La ley de Glaciares quebró al bloque oficialista y mostró las nuevas vetas de un armado político que se derrumba.
Luego de la salida de Felipe Solá, junto a 12 diputados, del portazo que dieron los piqueteros Jorge Ceballos que abandonó la subsecretaría de Organización y Capacitación Popular y Humberto Tumini que dejó la secretaría ejecutiva del Consejo Federal de Derechos Humanos, y del reciente abandono de Gabriela Cerruti al bloque K en la Legislatura porteña, hay un mensaje claro. Kirchner ya no puede mantener su tropa unida. De hecho con cada una de sus decisiones parece que se esfuerza para que se vayan.
La resolución 125, la falta de apoyo político en algunos distritos, el cierre de la transversalidad y la concertación en el PJ, el ninguneo, las alianzas con personajes como Aldo Rico, son algunas de las causas. Al menos, las que se dicen en voz alta.
Hace dos semanas la razón fue “la falta de una política sería en Medio Ambiente”. Así lo define el diputado de Diálogo por Buenos Aires, Miguel Bonasso –otro político que comenzó apoyando las decisiones kirchneristas y hoy se aleja cada vez más del oficialismo-. Y esa razón sumó apoyo. Tantos que, por primera vez en la Cámara de Diputados de la Nación, el oficialismo perdió. Bonasso buscó insistir con el proyecto de ley de Glaciares aprobada recientemente por unanimidad en el Congreso, pero vetada hace diez días por la presidenta Cristina Kirchner.
Ese día, el oficialismo sólo consiguió sumar 90 votos mientras que la oposición logró 107 a favor. A pesar de que esta cantidad no alcanzó los 3/4 de los presentes necesarios para tratar el tema y frustrar el veto presidencial y mantener el proyecto original, la votación dejó claro que hay algunos diputados oficialistas que ya no votan siempre acorde lo que quiere el Gobierno. Fueron 20 los legisladores que se opusieron. Siete legisladores de Frente para la Victoria, dos de la Concertación, otro par del partido fundado por Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero y único radical K que sigue alineado con el ex presidente, uno del partido Renovador de Salta (apoyado por el niño mimado de Kirchner, Juan Manuel Urtubey) y hasta el propio Ariel Basteiro le dijeron que no a las medidas del Gobierno. Además, de cinco del nuevo bloque de Felipe Solá, tres que acompañaron a la indignada Vilma Ibarra y los cada vez más alejados, Claudio Lozano y Bonasso.
El diputado de Diálogo por Buenos Aires afirma: “No es un dato menor que el kirchnerismo haya perdido”. Y asevera que va seguir insistiendo para que sea promulgada la ley de Glaciares y rechazado el veto presidencial. “Evidentemente hay gente del oficialismo que ha votado acorde a su conciencia y en contra de intereses subalternos. Hay que lograr un gran movimiento de opinión pública que defienda los glaciares, y el agua como elemento central. Porque el agua es la vida”, sentencia.
- ¿De qué se trata la ley de protección de Glaciares?
- La ley propone presupuestos mínimos para la protección de glaciares y zonas periglaciares, las que están alrededor. Esta ley fue votada por la comisión de Recursos Naturales y fue llevada al recinto sin observaciones ni incidencias y fue votada por unanimidad en la Cámara de Diputados a fines del año pasado.
El 10 de octubre de este año logró, también por unanimidad, la sanción en el Senado. Sólo faltaba que el Poder Ejecutivo la promulgara. En vez de hacerlo, la presidenta en uso de una facultad constitucional, la vetó. O sea la rechazó con argumentos muy débiles.
- ¿Cuáles fueron los argumentos de Cristina Kirchner para vetar una ley aprobada por unanimidad en el Congreso?
- Algunos fueron suministrados por la secretaría de minería. Consideraban que el proyecto establecía prohibiciones absolutas. Algo que no es cierto. La única prohibición que se plantea es que haya actividades mineras o industriales sobre los glaciares y las zonas periglaciales. O sea, en cualquier otro lugar de la Cordillera, pueden realizarlas. La idea es que no afecten a los glaciares que ya están afectados por el cambio climático. Ante este veto, insistí.
- ¿Cómo fue esa sesión?
- Pedí la palabra para plantearlo en la media hora de preferencia para incluir sobre tablas, o sea directamente en el recinto, la insistencia de este proyecto. Así como la Constitución habilita a la presidenta a vetar, también le permite al Congreso insistir en una ley que voto. En ese momento hubo una serie de chicanas y algunos diputados como Jorge Coscia del Frente para la Victoria se pusieron a hablar más del tiempo permitido y me dejaron sin el uso de la palabra porque se acabó el tiempo reglamentario de media hora que hay para plantear esas preferencias. Ahí pedí a viva que iba a plantear una cuestión de privilegio para poder hablar. Me lo dieron y expliqué que quería que la Cámara insistiera en el proyecto de ley de Protección de los Glaciares rechazando el veto presidencial. Patricia Vaca Narvaja, quien estaba a cargo de la presidencia de la Cámara en ese momento, dijo que como había planteado una cuestión de privilegio, el debate y la votación quedaba para la próxima sesión ordinaria.
