientes oceánicas, las mareas y la diferencia de temperatura entre la superficie y el fondo del mar pueden explotarse para producir electricidad.
Estos proyectos se multiplican a nivel internacional, aunque por el momento las tecnologías sean aún experimentales.
“Estamos en un estadio que hay que invertir en la investigación, porque a largo plazo, el potencial es inmenso”, subrayó Jean-Louis Bal, director de Energías Renovables de la Agencia francesa del Medio Ambiente y del Control de la Energía (Ademe).
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima en más de 90.000 teravatios por hora (TWh) la probable potencia del conjunto de las energías marinas en el mundo, cifra que contrasta con los 18.000 TWh de la producción mundial de electricidad.
Sin embargo, hay que diferenciar entre el potencial natural “teórico” de esas energías y su potencial “técnicamente explotable”, subrayó Michel Paillard, un especialista francés en energías marinas, al recalcar que también hay que tener en cuenta los obstáculos socioeconómicos y medioambientales.
Experiencias europeas
Las perspectivas siguen siendo “muy interesantes”, subrayó, al recordar que en Europa, florecen actualmente decenas de proyectos.
Las olas permiten accionar turbinas generadoras de energía; a continuación, la electricidad que producen puede ser transportada por una red de cables submarinos hacia las costas.
Portugal experimenta un sistema británico, que es una especie de serpiente compuesta por tres tubos de 150 metros de longitud, que recupera la energía de las marejadillas y que proporciona electricidad a unos 2.000 hogares.
En Francia, el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) pone a punto un proyecto de “sistema eléctrico de recuperación de la energía de las olas”.
Se trata de un enorme flotador en cuyo interior está suspendido un péndulo de 400 toneladas, unido a un mecanismo que permite convertir la energía mecánica en electricidad y cuya prueba en el mar, está prevista para el verano boreal de 2010.
Además, bajo el agua, las eolinas podrían producir electricidad, usando las corrientes para hacer girar las turbinas.
Las corrientes marinas constituyen un recurso energético interesante porque el agua es mil veces más densa que el aire, recuerdan los expertos.
Para ser funcionales, esas eolinas submarinas necesitan una velocidad de corriente superior a un metro por segundo.
La compañía francesa EDF tiene un proyecto de instalación de eolinas para 2011 y 2012, frente a las costas de Bretaña (extremo occidental de Francia), en un sector donde la intensidad de las corrientes alcanza uno de los niveles más elevados de Europa.
Pero el potencial de este tipo de instalaciones es limitado, debido a los pocos lugares en que pueden ser colocadas.
La energía térmica generada por la diferencia de temperatura entre el aire y el agua puede usarse en climatización. El hotel Intercontinental de Bora-Bora, en la Polinesia francesa, está climatizado gracias a una canalización submarina, que enfría sus instalaciones mediante agua helada, a más de 800 metros de profundidad.
|
|
|