Las diferencias de criterio entre los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, persisten.
Las razones por las cuales el Gobierno de Quito expulsó a la compañía Odebretch, que construyó la presa hidroeléctrica San Francisco, y luego sometió a un arbitraje el crédito de USD 286 millones, concedido por el Banco de Desarrollo de Brasil, para esa obra, difícilmente serán aceptadas por Lula.
Sin embargo, las tensiones diplomáticas parecen aligerarse de a poco. Un espontáneo y breve abrazo entre los dos mandatarios rompió con un hielo que tiene preocupada a la opinión pública de ambos países.
El tan esperado acercamiento entre Rafael Correa y Lula da Silva se dio ayer durante la rueda de prensa conjunta que ambos presidentes ofrecieron junto con los de Paraguay, Bolivia, México, Venezuela, Jamaica y Honduras. Esto, al finalizar la Cumbre de América Latina y el Caribe para el Desarrollo y la Integración, que se realizó el martes y miércoles en el caluroso balneario de Costa de Sauípe, al norte de Brasil.
Luego del almuerzo los dos mandatarios se reunieron otra vez. Fue una charla que se prolongó por más de 45 minutos, donde participaron los cancilleres. Al término de la cita no se produjeron declaraciones. Correa se desplazó de inmediato a la ciudad de Salvador, por tierra, en un viaje que dura más de una hora.
Antes de partir, Correa dijo en unas declaraciones que el encuentro fue cordial y de respeto. Pero no precisó el retorno del embajador de Brasil a Quito.
Los roces diplomáticos entre Correa y Lula fueron un punto central durante la conferencia con los medios. Esto, luego de que saltaron a los micrófonos varias preguntas orientadas al tema de la moratoria de la deuda externa, declarada hace una semana por Ecuador, y que contó con un moderado y distante respaldo de Hugo Chávez, Evo Morales y Fernando Lugo.
Cuando a Correa y al mandatario de Paraguay se les averiguó si parte de esas moratorias, por supuestos vicios de ilegitimidad, que alegan en sus agendas políticas y económicas, entrarían los créditos concedidos por Brasil, el presidente ecuatoriano dio su versión sobre el asunto.
Insistió, en presencia de Lula, que el conflicto de Odebretch y sus fallas en la construcción de la San Francisco no deben ser un problema entre ambos Estados.
Y menos el proceso arbitral planteado en París, “porque esto se contempla en las mismas claúsulas del crédito del BNDES”. No obstante, Correa aclaró minutos más tarde, ante varios periodistas, que el crédito en mención se seguirá pagando mientras avanza el trámite arbitral. “Eso siempre lo dijimos”.
Correa aseguró respetar al Gobierno de Brasil y querer estrechar sus relaciones. Además que espera recibir con los brazos abiertos en Quito al embajador brasileño, Antonio Márquez Porto, que fue llamado en consultas por Lula el pasado 21 de noviembre, en señal de rechazo. “El llamado a consultas de Brasil lo respetamos, pero no lo compartimos”
El mandatario brasileño, por su parte, guardó prudencia y evitó referirse al tema en público. Sin embargo, el buen humor que imprimió a la rueda de prensa y a su interés porque esta se termine, para poder almorzar, aplacó los ánimos y al salir del salón, se abrazó con Correa. Lo mismo hicieron el experimentado canciller Celso Amorim y el recientemente posesionado Fander Falconí, jefe de la Diplomacia ecuatoriana.
Desde las horas previas a la inauguración a la Cumbre se comentó un esperado encuentro personal entre ambos mandatario. Sin embargo, la idea se fue postergando hora tras horas. Correa ha insistido en no desviar un tema multilateral como la Cumbre de presidentes, con uno de tipo bilateral, pero hasta el cierre de esta edición, él esperaba poder conversar a solas con Lula.
Horas antes, fuentes de la diplomacia ecuatoriana, comentaron a este Diario sobre la importancia que tendría el retorno del embajador Márquez a Quito, como señal de que el enfado de Lula estaría por superarse. Y aunque la fuente consultada dejó entrever que Brasilia tomaría esa decisión en caso de que el proceso arbitral del crédito de BNDES se revea, Correa fue enfático en señalar que esa decisión no será posible.
A este Diario, el Presidente dijo no entender “por qué tendríamos que hacerlo. El arbitraje se contempla dentro el contrato del crédito” y Ecuador no puede renunciar a su derecho de reclamar la ejecución de una obra que no estuvo bien hecha.
Pero el tema de la deuda no estuvo del todo ausente de la cita. Correa, en otro momento, dijo que está dispuesto a ir a los tribunales internacionales si los mercados financieros no aceptan una propuesta para reestructurar los bonos globales del país. La postura cosechó apoyó entre algunos líderes regionales.
“Estamos preparando una propuesta para el mercado y vamos a ver si la acepta. Si no, tendremos que ir a litigio”, dijo Correa.
El mandatario asombró a Wall Street la semana pasada al declarar la cesación de pagos sobre USD 3 800 millones en bonos globales con vencimientos en el 2012, 2015 y 2030.
“En Venezuela, no estamos revisando la deuda pero apoyamos a Ecuador”, dijo el presidente venezolano, Hugo Chávez, durante una rueda de prensa. Hoy a las 11:30, el canciller Fánder Falconí hará una evaluación, en Quito, sobre la cumbre.
Correa viaja a Cuba en enero
El presidente Rafael Correa, realizará en enero próximo una visita oficial a la Habana, Cuba, donde mantendrá varias reuniones con su homólogo, Raúl Castro, y autoridades de ese país, informó ayer la Presidencia
El ministro de Relaciones Exteriores, Fander Falconí, aseguró que la visita de Correa se realizaría entre el 7 y 10 de enero, y la agenda de trabajo se definió ayer en Brasil en una reunión entre Correa y Castro por más de tres horas. Cuba asiste por primera vez a una de estas cumbres, lo que ha sido visto como el fin de la hegemonía de EE.UU. en la zona.
En la cita se discutieron “los temas estratégicos que unen a ambas naciones y la consolidación de las relaciones bilaterales”, señaló la Presidencia en su portal.
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