A muchos vecinos de la capital y de sectores periféricos los despabiló un ruido distinto al del despertador. La lluvia comenzó a la madrugada. Primero fue suave, pero se fue haciendo más intensa. A las 8 ya era una tormenta que reeditó un drama de todos los años: las inundaciones.
Al mediodía habían sido evacuados más de 250 habitantes de distintos barrios de la ciudad. La subdirectora de Defensa Civil municipal, Silvia Díaz, dijo que la mayoría proviene del sector oeste. Las zonas más afectadas fueron los barrios Alejandro Heredia, El Sifón, El Chivero, El Molino, Margarita, la zona de Ecuador al 1.400, de Venezuela al 1.400 y el barrio Oeste II, entre otras.
Los damnificados fueron alojados en el centro de evacuación habilitado en la escuela Monteagudo. Las cinco aulas destinadas a este fin recibieron 173 personas (121 del barrio Alejandro Heredia; 34 del Juan Pablo I y 14 del Margarita). La capacidad del lugar quedó colmada y se abrió otro centro en la escuela Roca.
“Muchos de los damnificados querían regresar a sus viviendas pocas horas después. Pero las casas no estaban en condiciones. Van a estar en los centros por lo menos hasta mañana (por hoy). Como siguió lloviendo en otros momentos del día, no se puede decir con seguridad cuándo podrán regresar.?Por si llega a haber otra tormenta, tenemos equipos en la calle”, informó Díaz.
Agregó que los damnificados deben comunicarse al 08007770408 o al 4219469 para pedir ayuda.
Avenidas anegadas
La gran cantidad de agua que cayó en poco tiempo (26 milímetros en cuatro horas, según el Servicio Meteorológico Nacional) anegó no solamente barrios periféricos, sino también calles y avenidas céntricas. Muchos vehículos quedaron atascados cuando intentaron pasar por lugares donde el agua cubría el pavimento. En la zona de la plaza Belgrano, los autos avanzaron sobre las caminerías del paseo para no quedar detenidos.
En el interior, si bien hubo anegamientos, no fue necesario evacuar a los pobladores. El ministro del Interior, Osvaldo Jaldo, afirmó que se pudo pasar sin mayores problemas esta primera tormenta gracias a las obras de limpieza de canales y de desagües que realizó el ministerio junto con las comunas y las municipalidades. “El agua se escurrió rápidamente”, destacó el funcionario.
“En algunas zonas, como Aguilares y Concepción, cayeron alrededor de 100 milímetros durante toda la mañana”, informó. Detalló que se hicieron obras de drenaje en Río Chico y Santa Ana, Simoca, Chicligasta y Atahona, “que son zonas que con las primeras lluvias siempre se inundaban”, explicó.
En la Normal
Un enorme susto se llevaron las autoridades de la Escuela Normal al llegar ayer al establecimiento, porque estaba totalmente inundado. De inmediato suspendieron las actividades. “El agua bajaba como cataratas por las escaleras; aparentemente se inundó el primer piso, porque se obstruyeron los desagües”, explicó la rectora, Noemí Guerra.
En tanto, el Servicio Meteorológico Nacional cesó ayer la alerta que había declarado para el NOA; ahora fue irradiado al sector cordillerano. Los frentes de tormenta que se habían instalado sobre Tucumán, Salta, Jujuy y Santiago del Estero disminuyeron su intensidad, según un despacho de la agencia Télam. El director del Laboratorio Climatológico Sudamericano, Juan Minetti, informó que está previsto que hoy se produzcan precipitaciones en distintas zonas de la provincia y la temperatura llegará a los 31º. Según el pronóstico, mañana el tiempo comenzaría a mejorar lentamente. La tendencia puede mantenerse durante el fin de semana.
Cifras de la lluvia
250
personas fueron evacuadas de distintos barrios de la capital.
173
personas fueron alojadas en la escuela Monteagudo.
120
evacuados viven en el barrio Alejandro Heredia.
53
milímetros cayeron en las últimas 24 horas.
26
milímetros cayeron sólo en cuatro horas.
La lluvia se ensañó con el barrio Alejandro Heredia
En menos de tres horas, Defensa Civil tuvo que evacuar a unos 120 vecinos cuyas viviendas se anegaron apenas comenzó la tormenta. Una familia de 20 integrantes prefirió quedarse en su casa, aunque el agua les llegaba hasta los tobillos. La zona más castigada de la ciudad. “Nos da más bronca que miedo”.
Al mediodía, muchas manzanas del vecindario estaban en silencio. Sólo se escuchaba el ruido de las gotas cayendo sobre el agua que cubría las calles. Varias decenas de vecinos ya habían abandonado el barrio Alejandro Heredia, uno de los más castigados por la tormenta de ayer. Sin embargo, en la manzana 19 aún se escuchaban algunos sonidos. Provenían de la vivienda de una numerosa familia que se había negado a dejar el lugar por temor a que les robaran sus pertenencias.
