En cinco años Miguel Bonasso pasó de colaborar con la campaña presidencial de Néstor Kirchner a fogonear la única derrota (simbólica) que el oficialismo sufrió en la Cámara de Diputados. Fue cuando, como titular de la Comisión de Recursos Naturales, decidió insistir con la Ley de Protección Glaciares, vetada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El resultado fue 107 a 90, en favor de levantar el veto. Los votos no alcanzaron porque eran necesarias las tres cuartas partes de los legisladores presentes. Pero para Bonasso, ese número no fue un dato menor. En una entrevista con El Cronista, el diputado analizó la profundización de sus diferencias con Kirchner, con quien no habla hace meses.
–¿El veto a la Ley de Glaciares significó su ruptura final con el kirchnerismo?
–Acá ha habido una escala de desacuerdos desde el arribo mismo de Kirchner al poder. Yo integré su equipo de campaña, pero tuvimos una discusión cuando designó a Scioli como candidato a vice y me fui. Desde ese momento mantuvimos una amistad personal. Ningún vínculo orgánico político, pero sí personal.
–De todas formas, su candidatura legislativa estuvo vinculada con el kirchnerismo.
–Cuando él asumió tomó algunas primeras medidas que fueron muy buenas, que indicaban que receptó lo que sucedió en diciembre 2001; entonces, cuando decido lanzar mi candidatura a diputado, lo hago vinculado a él. Los dos primeros años fueron de una cercanía muy grande. En esos momentos, incluso, estaba cerca de Kirchner gente muy importante como Hermes Binner, a quien incluso el ex presidente pensó en ofrecerle alguna función en la Nación.
–¿Qué fue lo que cortó ese proceso?
–Ahí, en ese momento, existía la posibilidad de construir un gran frente. Algo que ahora está cada vez más lejos. Un armado con los elementos más sanos del PJ y sectores de centroizquierda, para conformar un frente más amplio que el PJ. Eso desgraciadamente, como sabemos, no se dio.
–¿Y comenzó su alejamiento?
–Ese fue el comienzo, cuando le hice algunas críticas a Kirchner en privado.Él me escuchó en silencio y no hizo nada. Después de eso llegó mi primera crítica pública, por la prórroga de las licencias a radios y canales de televisión; que pasó desapercibida para la prensa, pero no para él.
–¿Qué sucedió?
–Yo había dicho que Kirchner estaba rodeado de escorpiones, entonces me llamó y me preguntó cómo, siendo su amigo, lo criticaba así. Me dijo, textual: le estás haciendo el juego a la derecha. Yo le respondí que el que le estaba haciendo el juego a la derecha era él. Luego tuve otra crítica por las elecciones en Misiones (en las que Kirchner apoyó a Carlos Rovira, que buscaba la reelección indefinida) y me llamaron algunos funcionarios de los que manda Néstor para censurar.
–Y luego llegó el veto.
–Sí. En el medio me hicieron esperar más de un año para sacar la Ley de Bosques, que aún no está reglamentada. Y después Cristina vetó Glaciares.
–El bloque K dice que usted quiso hacerle pagar el costo político de sostener el veto presidencial.
–Yo les hice pagar el costo político de votar por la Barrick Gold (multinacional minera). No soy un presidente de comisión decorativo. Ahora volví a presentar un proyecto que es un clon de la ley vetada. Me acompañaron con su firma 14 bloques. Por supuesto que el Frente para la Victoria no, pero sí algunos de sus miembros, como María Cristina Cremer de Busti, vicepresidenta de la comisión de Recursos Naturales. Ella fue una de las diputadas, junto con Mabel Müller, que votó distinto de su bloque, a favor de insistir con la ley. Hubo un desgajamiento del FpV, como es lógico cuando a uno le piden obediencia debida. |
|
|