Por tener 1,700 ríos, riachuelos y quebradas, a Puerto Rico se le conoce como el “País de las Aguas”. Sin embargo, este nombre ha perdido brillo a través de la historia.
Según el hidrólogo del Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Jorge Ortiz, todos los cuerpos de agua del interior de la Isla han recibido alguna alteración que ha puesto en riesgo la calidad del recurso, la estabilidad del ecosistema y el suministro de agua potable para las generaciones futuras.
El hidrólogo aseguró que la transformación del paisaje, el desparrame urbano y la desatención de las cuencas hidrográficas de la Isla (porción de terreno donde se acumula el agua que llega a diversos causes) son algunos de los factores que han deteriorado la calidad de los ríos y quebradas.
Ortiz añadió que Puerto Rico enfrenta un problema de contaminación por fuentes dispersas, especialmente en comunidades que no tienen control de las aguas que corren sobre las superficies del terreno. Estas aguas se conocen como “escorrentías”. “Las aguas de escorrentías arrastran todo lo que esté a su alcance, como basura excremento, plaguicidas, detergentes, sedimentos, aceites y otras sustancias peligrosas que finalmente llegan a los drenajes pluviales”, sostuvo.
Filtros en extinción
El profesor de la UPR expuso que los cuerpos de agua responden de forma diferente según las condiciones físicas, geológicas y químicas del recurso. Al carecer de una protección adecuada, pueden perder su capacidad para realizar los propósitos para los que fueron asignados.
Para evitar la entrada de contaminantes potenciales a los cuerpos de agua, Ortiz manifestó que es imprescindible proteger los sistemas de filtración natural, como las quebradas y la vegetación ribereña (vegetación al borde de ríos y quebradas).
Según el experto, las quebradas son vitales para que se lleven a cabo los procesos ecológicos. Además, funcionan como “arterias” que nutren los ríos, purifican el agua y sirven de hábitat para fauna endémica, como los camarones de agua dulce llamados “buruquenas”.
Agregó que la vegetación ribereña también funciona como una esponja que recoge diversidad de materiales e impide que lleguen al agua. Igualmente, sirve para filtrar sedimentos y minimizar la presión de la corriente.
Sin embargo, la vegetación ribereña y las quebradas reciben un impacto negativo inmediato por la construcción desmedida sin planificación, señaló Ortiz. “Rellenan las quebradas y destruyen los bosques cercanos a los ríos para extender las áreas urbanas y urbanizar las rurales sin control”, lamentó.
¿Por qué se secan los ríos?
Este fenómeno es sólo una pequeña pieza del mosaico de problemas que afectan los cuerpos de agua del interior de la Isla. El profesor mencionó que aunque no existe evidencia científica que certifique una disminución significativa en los niveles de agua en los ríos y quebradas, aseguró que visualmente la reducción es incuestionable.
Ortiz indicó que los puertorriqueños carecen de una cultura de conservación de agua. Por esto, “la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) tiende a sobreexplotar los cuerpos de agua superficiales y subterráneos para aumentar la entrada de agua a las plantas de filtración y así poder cumplir con la demanda de agua potable”, explicó.
Por su parte, la coordinadora de la Oficina del Plan de Agua del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Marianela Torres, coincidió con Ortiz, pues aseguró que la mayoría de los cuerpos de agua sufren de explotación desmedida.
Según Torres, la situación se agrava porque los sistemas de distribución de la AAA experimentan una pérdida de 56% del agua potable. Estas pérdidas corresponden a fugas por filtraciones en las tuberías, robos e instalación de medidores inadecuados.
Añadió que la Isla carece de lugares disponibles para la creación de nuevos embalses y la mayoría de los existentes experimentan deterioro en la calidad de las aguas debido a la sedimentación.
Sin embargo, Torres informó que el Plan de Gestión Hídrica del País en 30 años, liderado por el DRNA, pretende paliar la crisis que enfrentan los cuerpos de agua. Los objetivos incluyen la conservación y la protección de los recursos hídricos del país y la promoción del desarrollo sostenible.
Explicó que el nuevo plan pretende disminuir la tasa de sedimentación en los embalses, estabilizar los sistemas acuáticos de agua dulce y proteger las cuencas hidrográficas, así como reducir las pérdidas de agua potable a un 10%.
Impacto
La vegetación ribereña y las quebradas reciben un impacto negativo inmediato por la construcción desmedida sin planificación |
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