El especialista en agroclimatología Eduardo Sierra aseguró en un informe que “aunque todavía no se cuenta con indicadores definitivos acerca de cuáles podrían ser los factores que determinarán la evolución del agroclima durante la campaña agrícola 2009/2010, los datos disponibles apuntan al desarrollo de un nuevo episodio de “La Niña”.
Mientras ese escenario se define, Sierra sostiene que la Niña Débil de la actualidad provocará un régimen de lluvias irregular y una alternancia entre intensas olas de calor y marcados descensos -breves- de temperatura.
Al analizar el escenario de los últimos días, el especialista señala que el Océano Pacífico Ecuatorial volvió a enfriarse levemente, al mismo tiempo que el Océano Atlántico se mantuvo por debajo de su temperatura normal al retrasarse el avance hacia el sur de la corriente marina cálida del Brasil, que no logró desplazar a las aguas frías de la corriente marina de Malvinas.
Eso hizo que el régimen de lluvias disminuyera, lo que acompañado con temperaturas promedio superiores a lo normal -que generaron una elevada evapotranspiración- causaran una disminución de las reservas de humedad de los suelos.
Sierra apunta además a la recurrencia de La Niña para explicar las heladas tardías de mediados de noviembre en distintos puntos del país (buena parte del centro y norte interior de Buenos Aires, el nordeste de La Pampa, el sur de Santa Fe y de Entre Ríos) que afectaron especialmente a los lotes de maíz, que se encontraban vulnerables debido al estrés hídrico que ya venían sufriendo.
Recuerda que hacia fines de noviembre y principios de diciembre, se produjo la activación de las precipitaciones en el Noroeste Argentino, que comenzó a recibir valores abundantes, según es normal en esta época.
“Debido a la influencia de este sistema meteorológico, al mismo tiempo, se produjo un pico de lluvias, que repuso las reservas de humedad en el nordeste de Cuyo, el noroeste de la Región Pampeana y gran parte del Núcleo Agrícola Central, pero dejó sin alivio efectivo a la mayor parte del resto del área agrícola nacional”.
Un alivio desigual
Pero con los mares fríos y la escena de una Niña Débil ese proceso no tuvo continuidad. “Como ocurre en estos casos, el Noroeste Argentino, el oeste de la Región del Chaco y el norte de Cuyo observarán precipitaciones superiores a lo normal, mientras que la mayor parte del área agrícola nacional observará tormentas localizadas, que aportarán un promedio de humedad inferior al normal y con una distribución muy desuniforme en el espacio y en el tiempo, al mismo tiempo que se producirán episodios de granizo”.
Éste es el escenario en el que el especialista pronostica “prolongadas olas de calor que, cada tanto, serán interrumpidos por descensos térmicos de corta duración pero muy marcados”.
“Durante enero se presentará una situación de riesgo, ya que las precipitaciones se concentrarán en los primeros y en los últimos días del mes, dejando un lapso de unas dos a tres semanas con valores escasos, que serán acompañados por altas temperaturas”.
Señala que en febrero “es probable” que las precipitaciones vuelvan a valores -si bien inferiores- más normales a la época, pero siempre con distribución despareja. “En el mes de marzo, al acercarse el inicio del otoño, las precipitaciones incrementarán su intensidad, aunque sin superar” los promedios de la época.
Para la gente de campo recuerda en especial el riesgo de granizos y de enfermedades de fin de ciclo en la soja. Y para el NOA advierte el riesgo de desbordes en los ríos por las precipitaciones zonales.
EL DATO
Recomendacines para el campo
“Será conveniente ir trazando una estrategia productiva”, sugiere Sierra para el escenario que se avecina y que incluye especialmente faltas de lluvias durante enero. “En especial, debe hacerse notar que, para poder implantar adecuadamente la cosecha fina 2009/2010, será necesario comenzar a almacenar agua en marzo, ya que, es probable que las precipitaciones se corten a comienzos de otoño, no aportando humedad desde ese momento en adelante”.
Un pronóstico con desafíos
El pronóstico de lluvias de principio y fin de enero es probable. Las tres semanas de sequía prometen algo más de certeza, al igual que las altas temperaturas. La escena sugiere la necesidad de un cuidadoso manejo del recurso tanto a nivel de suelos como en el plano social.
Para el Este de la región del Chaco, el norte de Santa Fe y el norte de la Mesopotamia, la prospectiva de Sierra señala “precipitaciones algo inferiores a lo normal. La temperatura aumentará en forma muy rápida, dando lugar a fuertes olas de calor, favoreciendo la producción de tormentas de granizo”.
En cuanto al Núcleo Agrícola Central (Este de Córdoba, centro-sur de Santa Fe, sudoeste de Entre Ríos y norte de Buenos Aires), se “observarán precipitaciones irregulares, con prolongados períodos sin lluvias que serán interrumpidos, cada tanto, por intensas rachas de tormentas. La temperatura se incrementará rápidamente, dando lugar a prolongadas olas de calor, con riesgo de tormentas localizadas severas, con granizo y vientos”.
En términos generales, Sierra sugiere que la segunda parte del verano y la primera del otoño “observará una reactivación de las precipitaciones, que aportarán humedad a los suelos, aunque manteniéndose en valores algo inferiores a lo normal y con una distribución despareja y discontinua”.
Para el Este de la Región del Chaco, el norte de Santa Fe y el norte de la Mesopotamia: se observarán precipitaciones algo inferiores a lo normal y temperaturas aún altas, “favoreciendo la producción de tormentas de granizo y los aguaceros torrenciales. Se dará el riesgo de inundaciones localizadas en las cuencas de los ríos de la región”.
Para la zona núcleo Agrícola Central también pronostica la posibilidad de tormentas localizadas severas, con temperaturas por encima del promedio y “un ambiente favorable para las enfermedades y plagas” para la agricultura.
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