José Santillán, su esposa, sus siete hijas, sus siete yernos y sus cuatro nietos viven en una pequeña casa de mampostería gris en la que el agua ingresó pocos minutos después del comienzo de la tormenta. Los 20 miembros de la familia se negaron a irse. “Una vez se llevaron televisores, sillas y mercadería. Por eso preferimos quedarnos mojados antes que abandonar la casa”, explicó Antonia, la esposa de Santillán.
La familia también decidió quedarse por otro motivo:?se sienten más seguros estando juntos dentro de la casa que afuera, separados. “Uno nunca sabe lo que puede pasar en la calle. Si aquí estamos inseguros, no me quiero imaginar cómo será afuera”, dijo Antonia.
La subdirectora de Defensa Civil municipal, Silvia Díaz, informó que la repartición comenzó a recibir llamados de auxilio poco después de las 9.30. “La mayor parte de los pedidos eran del barrio Alejandro Heredia. Antes del mediodía, con nuestros equipos de calle ya habíamos evacuado a más de 120 personas solamente en ese sector”, explicó la funcionaria.
“Las estadísticas de años anteriores nos ayudan a guiarnos. Nosotros sabemos que cuando llueve más de determinada cantidad, hay lugares donde se presentan problemas, como el Alejandro Heredia. Por eso, nuestros equipos actuaron inmediatamente”, agregó Díaz.
Andaban descalzos
Ayer, en las habitaciones de la casita de la familia Santillán, el agua les llegaba hasta los tobillos. Todos andaban descalzos y los más chicos, sin ropa. Caminaban sin calzado para no arruinar los zapatos y las zapatillas que habían podido salvar de la tormenta. No les importaba que sus pies se hundieran en el barro.
A los más chicos hasta les causaba gracia apoyar sus pies entre los renacuajos que saltaban de charco en charco.
El agua marrón casi tocaba los colchones de las camas más bajas en las habitaciones prefabricadas de madera del fondo. Al lado de un pequeño horno a gas, las más pequeñas trataban de secar la ropa húmeda que llevaban puesta; eran las prendas más secas que tenían.
“Las tormentas nos dan más bronca que miedo. Cómo puede ser que después de tanto tiempo, la Municipalidad nunca haya hecho nada más que darnos colchones que no sirven de nada porque se mojan”, se quejó Antonia.
“En verano sabemos que cuando empieza a llover ya no podemos salir de la casa”, agregó la mujer con indignación. Mientras tanto, intentaba -en vano- sacar un poco de agua de las habitaciones con una escoba.
Los Santillán calculaban que por lo menos les tomaría un día secar la casa -siempre y cuando no llueva de nuevo-. Sin embargo, todos trabajaban denodadamente para hacer un poco más habitables los ambientes. De todos modos, la esperanza era escasa: con una nueva tormenta la húmeda historia se iba a volver a repetir.
Trastornos en todos lados
Las calles céntricas se llenaron de agua en pocos minutos y los peatones se descalzaron para no estropear zapatos o sandalias. Muchos andaban con el paraguas en una mano y los zapatos en la otra. En algunas zonas, como Chacabuco y Bolívar, el agua cubrió las veredas (foto).
Las galerías comerciales y los bares fueron los refugios de los que habían salido de compras o a hacer trámites.
Muchas avenidas y calles quedaron intransitables. Los taxis dejaron de prestar el servicio, lo que causó innumerables trastornos a quienes querían llegar al trabajo o volver a su casa. Incluso algunos colectivos no pudieron ingresar en los barrios inundados y hasta se quedaron varados.
Una gran cantidad de vehículos quedaron detenidos, como consecuencia de los anegamientos en las avenidas Belgrano, Salta, Mate de Luna y Roca. Algunos conductores optaron por dejar los autos sobre las veredas o en estaciones de servicio, hasta que el agua se escurriera .
El pesebre que todos los años arma la Municipalidad capitalina en el puente de la estación Central Córdoba sufrió los embates de la tormenta. Paneles y figuras se cayeron y se rompieron (foto).
Los evacuados recibieron durante todo el día agua mineral. Defensa Civil de la Municipalidad les brindó almuerzo, merienda y cena. A los chicos les distribuyeron golosinas por la mañana y por la tarde. El desayuno y la merienda para ellos consistió en chocolate caliente con galletitas dulces. Para los mayores hubo té o mate cocido.
La erosión del agua barrió el asfalto y dejó al descubierto los adoquines de la intersección de San Martín y avenida Avellaneda
Se anegaron varios pueblos del sur, pero no hubo evacuados
La torrencial lluvia que cayó ayer a la mañana en el sur tucumano no obligó a la evacuación de vecinos a pesar de que varios sectores bajos de varias poblaciones de la zona resultaron anegados. En La Invernada, la ruta 38 permaneció intransitable durante casi una hora a causa del desborde de un canal cercano y cubrió de agua la carretera en un tramo de un kilómetro. En esta ciudad, Graneros, Alberdi, Santa Ana y Monteros llovió intensamente desde las 5 hasta las 7, y cayeron entre 50 y 60 mm. En Santa Ana, Río Chico y Los Agudos se teme que de continuar las lluvias los ríos desborden y los vecinos deban ser evacuados.
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