Entonces, el diputado Eduardo Macaluse, del bloque SI, planteó un apartamiento del reglamento para que fuera tratado el tema y que se vote. En ese momento se pasó a la votación y, por primera vez, el oficialismo perdió en Diputados. Mi posición tuvo 107 votos a favor, el kirchnerismo 90 y hubo 7 abstenciones.
- Pero no se logró tratar la insistencia…
- No porque no se lograron los 3/4 de la Cámara necesarios para habilitar discutir la insistencia.
- ¿Cómo puede ser que una ley a la que se le dio media sanción por unanimidad, hoy para apenas debatir la insistencia, tenga 90 votos en contra?
- El argumento que planteó el presidente de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi, fue que se estaba preparando un foro con la representación de las provincias cordilleranas para tratar de lograr una ley con más tiempo y más consenso. Y Raimundi le contestó que tiempo había habido de sobra porque esto había sido tratada en comisión y debatido en el recinto. Tanto en Diputados como en el Senado.
- Y se aprobó por unanimidad, así que consenso, había…
- Claro. Había habido las dos condiciones: tiempo y consenso. Pero dejó claro que había intereses mineros.
- ¿Cuáles?
- Podríamos hablar de la Barrick Gold, la empresa canadiense que quiere hacer un emprendimiento minero de enorme importancia económica y de inversión en la provincia de San Juan.
- Rossi, planteó que se necesitaba más tiempo para analizar si se insiste con la ley y anular, así, el veto presidencial, cuando proyectos como la estatización de las AFJP, la expropiación de Aerolíneas o el mismo Presupuesto 2009, salen a una velocidad inusitada…
- En materia ambiental el tiempo es importantísimo porque en poco tiempo pueden suceder daños irreparables. Por ejemplo, hay una versión que la Barrick Gold se propone romper un glaciar y trasladarlo con palas mecánicas a otro lugar. Si se hace un, provoca daño irreversible. Lo mismo pasa con la ley de bosques, de la que sí soy autor, fue promulgada hace un año. En su artículo 42 establecía que en 90 días debía ser reglamentada por el poder ejecutivo. Ha pasado un año y el reglamento no se hizo. Esto es una clara violación de la ley. Ante esta falta es que se sigue desmontando en la Argentina. Y cada semana se derriban más de 5.000 hectáreas de bosques nativos. Y sin reglamento no hay multas que aplicar.
- ¿Qué es lo que está en juego?
- El agua. Para mí no hay nada más importante que el agua. Los glaciares son una reserva de agua congelada sumamente importante, al igual que las zonas periglaciares que alimentan las cuencas de los ríos que van de la Cordillera al Atlántico. Las reservas de agua son estreégicas porque es un recurso escaso. Hay poco agua. Es un problema nacional y mundial que excede los intereses de una provincia. Además, en términos institucionales, ningún foro es más importante que el Congreso de la Nación. El foro de la democracia es el Parlamento. Y es ahí donde se debe discutir la ley y el que le da ese peso. Así que el argumento de Rossi constituye una falta de respeto hacia el Congreso
- Evidentemente hay gente del oficialismo que ha votado acorde a su conciencia y en contar de intereses subalternos. Y espero que sean más porque voy a insistir en el tema. Hay que lograr un gran movimiento de opinión pública que defienda los glaciares, y el agua como elemento central. Porque el agua es la vida.
- Una de las personas que más apoyaban esta ley era la ex ministra de Medio Ambiente, Romina Picolotti…
- Sí, pero a mi juicio cometió el error de hacer la primera reunión del foro del que hablaba Rossi. Se fue sin pena ni gloria. No resistió la ley. La usaron para iniciar el foro y después la despidieron. A las 24 horas fue cesanteada.
- ¿Cuáles son los pasos a seguir para insistir parlamentariamente?
- Vamos a estudiar cuál es el mecanismo reglamentario más adecuado para lograr el apoyo más grande de la sociedad y la posibilidad de insistir con esta ley porque es valiosa. Este proyecto no es mío, pero salió la Comisión de Ambiente que presido. Es de Marta Maffei del Ari, que ya terminó su mandato legislativo. Hay que remarcar que esta ley tuvo el asesoramiento científicoy técnico del Instituto Nacional de Glaciología y temas afines que están vinculadas al Conicet. O sea que estamos hablando de las máximas autoridades científicas del país. Es una ley muy sólida. Y hubo una posición muy firme de apoyo por parte del presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Enrique Martínez, que dijo que era el veto de la Barrick Gold, al empresa canadiense que tiene intereses en la provincia de San Juan. Todas ONGs ambientalistas, las sociedades particularmente perjudicadas por actividades sobre los glaciares, están claramente a favor de la ley. |
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