“Nos cansamos de tanto esperar”. Con esa frase, Marcelo explicó la razón de la zanja que hacía desde la vereda al interior de su domicilio para acceder al agua potable. Sabe que la conexión es irregular, pero al mismo tiempo reconoce que intentó “miles de veces” acceder al servicio como corresponde, es decir a través de la empresa prestataria, pero “jamás” le dieron una respuesta.
Los vecinos que habitan sobre calle Larrea, entre Viñas y Camino Viejo a Esperanza, fueron los que se pusieron de acuerdo para engancharse de la red de agua, que llega hasta Azcuénaga y Viñas. Con ello, la cuadra de distancia que existía entre vecinos que tuvieron la posibilidad de acceder al servicio de otros que, a lo largo de 200 metros, no pudieron y optaron por hacerlo de manera clandestina dejará de dividirlos.
Estaban hartos
“Hace años que venimos pidiendo por el servicio. Pero, según le dijeron a una vecina en Assa, nosotros recién tendríamos agua potable en 2011. Como no podemos seguir esperando, optamos por conectarnos a la red”, indicó Marcelo.
Ponerse de acuerdo y determinar la cantidad de vecinos que se engancharían a la red fue el primer paso que dieron los vecinos de este sector de barrio Acería. Luego, al estar todos dispuestos, procedieron a comprar los materiales y a trabajar. “El fin de semana todos agarramos la pala y empezamos a hacer las excavaciones en la vereda, desde donde pasa la red hasta esta zona, para después pasar la cañería que compró un vecino que es plomero y taparla con la tierra que sacamos”, señaló Marcelo.
La extensión de la red, llevada a cabo por los mismos vecinos, ya fue concluida sobre la vereda. Ahora, lo que faltan es la mayoría de las conexiones domiciliarias, es decir llevar el agua potable al interior de las casas. “Todos trabajamos en la calle, pero acordamos que cada uno se haga la conexión hasta su domicilio”, refirió Marcelo, quien durante la recorrida realizada por El Litoral estaba haciendo una excavación desde la vereda hacia el interior del pasillo donde habita. “Sin agua potable no se pude vivir. De ahí es que nos decidimos a poner un poco de dinero entre todos los vecinos y comprar los materiales para engancharnos de la red. No podemos esperar al 2011”, agregó sin soltar la pala con la que trabajaba.
Consultado sobre el agua que consumía hasta antes de las conexiones irregulares a la red, manifestó tener un bombeador en su casa por donde sale agua, pero es de mala calidad y, según sus palabras, “contaminada”. Asimismo, señaló que a 70 metros de su domicilio hay una canilla pública, que suministra agua potable a través de un mecanismo de carga permanente a un tanque dispuesto allí, pero “no es lo mismo que tenerla en tu casa”.
Usar la canilla
Graciela y su marido también optaron por engancharse al agua potable. Sin embargo, todavía no podrán consumirla desde una canilla propia porque sólo pudieron abonar la conexión en la vereda. “Hasta que podamos llevar el agua adentro de casa seguiremos usando la canilla pública”, dijo la mujer, quien recurre a varias mangueras unidas para conectarlas a la canilla y llenar los tanques que tiene dispuestos en el frente de su casa. “No veo la hora de tener agua de red en mi casa porque con este sistema se desperdicia mucho en la calle”, acotó.
Por último, los vecinos que dialogaron con El Litoral remarcaron ser conscientes de que “no están bien las conexiones clandestinas” que hicieron pero a la vez refirieron estar cansados “de esperar y de recibir promesas”.
EL DATO
Otro pedido
En la recorrida realizada por El Litoral, los vecinos aprovecharon para pedirle a la Municipalidad que mejore la iluminación de las calles del barrio. Asimismo, dijeron que Acería pertenece a la vecinal Juventud del Norte pero pocas son las gestiones de ésta para conseguir beneficios para el barrio.
ADEMÁS
El origen del tanque
“Agua para todos” fue un programa implementado por la Municipalidad en los barrios Las Lomas, Varadero Sarsotti, El Abasto, Los Troncos, La Guardia, Villa Hipódromo, Altos de Nogueras, Cabaña Leiva, Altos del Valle, Estanislao López, Los Ángeles, Juventud del Norte, Pompeya Oeste y La Boca de Alto Verde.
El mismo consistió en el emplazamiento de plantas de tratamiento de líquidos cloacales y reservas de agua potable en áreas no servidas por la ex Dipos, proveyendo en esas zonas todos los elementos materiales, entre ellos los tanques comunitarios de una capacidad de 20.000 litros, y recursos humanos para el fin perseguido.
En el año 1996, cuando la sociedad anónima Aguas Provinciales reemplazó a la Dipos se firmó un acta acuerdo entre ésta y la Municipalidad a través del cual la nueva empresa a cargo de las redes cloacal y de agua potable también se ocuparía del mantenimiento de los tanques instalados en los barrios beneficiados con el programa “Agua para todos” y, por ende, de la llegada del agua potable a ellos. Pero el reclamo por la extensión de la red fue enarbolado durante años por los vecinos y, como no obtuvieron respuestas, decidieron realizar las conexiones clandestinas.
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