LOS CRECIENTES apremios de muchas regiones del mundo en materia de abastecimiento de agua potable se entremezclan con las cuestiones políticas, atento a las necesidades de innumerables países de contar con una provisión regular que impida la expansión de las enfermedades y permita un suministro sin mayores dificultades. Por eso es que se ha llegado a señalar a la Argentina como uno de los países en condiciones privilegiadas por su alta disponibilidad, habiéndose creado alrededor de tal concepto la imagen de que se nos observa con particular atención como eventual fuente proveedora para los años venideros.
EN RIGOR, para ciertas áreas del planeta, la falta de agua corriente es un verdadero drama, que se traduce en la muerte de millones de niños. Hoy, aproximadamente una tercera parte de la población mundial habita en áreas con distintos grados de escasez. Y las perspectivas no son nada alentadoras: esa relación crecería a los dos tercios en el año 2025, mientras que a mediados de siglo ascendería a los tres cuartos de la cantidad total de habitantes. Un escenario realmente estremecedor, que obliga a actuar con decisión y con ideas efectivas.
ALGUNOS estudiosos han afirmado que la utilización del agua se multiplicó seis veces en el siglo pasado, nada menos que el doble de lo que creció la población. Pero apenas una mínima parte, alrededor del 10 por ciento, se dedica al consumo humano y a la higiene personal. El 70 por ciento se destina a la producción de alimentos y el resto se orienta a las actividades industriales y a la generación de hidroelectricidad, entre otros fines.
EL MUNDO está hoy, por otra parte, ávido de alimentos. Porque una considerable proporción de sus habitantes soporta agudas necesidades. Para ello, entre otras medidas, será indispensable generar cambios en los métodos de producción. Aunque suene extraño, los especialistas puntualizan que para fabricar una hamburguesa se precisan 10 mil litros de agua.
EN NUESTRO país, afortunadamente, como se ha indicado, las existencias de agua son cuantiosas, aunque con ciertos desequilibrios en cuanto a la posibilidad de su aprovechamiento. En lo general, es preocupante el despilfarro que se hace del líquido en sus diversas formas. Por una parte, al permitir que extraordinarios volúmenes de los principales ríos --el Colorado y el Negro en nuestra región cercana-- se pierdan en el mar; por otra, al persistir en un desmedido consumo en el ámbito hogareño. En los últimos días, mediante diversas campañas de difusión por los medios de comunicación, se alertó acerca de las desmedidas cantidades que se desperdician en los hábitos cotidianos, cuando, con una razonable prudencia, podría efectuarse un ahorro beneficioso para el conjunto de los usuarios.
BAHIA Blanca y Punta Alta, abastecidas desde el complejo Paso de las Piedras, quizás deban atenerse, en el verano próximo a iniciarse, a ciertas limitaciones en el suministro, porque la prolongada sequía deja sus huellas en el dique. Ello impone la conveniencia de actuar responsablemente en el consumo domiciliario, evitando incurrir en demasías que a todos terminan perjudicando.
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